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domingo, 2 de septiembre de 2018

Acto de reflexión

Ya estamos en septiembre y después de pasar un verano atípico me he podido plantear muchas cosas...

Me he llevado varias decepciones derivadas de las expectativas puestas en el estudio del máster y de las posibles salidas que este título me brindaría. He visto por los medios lo poco valorado que está un máster ya que cualquier niño rico puede comprarlo sin necesidad de estudiar, cómo algunas empresas de formación online se aprovechan de la necesidad de otras ofreciendo estudios privados a nivel de máster que no lo son en absoluto, he sido testigo directo de ver cómo cuando llevas el San Benito de una profesión es casi imposible deshacerte de él. Todo esto me llevó a pensar "¿realmente no he estado perdiendo el tiempo con estos estudios?" Quiero pensar que no, pero lo cierto es que después de ver todo lo que he visto en apenas un par de meses me entristece y me rompe el alma creer que mis esfuerzos no han servido para nada más que añadir un par de líneas a mi currículo; que nada más ha cambiado.

Por otro lado, la empresa en la que he estado trabajando últimamente me ofreció algo más estable, pero no acepté. Me explico: se trata de una academia situada en una población que está a una media hora en coche de donde yo vivo. Los trabajos que me han ido ofreciendo a lo largo de los últimos dos años ha sido intermitente ya que me ofrecían llevar a cabo cursos subvencionados para parados o para trabajadores, por lo tanto, dependiendo de la tipología del curso me ofrecían más horas, más tiempo o menos, más cerca de casa o más lejos, etc. Por supuesto, la última palabra siempre era la mía y no ha habido ni una sola vez que les haya dicho que no. Estos cursos eran todos de inglés, por lo que mantenían en mí esa falsa sensación de que estaba trabajando de lo mío, aunque yo realmente no lo sienta así. Si quisiera ser maestra habría estudiado magisterio, ¿no? El resultado de todo esto han sido unos horarios y unos ingresos muy bienvenidos pero totalmente irregulares que me he tenido que combinar con mi familia y demás ocupaciones para poder cumplir. A principios de este verano me ofrecieron trabajar un curso entero. Cuando me lo dijeron se me heló la sangre porque ya lo había hecho en otra academia y sabía lo que significaba trabajar con grupos de niños de todas las edades: te tiene que gustar mínimamente o sino acabarás odiándolos a todos. Pero ya no es solo eso, también implicaba que no viera a mis hijas por las tardes y el viaje diario a la población que he mencionado antes por un sueldo bastante irrisorio. Tal vez, la persona que ocupaba este puesto anteriormente ya lo tenía bien, pero también hay que tener en cuenta de que se trataba de una chica de unos veintidós años, sin cargas familiares y que vive a cinco minutos en coche de la academia. Tal vez a ella sí que le cundía. A mí, desde luego que no, así que no me quedó otra alternativa que rechazar la oferta y así fue como me tuve que apuntar al paro. No por rechazar la oferta sino porque hasta ahora me contratan por cursos y en verano no hay ninguno.

Sabía que en septiembre me volverían a llamar para empezar otro curso de inglés. No es una idea que me apasione, pero hasta el momento es el único ingreso real que tengo y acepto encantada cada vez que me llaman. ¿Qué otra cosa puedo hacer? Pero Einstein dijo en una ocasión algo así como que "si buscas un resultado diferente debes cambiar la manera de hacer las cosas", así que actualicé mi currículo y me puse a buscar ofertas de empleo que pudiesen encajar conmigo (y yo con ellas, por supuesto). Me apunté a muchas, me rechazaron en varias sin darme opción a presentarme. Amplié mi radio de actuación y más de lo mismo. Así que aposté por una oferta en el extranjero y ellos sí que mostraron interés en mí de inmediato. A ese puesto postulamos más de doscientas personas, pero después de un proceso de selección que tenía varias etapas me eligieron a mí. ¡A mí! En España me habían rechazado constantemente: sin darme la oportunidad de presentarme o de defender mi trabajo y/o estudios, conociéndome pero priorizando amiguismos, enchufes y favores personales para dar la oportunidad a otra persona que pudiera estar preparada o no, eso no lo sé. En ese país, no solo me querían sino que me ofrecían alojamiento los primeros días, formación específica al inicio y de reciclaje cuando ya me hubiese instalado, facilidades médicas, contrato permanente, un sueldo inicial mayor al de mi marido que lleva veinte años en la misma empresa, ayuda para buscar hogar y regular los papeles y un larguísimo etcétera de ventajas que aquí no se plantea casi ningún empresario que hizo que se me saltaran las lágrimas. No estoy hablando de un país que esté en la otra punta del mundo, sino de uno bien cercano que parece ser que tiene una visión del mercado laboral bien distinta. Al principio dije que sí, pero enseguida me di cuenta de que mi situación personal era mucho más complicada de lo que parece y con esta nueva situación me di cuenta de que no podía simplemente hacer las maletas y largarme dejando a mi familia atrás. Por desgracia y muy a mi pesar (me pasé un día entero llorando) tuve que rechazar la oferta. Sin embargo, ellos no me cerraron la puerta y eso me da pie a pensar que podría arreglar las cosas con tiempo para irme tranquila y sin precipitarme, que pasar un tiempo en el extranjero sería una buena opción a nivel personal y profesional. Incluso es posible que no vuelva a España porque, sinceramente, no veo que haya mucho futuro para las próximas generaciones. Hace años que lo veo, pero la zona de confort es muy potente y cuesta mucho dar el salto y salir de ella.

Durante estos dos meses también he estado barajando la posibilidad de emprender. He estado pensando en algo en lo que me defienda bien y visualizar un posible negocio, pero me está siendo muy difícil. Cuando alguien quiere emprender, no sólo tiene que tener presentes sus fortalezas, sino también las necesidades del público al que se va a dirigir y lo cierto es que todas estas variables me han abrumado un poco y me he desanimado con la idea. Llevo dando clases de inglés prácticamente desde que me gradué de la universidad. Por mucho que me pese, me he especializado en eso porque en eso se basa mi experiencia laboral. Pero no me quiero dedicar a eso y mucho menos si tengo la posibilidad de emprender y elegir cuál va a ser la actividad económica de mi empresa. Lo que sí que tengo claro es que no quiero una empresa física o que requiera un espacio físico y de esta manera me podrá permitir trabajar desde cualquier lugar: la sala de espera del médico, el tren, el parque, mi propia casa o una biblioteca, por ejemplo. Por supuesto que me gustaría sentir pasión por lo que haga, así que he llegado a la conclusión de que debo madurar más todo este planteamiento.

También he pensado en mudarme. Mis padres tienen una casa en un pueblecito que en verano multiplica por diez sus habitantes habituales, pero con el que me he sentido mucho más identificada que con el lugar en el que vivo ahora. Además, la zona en la que vivimos parece un enorme dormitorio en el que la actividad económica está reservada a unos cuantos, a los que llevan toda su vida y varias generaciones aquí, a los que son de la casa tal... y yo ni siquiera me siento parte de este sitio. Si pudiera emprender un negocio con los mínimos que tenía en mente, tampoco importaba demasiado que viviera en una aldea apartada, siempre que hubiera conexión a internet. El problema en este caso es la reubicación de las niñas. Sinceramente, creo que ahora no es el momento de hacer grandes cambios, pero que cuando finalice este curso que está a punto de empezar estaremos en una situación bien distinta para poder tomar decisiones más radicales.

He empezado a leer libros de motivación personal en los que encuentro sabios consejos para educarme financieramente. Por desgracia, el dinero manda y si no cuentas con su apoyo no puedes hacer muchas cosas. Así que instruyéndome y dejándome influir por sabios consejos espero emprender un nuevo sendero que me lleve a algún éxito profesional destacable. De momento, he empezado a probar cosas distintas para encontrarme con resultados diferentes. Tal vez la clave no esté en mis estudios, sino en mis motivaciones, en lo que me guste hacer o en aquello que despierte mi interés. Demasiadas encrucijadas para un verano tan corto, demasiados altibajos para volver a la rutina habitual.

Lo primero y primordial será fijar unos objetivos y después analizar el contexto que los acompaña: ¿A qué me quiero dedicar? ¿Cómo lo voy a conseguir? ¿Esto que estoy haciendo es un buen medio para conseguirlo? Me estoy cansando de soñar y de esperar a que la situación ideal llegue. De hecho, creo que la idea de "situación ideal" solo es una utopía que no se producirá nunca y que no son más que mis propios miedos los que me frenan. Cada vez estoy más decidida a romperme las vestiduras para llegar a otro nivel, todavía inexplorado, al menos para mí.

miércoles, 1 de agosto de 2018

Reorden

Pensando, pensando... sufriendo algún revés y decepción profesional, siendo selectiva con según qué y sobre todo tomando distancia para ver las cosas con perspectiva creo que ha llegado el momento de liarme la manta a la cabeza y de dar un paso al frente.

No voy a desvelar mis pasos de momento, pero cuando tenga las cosas un poco más atadas tal vez dé la sorpresa. Espero que al menos esto me vaya bien y pronto pueda decirlo a bombo y platillo. Sólo puedo adelantar que no seré ni la primera ni tampoco la última que lo haga.

miércoles, 25 de julio de 2018

Abro los ojos y esto es lo que hay

Noto un sabor agridulce porque por fin he conseguido superar los estudios y tengo el máster en el bolsillo, pero no siento la euforia que debería. Tal vez sea porque las cosas se han ido torciendo poco a poco y me he ido desanimando. Por ejemplo, en el lugar que hacía prácticas parecía que tenía la posibilidad de acceder a un trabajo que finalmente no ha podido ser. Y no achaco mi desánimo a ello, pero lo cierto es que ha sido un golpe bajo. También influye que se acabó el curso de inglés, que no pude acompañar a mis alumnas al examen (política de empresa y asuntos personales), que estoy buscando empleo activamente y parece que nada sale, que me he vuelto a engordar y creo que he recuperado todo el peso que perdí yendo a la dietista, que después de ir a la oficina del paro y de trabajar tanto tiempo solo tengo derecho a cobrar durante cuatro meses y que después me va a quedar una miseria porque mi jornada laboral era muy pequeña (es lo que tiene trabajar por horas), que se me pasan los días y no soy capaz de organizarme el tiempo para poderlo aprovechar mejor...

Creo que estoy entrando en una espiral un poco peligrosa... 

Sé que saldré de esta pero cuando miro mi currículum y reviso mis experiencias me da rabia: ¿por qué todo el mundo, a pesar de quedar siempre tan contentos conmigo no me vuelven a llamar para trabajar en una empresa? Sólo se me ocurren dos posibles respuestas: o bien me lo dicen por quedar bien o simplemente son unos falsos. No lo sé. Lo cierto es que he pasado ya por muchas empresas, me he esforzado al máximo para dejar huella y procurar ser la primera opción cuando fuese necesario contratar a alguien más, pero aquí estoy: en mi casa. Mi marido y yo lo hemos estado hablando y creemos que tal vez el físico influya en ese tipo de relaciones, que por mucho que nos pensemos que la valía hay que demostrarla es posible que al final nos hayamos vuelto tan materialistas que nos fijemos en la apariencia física para determinar si un empleado es conveniente o no. Porque es que hoy en día la gran preocupación es aparentar. No hay más que echar un vistazo a las redes sociales para darse cuenta de ello. Por esa regla de tres, ¿qué empresa querría tener a una chica que se acerca a los cuarenta, bajita y gorda entre sus filas? Ojalá me esté equivocando, porque no me puedo imaginar a qué tipo de sociedad nos puede llevar el seguir unos valores tan superficiales... Bueno, sí que me puedo hacer una idea porque en Estados Unidos ya han empezado esta andadura con el cambio de presidente.

Por otro lado está el sentimiento este que me carcome de que estoy viviendo en un lugar que no me corresponde. En esta ciudad/pueblo en el que vivo no me siento integrada. Ahora ya llevo aquí más de media vida y no hay manera. Incluso mis hijas no ven grandes inconvenientes en irnos y empezar en otro sitio. Mi marido no es nacido aquí pero lleva viviendo en este lugar desde los cuatro años y tampoco se siente en casa. Además, esto es una ciudad dormitorio en la que cualquier iniciativa parece estar mal vista y acaba por morir. Es muy difícil triunfar si no eres amiga de, prima de, sobrina de o hermana de. También tienes que seguir la corriente de la mayoría porque sino todavía estás menos considerado. Supongo que es la mentalidad de pueblo llevada al extremo en una población moderada que aspira a ser ciudad, pero que se queda en el camino. Si pienso en mis hijas, en su futuro, ¿qué les espera aquí siendo las hijas de dos extraños? Cada vez veo más claro que nos tenemos que ir. De todas maneras, si podemos permitírnoslo, ya no estudiarán aquí y ellas acabarán por volar del nido bien lejos, allí donde puedan cumplir con sus sueños y ser felices. 

Me parece que ha llegado el momento de pensar en ello seriamente...

martes, 3 de julio de 2018

Esta tarde empiezo la temporada de verano



Tras una época en la que he tenido que poner a prueba mis dotes de malabarista para poder organizar a la gente de casa y los horarios de cada uno para poder llegar a todo, parece que ha llegado la calma. Hoy he acabado el curso más importante de los que estaba haciendo y con él también mi contrato queda rescindido. Así que, aunque en las noticias se empeñen en decir que el paro baja, en breve tendré que ir a apuntarme.

Sigo creyendo firmemente que algo maravilloso me va a pasar, que pronto tendré esa oportunidad profesional que tanto espero. Pero parece que, de momento, toca apartar todo esto y disfrutar del verano y sobre todo de mis hijas y mi marido; que ya va tocando...

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martes, 20 de febrero de 2018

Sin tiempo a amoldarme

Tengo que admitir que me está costando mucho atravesar todo este periodo de cambios. Y lo cierto es que siempre me he considerado bastante camaleónica, pero cuesta mucho adaptarse cuando los cambios son constantes.

Estamos a febrero y todavía me confundo con los horarios de las extraescolares que hacen mis hijas. ¿Por qué? Pues porque estoy totalmente descontrolada... Acabé las prácticas de administrativo en septiembre del año pasado y poco después inicié el nuevo semestre en la UOC, unas semanas más tarde empecé a dar clases de inglés a un grupo de adultos que duró dos meses, enseguida llegaron las navidades, al poco de empezar el año empecé un nuevo curso de inglés por las mañanas, unos días más tarde otro por las tardes, mañana empiezo un tercero que sólo será un día a la semana y a primeros de abril se acabará el curso de las tardes, pero también empezaré con las prácticas del máster. Es decir, que estoy viviendo tantos cambios en tan poco tiempo que no me da tiempo a crear una rutina y siento que se me escapa el control e incluso la gestión de mi propio tiempo. No puedo establecer unos horarios de sueño, de comida ni de hacer ejercicio o incluso de hacer la compra. Eso me genera un estrés que me está empezando a pasar factura. Me noto más ansiosa y eso me hace comer más de la cuenta, sobretodo cosas que no debería, duermo menos y, en general, me veo más deteriorada. Si a eso le sumamos que no soy una fanática de la cosmética supongo que el bache se nota más de lo que me gustaría. Como de costumbre, la gestión económica mensual también está ahí y estos últimos meses estamos ajustando el cinturón a tope para no quedarnos a cero.

Aún así, debo añadir que me siento plena, que todavía tengo ese presentimiento tan fuerte de que algo muy bueno está por pasar en mi vida profesional, que por fin encontraré esa estabilidad que estoy buscando como agua de mayo. Seguiremos informando...

martes, 9 de enero de 2018

¡Empecemos el año!

Lo cierto es que han pasado ya unos días desde que empezó el nuevo año, pero no ha sido hasta ahora que puedo hablar con certeza de mi futuro inmediato.

Trabajo
Ayer me reuní con mi jefa del centro de estudios para el que trabajo esporádicamente y en enero empezaré dos cursos: uno por las mañanas y otro por las tardes (más bien tirando para noches). El horario de la mañana muy bien, pero el de la tarde es bastante incompatible con la vida familiar. En fin, no hay nada más de momento, así que a acogerse a lo que se pueda... La duración de estos cursos es distinta: el de la mañana se alarga hasta principios de julio mientras que el de la tarde supongo que será hasta semana santa, más o menos (todavía no tengo el calendario definitivo).

De momento no tengo ninguna oferta más. La fábrica para la que trabajé no me ha dicho nada, aunque es bastante pronto para tirar la toalla porque me dijo que esperaban hacer cambios a principios de año y que posiblemente me llamaran, pero es que todavía estamos muy a principios de año... La gestoría en la que hice las prácticas de administrativo no me va a llamar para trabajar mientras que esté haciendo los cursillos de inglés porque mi jefa está emparentada con el gestor y él no querrá dejarla sin profesora de inglés a medio curso, así que dudo que me ofrezcan algo. Eso sí, cuando acabe el máster tengo pensado proponerles abrir un departamento de comunicación, que me sorprende que una gestoría de su calibre no cuente con profesionales en esta ámbito. Hasta me he preparado una presentación de Power Point para venderles mi personal branding. No pierdo nada por intentarlo...

Estudios
Lo principal es el máster. Lo cierto es que las asignaturas optativas (las que estoy haciendo ahora) son bastante cañeras, en el sentido de que no me puedo dormir en los laureles con la cantidad de actividades que mandan, pero no se hace pesado, al contrario; trabajar con cierto ritmo lo convierte en algo dinámico, con un ritmo de trabajo bastante soportable. 

Por otro lado, estoy ultimando detalles para hacer las prácticas. Me he estado moviendo para encontrar una empresa por la zona en la que pueda hacerlas presencialmente porque sino me hubiese visto obligada a trasladarme muchos kilómetros cada día o bien a hacerlas telemáticamente, cosa que no me atrae nada porque me da la sensación de que aprenderé mucho menos (he de reconocer que aprender a distancia no ha sido una experiencia que me agrade demasiado y, aunque admito que he aprendido cosas, no me parece que aproveche tanto los estudios como cuando tengo que asistir a clase). El periodo de prácticas es desde abril hasta finales de junio. Me coincide con los cursos de inglés, pero hablando claro con unos y con otros me lo he podido combinar. Aún queda mucho para empezar (casi cuatro meses), pero parece ser que la universidad necesita atarlo todo con bastante antelación.

He dejado un poco de lado el japonés. Papá Noel me trajo unas láminas de vocabulario básico y no fue hasta ayer que las abrí para echarles una ojeada. Con el ritmo que me marcan las actividades de la UOC no tengo demasiado tiempo para estudiar, así que lo he aparcado. Espero poder retomarlo en febrero. En principio la última actividad la tengo que entregar el 2 de febrero y después tendré un descanso hasta que empiece el segundo semestre. A ver si para entonces puedo retomarlo. 

También está el tema del Noken 5, el examen que hice a principio de diciembre. No es que tenga esperanzas de aprobarlo, pero tengo curiosidad por ver la calificación porque no me fue tan mal como esperaba, pero ya digo que de aprobarlo nanai. Para ello tendré que esperarme hasta marzo. No entiendo cómo tardan tanto en corregir unos exámenes que se corrigen mediante una máquina... Con los de Cambridge pasa lo mismo...

Novela
Abandonada totalmente, lo sé. Tengo el archivo guardado, pero no tengo momentos para sentarme y escribir. Lo siento por las personas que de alguna manera han ido siguiendo la historia, pero creo que, al igual que los estudios de japonés, no será hasta que termine este semestre que tenga más tiempo para dedicárselo a otras cosas como, por ejemplo, retomar la historia donde la dejé. Espero poder hacerlo porque de verdad que escribir es una cosa que me gusta mucho, lo malo es que al no tener feedback no tengo ni idea de lo que piensan los lectores ni de si mi manera de redactar resulta atractiva o es, simplemente, un tostón.

Conclusión
En fin, que parece que mi futuro inmediato (al menos hasta julio) está bastante atado. No me preocupo en buscar trabajo en las redes sociales o en portales de empleo por lo mismo. Ahora a ver cómo se tercian los acontecimientos y a esperar a que todo vaya bien.

viernes, 1 de diciembre de 2017

Un año especial y seguimos viento en popa

Estos últimos doce meses han sido tan duros como positivos. Sí, estamos llegando al final del año y me ha dado por hacer un poco de balance...

En diciembre del año pasado recuerdo que tenía muy buenas vibraciones, que tenía un pálpito, una corazonada de que todo iría bien, de que mi vida iba a dar un giro importante, de que algo muy bueno me iba a pasar; y lo cierto es que no he estado tan desencaminada... A pesar de todas las dificultades que se me han ido presentando he podido cerrar todos los proyectos de estudio que acababan este año (no hace mucho que terminé lo del cursillo de administrativo, también pude terminar francés, aunque no he continuado, y el máster sigue adelante según lo previsto), he trabajado en una empresa en la que me he sentido muy acogida, valorada y productiva, también he podido hacer las prácticas del cursillo de administrativo en un centro gestor muy importante de la zona y en el que he dejado una huella muy positiva (que aunque a priori no parezca nada relevante lo cierto es que sí que lo es, que se trata de gente muy influyente) y además me he reencontrado con mi amigo "casi japonés" y he conocido a su mujer (un encanto, de verdad). Lo malo es que fue aquí y no allí, que sería otro sueño cumplido. Sin embargo, lo cierto es que ha sido un año muy especial, duro, pero genial en líneas generales.

En menos de lo que canta un gallo estrenaremos el 2018 y sigo teniendo esta sensación positiva: algo bueno me va a pasar pronto. Tal vez sea porque poco a poco voy cumpliendo mis objetivos y realmente creo que la vida me compensará por tanto esfuerzo, tal vez sea porque me voy dando cuenta de hacia dónde quiero reconducir mi vida profesional, tal vez sea porque estoy conociendo las personas adecuadas para hacerlo, tal vez sea porque voy cerrando temas que tenía abiertos, tal vez sea porque viva engañada; pero lo cierto es que sigo pensando que pronto encontraré lo que estoy buscando para asentarme profesionalmente.

Como siempre digo, el tiempo pasa sin mirar atrás y en nada podré valorar cómo fue este año que no tardaremos en empezar.

sábado, 28 de octubre de 2017

"Vacaciones"

Y el título de hoy está entre comillas porque realmente no es así. A partir de hoy no tendré que ir a trabajar 8, 9 o 12 horas diarias entre una cosa y otra, sin embargo, tampoco me voy a tumbar en el sofá y a esperar a que aquí me las den todas. Si sigues mi blog sabrás que estoy estudiando para el master, que ya ha empezado, y además me he embarcado con otro idioma totalmente nuevo y foráneo: el japonés. Pero es que además, estoy haciendo algunos cursos online de pocas horas pero muy productivos para reforzar esta nueva faceta comunicativa que estoy desarrollando con la UOC. En resumidas cuentas, he dejado de trabajar (aunque no del todo) y ahora tengo más tiempo para poder estudiar. Sigo teniendo otro tipo de faena, de esa que no se acaba nunca, pero evidentemente esa siempre ha estado ahí.

¿Estoy buscando faena? Pues la verdad es que no, pero sí. No estoy buscando activamente porque me quiero centrar en lo que tengo ahora mismo entre manos, pero si encuentro una oferta interesante ni lo dudo; mando mi currículum y a esperar, porque enviarlo tampoco es garantía de que me llamen... Así que, con unas "vacaciones indefinidas" por delante, me siento muy ilusionada y esperanzada de que pronto se produzca un giro y de que por fin encuentre mi lugar en este mundo, junto con mi familia.

viernes, 28 de julio de 2017

Evaluando mi primer curso de máster en la UOC

Ya cerradas las actas del segundo semestre estoy en situación de hacer una valoración de mi primer contacto con la enseñanza superior online.

La verdad es que el querer es poder y por eso la valoración en general es positiva. Sin embargo, estamos hablando de enseñanza universitaria y eso es sinónimo de un alto grado de exigencia. Por eso mismo puedo decir que es justamente en ese aspecto en el que he fallado más. Aún así, he sido capaz de sacarlo todo adelante, aunque debo admitir que ha sido especialmente duro.

El día tiene 24 horas y si le dedicamos más tiempo a una cosa es porque se lo restamos a otra. Mi tiempo de dedicación a la UOC se vio reducido a causa de la acumulación de tareas que he sufrido sobretodo durante este segundo semestre. Por eso mismo tuve que bajar el listón e incluso tuve miedo de no llegar a dar la talla. Pero aquí estamos. En estos momentos ya me he matriculado para el siguiente semestre, que empezará en octubre, y debo añadir que he aprendido la lección. Eso quiere decir que de cara al próximo curso voy a tomarme las cosas con más calma. Para empezar, esperaré a septiembre para decidir si continuo estudiando francés o si será mejor que me espere un año para ello. De esta manera, podré centrarme sólo en el máster si creyera que fuese necesario. En cuanto al trabajo, estaré trabajando por las mañanas en la fábrica hasta octubre y, en principio, eso será todo, aunque eso dependerá de si finalmente tengo que hacer las prácticas en empresa del curso de administrativo o no y también de si me surge algún otro trabajo. Teniendo en cuenta la situación económica de casa no me puedo permitir el lujo de quedarme parada porque sí.

Después de la autocrítica llega el momento de evaluar la plataforma. Estudiar en la UOC es duro. Para mí ha sido especialmente difícil el no ir a clase y el tener que espabilarme para adquirir los conocimientos necesarios para llevar a cabo las diferentes actividades. Eso ha sido lo que más he echado en falta, aunque supongo que básicamente se debe a que estoy acostumbrada a un tipo de enseñanza que dista bastante de esta. Por lo demás, bastante bien: la plataforma es intuitiva y sigue un patrón de colores totalmente personalizable que ayuda y mucho a clasificar las asignaturas, los apuntes, los dosieres, etc. Los profesores son muy atentos y responden a las dudas en cuestión de horas incluso en los fines de semana. La tutora, un encanto, que me ha respondido incluso preguntas que no eran de su ámbito. Otra cosa que me ha parecido que faltaba era la interacción directa. Con la cantidad de tecnología que tenemos al alcance de nuestras manos me ha parecido raro que no tuviéramos la oportunidad de interactuar mediante Skype, por ejemplo, para concertar horas de tutoría con los profesores colaboradores, con otros compañeros o incluso con la tutora del máster.

Sin embargo, y como he dicho al principio, la valoración general es positiva. De cara al semestre que viene tengo previsto hacer las tres asignaturas optativas dejándome para el siguiente el TFM (Trabajo de Final de Máster) y las prácticas en empresa. Esta última, me preocupa especialmente, pero ya pensaré más en ello un poquito más adelante...

domingo, 2 de julio de 2017

Ha sido duro..

He estado ausente. He abandonado literalmente las redes sociales y podría decir que incluso he eliminado mi vida social de mi horario personal. Un gran sacrificio, sin duda, pero todo tiene un motivo.

En septiembre empecé a estudiar a distancia el Máster de Comunicación corporativa, eventos y protocolo. Un gran reto teniendo en cuenta que no es exactamente mi campo, ya que yo provengo de filología y este máster se corresponde a la rama de comunicación. Sin embargo, si realmente quería desvincularme de la docencia tenía que hacer un giro radical y este fue el camino que elegí. También creí conveniente empezar a estudiar francés. Ya lo había hecho en el pasado, pero aún así quise empezar desde cero para refrescar conocimientos y también para ir más tranquila, por si esto de estudiar a distancia era demasiado duro para mí. Hasta aquí todo bien, todo compatible. 

En diciembre me informaron de que a principios de año empezaría un curso subvencionado de auxiliar administrativo que hacía tiempo que quería hacer, por lo que enseguida me informé y me apunté. En otras palabras, en enero ya estaba estudiando tres cosas a la vez.

En marzo me llamaron para hacer de profesora en unos cursillos que iban a durar tres meses. La verdad es que las condiciones de trabajo me eran muy favorables y la única pega era el horario, que me obligaba a llegar a casa cada día más tarde de las diez de la noche y muchos días ni veía a mis hijas. Sin embargo, seguía teniendo tiempo para todo lo que me había propuesto hacer: por las mañanas iba al curso, podía asistir a las clases de francés y el máster, como era a distancia, lo iba haciendo a ratos. Incluso así, podía plantearme aceptar el trabajo y conseguir un dinero extra que nos vendría muy bien.

Pero es que la cosa no se queda aquí, porque en abril (tal vez dos semanas después de aceptar el contrato de los cursos) me llamaron de una fabrica ubicada en la misma ciudad que vivo para trabajar en las oficinas. Me ofrecían hacer una substitución con grandes posibilidades de quedarme en plantilla. En la entrevista conecté enseguida con la jefa y a los pocos días empecé a trabajar. Aquí la cosa ya se complicaba porque al tener el día veinticuatro horas parecía que no me daba para todo... Por eso decidí "desaparecer" de las redes sociales e incluso abandonar el resto de actividades que llevaba a cabo (incluida mi aportación al AMPA de la escuela). Además, tuve que dejar el curso de administrativo para poder ir a trabajar a la fábrica. Mi gran suerte fue que como ya había superado el porcentaje de asistencia mínima, el hecho de que dejara de ir no fue un escollo insalvable. 

También me pasó algo parecido con francés. Fue un curso del que saqué mucho provecho. El profesor ya me dijo que no tendría que haber empezado en primero, pero me pareció lo más adecuado y no me arrepiento nada. Simplemente tuve que dejar de ir a las clases y aún así pude pasar a segundo con buena nota.

Total, que me encontré con los dos trabajos y el máster. Sí que eran muchas menos cosas que atender de las que tenía de buen principio, pero esto de estudiar a distancia se me hacía muy cuesta arriba y el máster era cada vez más complicado. Pero, por suerte o por desgracia, el tiempo siempre pasa sin compasión y a día de hoy ¡me siento una mujer libre! He acabado el primer curso del máster y aunque aún me queda otro ahora me siento más tranquila, como si empezara las vacaciones. Porque es que además ya he terminado de impartir clases en dos de los tres cursos para los que me habían contratado y eso implica también el tener más tiempo libre. 

Sin embargo, todavía tengo pendiente de hacer las prácticas del curso de administrativo y lo más seguro es que las haga en verano. Y llegados a este punto tal vez te preguntes por qué hago prácticas de administrativo si estoy trabajando en las oficinas de una fábrica y tal vez me las pueda convalidar. Pues haces bien en preguntártelo porque es cierto que podría hacerlo, pero no acabo de ver claro que me quede trabajando allí una vez finalice mi contrato y prefiero curarme en salud y abrirme una posible nueva puerta dándome a conocer en otra empresa.

¿Cuáles son mis planes de cara al próximo curso? Lo cierto es que tengo tantos condicionantes que no estoy segura de lo que pasará. No sé si me renovarán contrato, por lo que no sé cuál será mi autonomía económica para entonces. No sé si la empresa en la que haga prácticas me ofrecerá trabajo al finalizarlas, por lo que no sé si me interesará más cambiar de empresa aunque me renueven. No sé si suspenderé alguna asignatura del máster, por lo que no estoy segura de si podré seguir el plan de estudio que me había planteado desde un principio. No sé cómo me quedará el horario una vez tenga claros el resto de condicionantes, por lo que no tengo ni idea de cómo debería matricularme de francés ya que desde julio me piden que elija la franja horaria que me gustaría. En definitiva, tengo tantas incógnitas que voy a ir pasito a pasito:

Si sigo la línea temporal, lo primero va a ser que me digan cuál es la empresa en la que haré las prácticas y hacerlas. El siguiente será saber si me renuevan el contrato en la fábrica y ahí posiblemente llegue el momento de decidir porque, si la empresa de prácticas me hubiese hecho alguna oferta, a esas alturas ya lo sabría. Después llegaría el momento de pensar en los estudios; una vez claro el plano laboral será más fácil decidir cuál será el académico y en este sentido tendré que decidir sobre qué hacer con el máster y francés. Así que dicho esto, no creo que pueda mover ficha en cuanto a los estudios hasta por lo menos septiembre.

Y hasta aquí la historia y justificación de mi desaparición virtual. Ha sido duro. He pasado muchísimos nervios. He estado muchas noches sin dormir lo que debería. Mi mente se ha visto colapsada en más ocasiones de las que me hubiese gustado. He dejado de banda a mi familia para priorizar mis obligaciones y por fin puedo decir que todo esto va quedando atrás. O por lo menos, esos instantes de tanta tensión sí. Sin embargo, y a diferencia de otros veranos, éste va a ser bastante movidito... porque es que tampoco me puedo olvidar de mi fanfic. Tal y como prometí en su momento, julio ya ha llegado y con él toca publicar capítulos nuevos. Espero que mi proyecto consiga sus objetivos: lectores y crítica constructiva.

sábado, 8 de abril de 2017

¡Y aquí estoy!

Siendo consecuente con mi última entrada aprovecho un ratito que tengo para hacer un resumen de lo que me ha pasado últimamente.

Empecé el máster de comunicación en la UOC. Al principio fue un poco caótico porque no tenía muy claro cómo organizarme la teoría y la práctica, pero poco a poco lo fui desgranando y lo conseguí: primer semestre superado. Ahora estoy matriculada del segundo que son tres asignaturas más. Lo tengo organizado para hacerlo en dos años, por lo que aún me faltará el curso que viene para poder decir que ya lo he terminado del todo.

El curso de francés va viento en popa. Tal y como preví, empezar en primero ha sido una gran elección porque si falto a alguna clase no tengo demasiados problemas para seguir el ritmo al reincorporarme, no utilizo mucho tiempo en casa para repasar contenidos, por lo que ese tiempo lo puedo usar para otras cosas y además tengo la gran suerte de haber dado con un profesor que lo explica todo muy bien y que tiene la paciencia de un santo. Debo añadir, que estoy construyendo una base sólida para seguir aprendiendo en los próximos años: estoy consolidando cosas que ya sabía además de aprender muchas otras nuevas.

Hasta aquí lo que ya dije que haría y que estoy tirando adelante tal y como me propuse al iniciar un nuevo curso escolar. Ahora las novedades:

En diciembre me llamaron del paro para hacer formación subvencionada. Curiosamente había un curso de auxiliar administrativo que me interesaba hacer y que hacía tiempo que le había echado el ojo. Así que me informé y me enteré de que empezaba en enero y de que además lo impartía la academia que me había contratado en verano para hacer un curso de inglés. Con la solicitud que me hicieron en la oficina de empleo me presenté allí y me informé. Total, que me lié la manta a la cabeza y empecé a hacer el curso. En realidad llamarlo "curso" a secas sería incorrecto porque es un equivalente a un ciclo formativo de grado medio, por lo que lo llaman "curso de profesionalización", creo. El caso es que dura desde enero a finales de julio ocupándome todas las mañanas. En esta formación hago cosas como atención al cliente, contabilidad, inglés, ofimática, gestión de archivo, etc. La verdad es que me gusta bastante y estoy aprendiendo muchas cosas.

A finales de febrero, la gerente de la academia me dijo que les habían asignado tres cursos de inglés y que si me interesaba impartirlos. Le dije que sí, pero que tuvieran en cuenta que estaba estudiando por las mañanas. Al final me concedieron los tres (porque no lo tuvieron muy seguro hasta un mes más tarde) y me ocupan parte de las tardes. Por ganas no los haría, pero me hacía falta el dinero, también me motiva que sean de corta duración y que además el horario me permitía ocuparme de mis hijas, cosa que se agradece. Pero es que eso no es todo...

A finales de marzo entré en una aplicación que tengo en el móvil para buscar trabajo y encontré una oferta de una empresa que está ubicada en la misma localidad en la que vivo. Me la estuve estudiando un par de minutos (tal vez menos) y me inscribí. Pasaron dos semanas en las que di por sentado que pasarían de mí, pero me equivocaba; me llamaron para hacerme una entrevista. Fui y enseguida vi interés en contratarme. Las tareas eran de auxiliar administrativa con colaboraciones con el departamento de exportaciones. De hecho, estaban buscando a una persona para cubrir una baja maternal, pero también me ofrecían la opción de quedarme en plantilla si finalmente conectábamos. Es una empresa en plena expansión y no descartan ampliar plantilla si ambas partes congeniamos. ¡Por fin! Parece ser que esta es mi oportunidad de encontrar esa estabilidad que llevo tantos años buscando...

Claro, haciendo el máster a ratos sueltos, asistiendo a las clases de administrativo y trabajando por las tardes en dos empresas distintas me es bastante imposible encontrar un hueco para mí. Debo añadir que he tenido que dejar el curso de francés porque el día no me permitía usar más horas, pero aún así pasaré de curso porque tengo la asistencia necesaria para que me evalúen y además mis notas son excelentes (¡menos mal!). No hablemos, pues, de seguir escribiendo el fanfic, que me encanta hacerlo, pero que no es una tarea que pueda hacer sin un mínimo de concentración y tiempo. Así que hasta julio, que acabaré el curso de administrativo, los cursos de inglés y el semestre del máster (muchas cosas en poco tiempo) no creo que pueda comprometerme a nada más.

Y así están las cosas: un poquito apretadas pero ilusionada y con muchas ganas de seguir adelante. Seguramente pasarán unos cuantos meses hasta la próxima entrada, así que hasta entonces ¡deseadme suerte!

sábado, 1 de octubre de 2016

Maestría

Mis proyectos siguen adelante: he empezado las clases de francés y también he empezado a estudiar en la UOC.

En la primera clase de francés el profesor ya me dijo que podría estar en segundo si hubiera hecho el examen de nivel. Según él, me aburriré en primero, pero le expliqué mis motivos y parece que le medio convencí. Prefiero empezar desde abajo a pesar de haber estudiado francés varios años, haber mantenido la parte oral con parte de mi familia y tener facilidad para aprenderlo. De esta manera refrescaré lo que ya sé y consolidaré una mejor base para seguir estudiando. Además, empezar tan sosegadamente me permitirá ir más tranquila con la UOC.

El máster es lo que más me preocupa. Trabajar online no ha sido nunca mi fuerte, pero le estoy poniendo mucho empeño. Ya he empezado a currármelo y la verdad es que no es fácil, que voy a tener que pencar mucho. Pero no importa. Nadie dijo que sería un camino de rosas. El grado tampoco lo fue y sin embargo lo hice y aquí estoy.

Mi fanfic de publicación semanal sigue adelante. La verdad es que lo lee más gente de la que pensé, pero nadie deja comentarios y no tengo ni idea de si gusta o no. También es cierto que me gustaría llegar a más público, pero es una temática que parece muy limitada, aunque estoy intentado darle un enfoque personal.

En fin, que todo sigue adelante, que tengo la agenda muy ocupada y que a duras penas tengo tiempo para escribir una entrada en mi blog personal.

lunes, 2 de mayo de 2016

La nueva rutina

Ya sé que esta rutina no va a durar mucho, que en un par de meses cambiará, pero también me tendré que acostumbrar a ella, ¿no? 

El miércoles pasado empecé el curso intensivo de las mañanas. Trabajé miércoles y jueves pero fueron jornadas muy ligeras ya que el primer día básicamente hicimos la prueba de nivel y poco más, el segundo fue bastante más intenso y hoy, que ha sido el tercero, hemos apretado un poco más las tuercas. La verdad es que, en contra de lo que yo creía, estoy contenta con las clases. Creo que conecto con el grupo y que aunque me encuentre con diferentes niveles soy capaz de llegar a todos sin hacer la clase aburrida. Al fin y al cabo son cinco horas seguidas de clase e intento mezclar cultura general inglesa con gramática y vocabulario para no convertirlo en un tostón del bueno.

El martes empiezo en la academia por las tardes. La faena está siendo mía para combinármelo con los horarios de las niñas, pero creo que todo será empezar y verme en situación. A partir de mañana inicio la nueva rutina que me durará hasta final de curso, ya que se acabará la academia pero continuaré con el curso intensivo de las mañanas hasta finales de julio. También en el caso de la academia estoy ilusionada porque cuando me fui me quedó un mal sabor de boca pensando que estaba dejando colgada a una persona que había puesto su confianza en mí y ahora esta misma persona me da la oportunidad de desquitarme y acabar un curso escolar.

Pasado el mes de julio no sé qué pasará. De momento, sigo buscando trabajo. También estoy pendiente del calendario para matricularme en el grado superior de administración y finanzas y hacerlo a distancia, que creo que las preinscripciones empiezan esta misma semana. De momento, parece que lo tengo todo más o menos bajo control.

viernes, 15 de abril de 2016

Grandes cambios

Ahora mismo no me queda demasiado claro si soy yo la que está contra el sistema o es el sistema el que esta en mi contra. 

La semana pasada moví ficha para pedir el subsidio por desempleo porque ya se me había acabado el paro. Parecía que entrábamos en una época de tiempos muy difíciles. Empezamos a planear cómo nos lo montaríamos para pagar las facturas, permitir que las niñas pudiesen mantener sus extraescolares (que las pobres sólo hacen una cada una) y seguir llegando a final de mes rezando para que no surgieran más imprevistos. Por suerte y muy sorprendentemente, esta semana, y en cuestión de tan solo unas horas, me he juntado con dos trabajos bien remunerados, relacionados con mis estudios y totalmente compatibles. ¿Qué más puedo pedir? La verdad es que esta noche no he podido descansar mucho porque mi cerebro ha tenido que digerir este nuevo estado tan favorable. No me lo acababa de creer después de tantos meses en casa. Sin embargo, me siento un poco indignada porque ambos trabajos son de profesora de inglés: por la mañana haciendo un intensivo para adultos y por la tarde en la academia donde trabajé el año pasado. No habrá trabajos en el mundo que los dos que me han salido son de lo mismo y precisamente de lo que no quería encasillarme, pero me quedo con la parte positiva y lo bueno es que son trabajos que me permitirán hacer currículum, que me incluyen en un grupo de cotización bastante bueno, que están bien pagados y que sólo duran unos meses. Después ya veremos qué hago, de momento me agarro a lo que hay.

Desde luego la vida da muchas vueltas y no sé qué pasará en julio-agosto cuando acabe de trabajar. Hoy me siento totalmente agradecida por haber encontrado estos dos trabajos.

martes, 5 de abril de 2016

Se acabó lo que se daba...

Se acabó el paro y sigo sin trabajo. He bajado el listón... bueno, de hecho, creo que ya no tengo listón, pero no hay trabajo. El dinero es un problema cada vez más serio y el banco pasa recibos cada mes sin perdón. Estamos sudando la gota gorda, por eso no puedo ser exigente con un posible trabajo. Tenía la esperanza de que me volvieran a coger en la editorial en época de producción, previa al día del libro, pero no ha sido así. El otro día quedé con un par de compañeras de la uni para vernos después de un tiempo y ellas están igual. El estudiar administrativo coge fuerza porque tengo que ser realista y ver la demanda que me rodea y adaptarme a ella si no es que me quiero ir fuera a buscar un empleo. Administrativo, artes gráficas, marketing... ¿Quién sabe? La cuestión es no quedarse con los brazos cruzados.

No, no. La verdad es que si no tengo faena me la busco, la pena es que no es remunerada, pero no paro. Estoy haciendo gestiones en las dos AMPA's que estoy y también coordinando la despedida de los alumnos de sexto de este año porque cabe decir que también estamos con las preinscripciones de la secundaria que mi niña mayor no para de crecer y el curso que viene ya pasa al instituto. ¡Así que aburrirme no me aburro nada de nada!

Hoy llueve y considero que es un día ideal para quedarse en casa y disfrutar de la lectura/escritura, pero no puede ser, mis obligaciones me esperan. Aprovecho que sale el tema para anunciar que estoy trabajando en una segunda novela. Es totalmente diferente de la primera, que era un romance. Ésta es de ciencia ficción o futurista y pretendo que el lector haga una reflexión tras disfrutar de la lectura. Pero estoy empezando y ahora estoy parada. No porque no sepa cómo seguir sino porque no encuentro el momento de sentarme a continuar con la historia. Un amigo muy preciado me aconsejó que difundiera algún fragmento para darla a conocer. Tal vez lo haga. En cuanto a la novela anterior, la que presenté a la editorial dónde trabajé, aún espero respuesta. Cualquier día me lío la manta a la cabeza y la envío a más sitios para ver si hay suerte y alguna casa se muestra interesada.

Seguiré trabajando aunque no cobre por ello, porque yo lo valgo, porque yo lo valoro y porque soy así y no puedo evitarlo.

martes, 1 de marzo de 2016

Se acabó el parón. Nuevas metas

En septiembre entré en el paro y quise hacer un descanso laboral. Enseguida llegó la vuelta al cole y la hice junto a mis hijas, etapa que siempre es especialmente dura si se tiene más de un hij@. Cuando ya estábamos colocados llegamos a la precampaña navideña y decidí, una vez más, quedarme con mis niñas y disfrutarlo junto a ellas, aunque empecé a buscar trabajo. Fui selectiva, lo reconozco. Cuando no tienes formación no te queda más remedio que agarrarte a lo que haya, pero cuando la tienes y sobretodo cuando te ha costado tanto conseguirla, esperas encontrar una oportunidad de demostrar tu valía. No ha sido el caso, de momento.

¿Es que no hay trabajo? Sí que lo hay, pero es indignante que una persona graduada y con buena nota tenga que conformarse con ser una dependienta en una tienda de cualquier ámbito. Y no quiero ofender a ninguna dependienta, que yo lo he sido durante mucho tiempo, pero creo que las personas con estudios deberían tener como mínimo la oportunidad de ocupar puestos de trabajo más afines a sus conocimientos. Por eso nos formamos, para aspirar a algo más.

Me indigné. "¿En qué piensa la universidad cuando decide ofertar según qué carreras?", pensé, "¿Es que no dan respuesta a una necesidad territorial sino a intereses políticos o propios?". Escribí un e-mail de queja y pedí explicaciones a un coordinador de máster. Me citó. Hablamos. Y finalmente, después de intentar venderme su producto y comprobando que venía con las ideas muy claras, me confesó que la universidad no estaba preparada para dar respuesta a un perfil de alumno como el mío: un alumno graduado en estudios ingleses que no se quiere dedicar a la docencia.

Bajé el listón. Decidí que ampliaría mi abanico a la hora de buscar trabajo. Seguí buscando. No encontré nada.

En ese momento me empecé a deprimir. ¿Es que acaso no hay un lugar para mí por aquí? ¿Realmente me tengo que ir? Me lo planteé, pero siendo pragmáticos me di cuenta de que era una locura, que tengo que pensar en mis niñas y en que ellas lo tienen todo aquí. A mí me lo arrebataron todo. No puedo hacerles lo mismo. Así que paré de caer en barrena para reflexionar y ver lo que tenía ante mí. ¿Qué quieren las empresas de por aquí? ¿Qué buscan que mínimamente encaje con mi perfil? ¿Qué es lo que me falta para que en un proceso de selección se lean mi currículum? Pues en la mayoría de los casos, si no en todos, el inglés es un extra a otra cosa y esa otra cosa suelen ser conocimientos de administrativo. ¿Y cuál es el siguiente paso?

Se me acaba la prestación por desempleo. He decidido buscar un trabajo por la zona (a poder ser en la misma población) de lo que sea, siempre y cuando me lo pueda combinar con los horarios de las niñas. Mis padres me pueden echar una mano, pero no pueden ser esclavos de una tarea que pertenece a los padres. Ésta última es mi última condición. Ahora mismo acepto cualquier tipo de trabajo. ¿Significa eso que renuncio a mi ambición en cuanto a encontrar un lugar donde desempeñar una tarea relacionada con mis conocimientos? No, simplemente he decidió quitarme la venda de los ojos, dejar de vivir en una utopía y adaptarme a mi entorno. He decidido seguir formándome. He decidido estudiar administrativo a distancia. ¿Por qué a distancia? La verdad es que me da un poco de respeto, pero sí quiero trabajar no me queda otra. No puedo estar en misa y repicando. Ojalá pudiera, pero sigo siendo humana.

Puedo pedir el subsidio, sí, pero espero no llegar a pedirlo. Sin embargo, esto tiene pinta de seguir así. En mayo empiezan las preinscripciones y matrículas para el curso que viene. He buscado información y creo que como mínimo puedo convalidar dos asignaturas o módulos formativos, por lo que acortará mi tiempo de formación.

Tengo miedo. Pensé que mi formación académica ya estaba concluida, pero no. Tendré que volver a ser estudiante, a los exámenes, trabajos, ... Espero dar la talla una vez más. Espero no dejarlo a medias y tener la tenacidad que se necesita para estudiar a distancia. Y sobretodo espero encontrar un trabajo relacionado con mis conocimientos cuando esto haya acabado. 

Lo peor será el proceso porque espero encontrar trabajo y llevarlo todo adelante a la vez. En el mejor de los casos tardaré dos o tres años en conseguir el título de administrativo. Lidiar con una situacón tan compleja durante tanto tiempo creo que será muy duro. Por eso me da tanto miedo. Pero es que la cosa no se queda aquí: si en septiembre sigo sin encontrar trabajo me apuntará a la EOI para hacer francés. Sí, no es la primera vez que lo digo, lo sé, pero creo que es el camino adecuado. El tiempo lo dirá. De momento, si no pasa nada, el plan es ese. 

Seguiremos informando...

viernes, 8 de enero de 2016

Pensando alternativas

Viendo que el mundo laboral se me resiste me inclino por potenciar otras alternativas que me permitan tener algún ingreso extra. Definitivamente creo que llevaré la novela que estoy escribiendo a la editorial en la que estuve trabajando. Creo que será bueno que los críticos se la lean y me den un veredicto, que me den directrices de cómo mejorarla y es posible que sea capaz de transformarla para que finalmente la pueda publicar y sea leída. Porque al fin y al cabo lo que busca el escritor es que sus obras se lean. 

En estos momentos estoy con las correcciones. Ya he acabado con la primera parte y estoy acabando de corregir la segunda, pero como van por separado creo que en breve enviaré la que ya está terminada para tener una respuesta de la editorial. Como siempre digo, no creo que esta novela acabe publicada pero no pierdo nada por intentarlo. Además también puedo probar en otras editoriales...

Por otro lado, estoy pensando en empezar otra de temática distinta. Estoy pensando en participar en algún concurso literario y para ello necesitaría un texto distinto, no el mismo que voy a ir presentando a las editoriales. Además, es una novela que consta de dos partes y creo que si solo presento una sería como ir cojo a una carrera de velocidad. Tengo varias ideas en la cabeza pero aún no me he decidido. También tengo la adaptación al castellano de una historieta que escribí mientras hacía el grado de inglés, que creo que no está tan mal, que podría explotarlo un poco más. En breve me estudiaré las convocatorias que hay abiertas para este tipo de concurso y que se adecuen a mi estilo y a ver si tengo suerte.

Seguiré informando...

Otra alternativa que me ronda por la cabeza es volver a estudiar. He visto que muchas ofertas de trabajo que me parecen más o menos atractivas requieren que los candidatos tengan cierto nivel en administración. En este caso tengo las siguientes opciones:

  1. Hago una segunda carrera: ADE (Administración y Dirección de Empresa). La gran ventaja es que la imparte la misma universidad donde estudié mi grado, por lo tanto no me tendría que aventurar a nada demasiado nuevo. Las desventajas son varias. Por ejemplo, al ser segunda carrera, gracias a la ley Wert, no tendría derecho a pedir beca por lo que tendría que pagarme la matrícula que ahora mismo está por las nubes. Por otro lado, un grado universitario son cuatro años y aunque me convaliden asignaturas no creo que me baje un año entero. ¡A este paso me estaría toda la vida estudiando! Y para colmo, no puedo olvidar que un grado universitario no es un cursillo y que el nivel de exigencia es altísimo (al menos por mi parte) y me da muchísima pereza someterme a eso de nuevo. Por lo tanto, esta opción queda bastante descartada. 
  2. Hago un ciclo formativo de grado superior en administración y finanzas. La gran ventaja vuelve a ser la distancia. En este caso incluso lo tengo mejor porque este ciclo lo imparten en un instituto de la ciudad donde vivo. El precio también es un factor a tener en cuenta ya que está subvencionado por el gobierno, es decir, que es gratuito. También cabe resaltar que sólo son dos años y no cuatro como la carrera y el nivel de exigencia no creo que sea tan alto como en la universidad. Aquí la gran desventaja es el horario que a pesar de que sea intensivo es de tarde y la verdad es que me va bastante mal para combinármelo con las niñas. Por otro lado, también me asusta que sea un grado superior porque existe el mismo ciclo en grado medio y me da la impresión de que las personas que se matriculen en éste deben tener la base del previo. Tal vez sean temores infundados pero sería una gran pérdida de tiempo empezar este ciclo y darme cuenta al cabo de un mes de que me queda grande...
  3. Hago un ciclo formativo de grado medio de administrativo. Este ciclo lo imparten en el mismo centro que el anterior, el precio también es el mismo, incluso el horario es intensivo de mañana (que me va muchísimo mejor) y, al igual que el de grado superior, son dos años. El gran pero es que tengo miedo de invertir ese tiempo y darme cuenta de que debo invertir otros dos más en hacer el de grado superior porque el nivel es demasiado bajo. Al fin y al cabo un grado medio es el equivalente al haber acabado la ESO. Si sumo los dos ciclos tengo los cuatro años que tendría que invertir en hacer el grado universitario y casi me duele más perder el tiempo que perder el dinero.
  4. Hacer cursillos del paro. En principio están subvencionados por el estado y es posible que me tenga que desplazar. Las características de cada curso pueden variar mucho pero básicamente serán lo mismo. Sin embargo, no sé la validez que tiene un curso de estos ante un ciclo formativo porque lo que está claro es que el número de horas es mucho menor y en el ciclo además tienes que hacer prácticas en empresa.


Y estas son las opciones que estoy barajando. También está la opción que yo considero la más adecuada que es que la propia empresa me forme aprendiendo directamente sus propios sistemas de trabajo y a utilizar las herramientas informáticas y ofimáticas que crean necesarias. Eso me ahorraría mucho tiempo porque en un curso o ciclo siempre me darán una visión general y la empresa me encarrilará hacia donde quieran que me dirija. En una feria de trabajo a la que fui a entregar mi currículum cuando acabé el grado me dijeron que en el fondo no importa demasiado la formación que tengas porque al final será la empresa la que te enseñe cómo trabajar para que les seas más productivo y, personalmente, yo también lo creo. Aunque esta opción es complicada ya que con la de gente que está buscando trabajo actualmente dudo mucho que se produzca una situación así.

Decida lo que decida no podrá ser inmediato porque para inscribirme a cualquiera de las opciones anteriores primero tengo que esperar al periodo de preinscripción o a que salga un curso con esas características. Aún lo estoy sopesando. Simplemente son alternativas que me planteo hasta que encuentre un trabajo y que seguramente llevaré a cabo si ese trabajo no aparece.

lunes, 2 de noviembre de 2015

Demos forma a una vida más sana

Yo creo que a nadie le gusta estar gordo o tener sobrepeso, supongo que a todos nos gustaría gozar de una salud estupenda y la verdad es que en España tenemos la gran suerte de tener a nuestro alcance la dieta mediterránea, la que es considerada la más sana del mundo. Bien, pues desde que estoy en el paro que estoy analizando los hábitos que tenemos en casa y me he dado cuenta de que deberíamos comer más verduras, legumbres y pescados, que abusamos de la carne y los farináceos. También deberíamos reducir o eliminar el consumo de leche de vaca sin abandonar los lácteos. Por otro lado, también deberíamos movernos más: prescindir del coche cuando no sea necesario y como mínimo caminar. 

Mis hijas han crecido (o están creciendo) con unos hábitos de actividad bastante sedentarios. No sé si es porque vivimos en un piso y aquí no pueden quemar lo que quemarían en la calle, pero cuando tenemos que ir andando a algún sitio todo son quejas y reniegos. Es cierto que hay otras madres que dejan a sus hijos en la calle para que jueguen hasta el anochecer, como cuando yo era pequeña, pero la verdad es que las cosas han cambiado mucho y considero temerario dejar a los niños sin vigilancia en estas calles contemporáneas donde hay exceso de desconocidos, coches y personas imprudentes. Yo no me fío, lo que hagan los demás no es mi problema. No es que me justifique por la poca actividad de mis niñas, pero supongo que este es el gran motivo por el que a penas salen a quemar energía a la calle. 

Yo por mi parte he querido confiar en la tecnología para motivarme y moverme más además de poder controlar el ejercicio que hago o no a lo largo del día. Para ello he adquirido una pulsera de actividad y la verdad es que no está nada mal. Llevo una semana con ella y me analiza hasta si las horas que duermo son de calidad o no.

Hoy me he colgado en la nevera una programación semanal de la alimentación que deberíamos seguir para tener una dieta equilibrada. Esta programación me la dio la doctora de cabecera hace tiempo pero la había ignorado hasta hoy. Es bastante simple por lo que solo indica qué tipo de alimentos deberías combinar cada día para que no falten nutrientes a nuestra ingesta diaria, pero no te marca qué tipo de platos deberías cocinar, eso lo deja a tu elección. Por lo tanto, creo que es una guía bastante flexible y a la vez muy útil para empezar a dar forma a una alimentación más sana.

En cuanto a las tareas del hogar, también he querido dar un paso más y confeccionarme una serie de tareas diarias que debo hacer. De esta manera intentaré tenerlo todo más o menos cubierto y que mi casa no parezca un cajón desastre.

En conjunto, estoy intentando cambiar los hábitos de casa para poder proporcionarnos más calidad de vida, más salud y, en definitiva, ser más felices.

miércoles, 7 de octubre de 2015

Una maruja nefasta

Pues después de un mes de estar en casa ya lo puedo asegurar: no sirvo para ser ama de casa. No sé si es que somos muchos y además ahora comemos todos en casa o qué pasa, pero es una pasada la cantidad de faena que se acumula en cuestión de uno o dos días. No doy a basto y encima se me rompe el día cuando tengo que coger el coche para ir a buscar a las niñas y preparar la comida.

No entiendo por qué no puedo acabar de organizarme... ¿Demasiado tiempo haciendo cosas que no tocan para un perfil de mujer como el mío? No me lo explico... Si he podido tirar adelante con todo lo que me he propuesto ¿por qué ahora no soy capaz de hacer bien lo que tendría que estar haciendo ya que no trabajo fuera de casa? Es una cuestión que me frustra bastante, sobretodo cuando veo que van pasando los días, la semanas e incluso los meses y que mi situación no cambia.

martes, 22 de septiembre de 2015

Bloqueada

"Una temporadita en el paro, que me pueda poner al día con mis cosillas, y luego a buscar faena". Eso decía yo la última semana que estuve trabajando en la editorial. Ya han pasado dos semanas y pico y aún estoy por empezar. Sí, las niñas han empezado el cole y todo eso, pero creo que cada vez me cuesta más cambiar mis propios hábitos y adaptarme a algo nuevo. ¿Perritis?¿La edad?¿Cansancio general? No lo sé, la verdad. El caso es que se me pasa el tiempo y los días y las semanas y sigo en el mismo punto.

A día de hoy no sabría decir cuántas ofertas de trabajo para ejercer de profesora de inglés me han ofrecido desde que empezó el mes, pero diría que más de cinco seguro, que teniendo en cuenta los tiempos que corren son un montón. Y justamente eso es lo que no quiero hacer en mi vida. En todo caso ahora mismo no. Si pasa el tiempo y no sale nada más la necesidad será más fuerte que el deseo, pero de momento aguantaré sin ceder.

En fin, que aún estoy con burocracia y papeleo del paro. No sé cómo irán las cosas. Lo que sí puedo decir es que hemos aumentado la familia. Pero que no se asuste nadie que no se trata de un bebé humano sino de un bebé canino que nos trajimos en nuestro último viaje. Aquí os dejo una foto para que la conozcáis: se llama Niji (arco iris en japonés) y tiene solo dos meses y medio.

Esta foto la tomamos el primer día que Niji estuvo en casa