miércoles, 18 de abril de 2012

Otro año más

Sin darme cuenta ya he cumplido otro año más. Estoy contenta de decirlo con la boca bien grande y a los cuatro vientos porque cada momento que vivo tal y como lo hago me llena me hace sentir viva y el hecho de cumplir años significa que este periodo se está alargando más y más. Se podría decir que simplemente soy feliz con lo que hago y que además me siento querida por los míos. ¿Qué más puedo pedir? Amo a mi marido con todas mis fuerzas. No imagino mi vida sin él. Está a las duras y a las maduras, cuando le necesito y cuando no; siempre está ahí y siempre en el mismo bando que yo. Mis hijas: las joyas de la corona, mis amorcitos, mis pedacitos de vida y por las que trabajo duro para que aprendan ciertos valores y pueda sentir en un futuro que valió la pena tanto esfuerzo. Mis padres y mis suegros que echan una mano siempre que se pueda. Los amigos y amigas que te ayudan a salir de la rutina, echar unas risas y pasar un rato despreocupado. Esto también es necesario, ¡sino a estas alturas ya me saldría humo de la cabeza!

Hoy me ha venido todo de golpe. El día de mi cumpleaños fue sorprendente porque me felicitó mucha gente gracias a las redes sociales. Gente a la que quiero pero que está lejos y otras personas que están cerca pero que no veo nunca. En la universidad encontré felicitaciones inesperadas por doquier. ¡Realmente sorprendente! Aunque también obtuve las que esperaba. Sin embargo, los regalos se hicieron esperar y lo más curioso de todo es que han llegado hoy; todos a la vez.

Escribo, escribo y escribo y todo lo hago por ellos, porque les quiero y porque me apoyan en esta cruzada que fue tan difícil de emprender. Les quiero más que a mí misma y lo hago por ellos. Escribo por amor y a partir de ahora este kanji me acompañará para siempre en mis creaciones gracias a las chicas de la universidad, que me han costeado el tatuármelo. ¡Gracias! 

Por otro lado, tenemos la música. Otro gran arte. Mi niño me ha ofrecido la oportunidad de llevármela allá dónde vaya, recordándole y teniendo en mente que él siente por mí lo mismo que yo por él. No hay mayor grandeza, de verdad. Tengo la sensación de que si existe la vida después de la muerte encontraríamos la manera de continuar juntos porque los cuerpos se pudren pero las almas siguen su camino y son precisamente ellas las que nos mantienen unidos a este nivel. Es algo inexplicable. La palabra es un don que tenemos pero que no nos permite expresar la magnificiencia de sentimientos que se encuentran fuera del alcance de cualquier raciocinio posible. El día que sea capaz de hacer una descripción lo suficientemente buena como para por lo menos acercarme a la realidad de lo que es, estaré capacitada para afirmar que soy una buena escritora.