lunes, 4 de abril de 2011

Centrándonos

Estoy en xoc. Veo que empezamos abril y aun no he cogido el ritmo del semestre. Hay una asignatura que la tengo atravesada y no doy a basto con ella. La profesora se pasa mucho mandando faena y lo bueno es que tampoco nos va a puntuar por ella; es más, fui a hablar con ella porque no podía más y me dijo que no hiciera la faena y me centrara en el par de cosas importantes, que me restaría unas décimas de la nota final y ya está. Y así lo estoy haciendo pero me fastidia. Quiero ir a por todas y no entiendo por qué estoy tan bloqueada, por qué no avanzo.

El resto de asignaturas van mejor, pero aun así tengo también la sensación de que no las acabo de dominar. No sé si es que son muy difíciles o simplemente es que me veo descentrada en una y esto me hace sentir insegura con el resto. El caso es que no las tengo todas...

Por otro lado tengo mi casa que, aunque es un mundo aparte del universitario, también forma parte de mi vida. Tengo la sensación de que tengo a mi maridito abandonado. También un poco a las niñas. Incluso he decidido apretarnos el cinturón para que Irene vaya a todas las fiestas de cumpleaños a las que quiera. En el fondo se lo merece, que es muy buena nena. A Sara la tengo que volver a llevar para que la miren los oídos y resolver definitivamente si tiene un problema auditivo o no (que esto lo arrastramos desde que nació... es una negligencia administrativa derivada de que nacieron en un día festivo). Y Aroha está hecha un bichillo. Están todas con una mamitis aguda que no se la pueden aguantar. Y supongo que es normal porque después de Navidad prácticamente las abandoné para estudiar para los exámenes. Este semestre sólo tendré dos exámenes fuertes (el resto son parciales), así que imagino que en ese aspecto iré más desahogada. Por otro lado tampoco quiero bajar el ritmo... ¡¡¡aisssssss!!!

También estamos haciendo proyectos en casa: queremos cerrar el balcón y hacer una galería. De esa manera entrará menos frío y tal vez le demos más uso que ahora ni tan siquiera salimos y es un espacio perdido. La terraza la queremos techar para poderla aprovechar más (que los vecinos del bloque son un poco guarretes y tiran de todo por ahí). Incluso hemos comprado unos maceteros grandes para plantar algunas matas de tomates, pimientos y pepinos; haremos un poco de huerto y también les irá bien a las niñas para aprender y experimentar cosas nuevas. El otro proyecto es que este verano quiero ir una semanita al pueblo y estoy intentando convencer a Eladio... a ver si lo consigo...

Otra cosa que me tiene muy preocupada es la situación en Japón. De verdad, en casa estamos muy pendiente de todo lo que se dice al respecto. Intento seguir el blog e incluso el Twitter de un conocido que vive en Tokio, pero hace más de una semana que no publica nada y me empieza a preocupar porque este tío no pasaba una semana entera sin publicar nada en ninguno de los dos lados. Estoy preocupada por él, por supuesto, pero también por todo el país y por las repercusiones que este desastre tendrá en el resto del mundo. Muchas veces veo imágenes de los servicios de emergencia trabajando o la situación que viven muchos japoneses o incluso los homenajes que les hacen en otros lugares para intentar ayudarles y recaudar fondos para la recuperación del país y se me caen las lágrimas. Ese hombre que trabaja en la central nuclear de Fukushima,  que va cada día sin falta a su puesto de trabajo, sabiendo que ello le matará, pero que no le importa porque sabe que está haciendo un bien por su nación. No tiene precio y estoy segura de que esto aquí no pasaría. Japón es otro mundo y estoy segura de que se repondrá con la cabeza bien alta de todo esto, pero el proceso no deja de ser lento y doloroso. ¡ÁNIMO JAPÓN!