viernes, 30 de noviembre de 2018

Crisis de identidad: auto-reencuentro

Podríamos decir que estos días atrás he estado baja de defensas, que me he desanimado mucho con el tema del trabajo o algo por el estilo, pero lo cierto es que ayer vi un vídeo del gran Steve Jobs que hizo que me reafirmara en mi camino a seguir. En resumen (para los que no quieran ver el vídeo aunque esté subtitulado en español), él explica tres historias personales que esconden un mensaje o moraleja que son las siguientes:
  1. Todo lo que hacemos en esta vida tiene un sentido, pero no lo veremos mirando al futuro sino cuando ya tengamos un recorrido y miremos al pasado con la preparación suficiente como para conectar todos los puntos que nos quedaron sueltos.
  2. Por muchas dificultades que te encuentres en la vida tienes que luchar por lo que te gusta hacer, sólo así lo harás con acierto, ganas y energía. Caerás, te levantarás, aprenderás y continuarás adelante.
  3. Piensa en hoy como si fuese tu último día de vida. No dejes para más adelante algo que podrías hacer hoy, porque mañana no sabes qué pasará y posiblemente te arrepientas de no haber hecho o dicho según qué.
Sé que así de corto puede que alguno de los mensajes no acabe de tener sentido, pero para eso he colgado el vídeo también, para que los que realmente estén interesados en estos "consejos" puedan darles contexto con las historias que el señor Jobs nos relata.

Pero, ¿qué tiene que ver todo esto con mi crisis de identidad? Fácil...

Días atrás estaba muy deprimida porque parecía que todos los esfuerzos que he hecho por desvincularme de la docencia no habían servido para nada: todo el que me conoce me dice que no lo entiende, que tal vez me equivoqué de carrera, que me ven muy válida para estar al frente de una clase, que vaya tontería no haber hecho el máster de secundaria y un larguísimo etcétera que me aburre de sobremanera. Pero claro, cuando estás de bajón todo te afecta mucho más y parecía que estaba luchando contra una especie de gigante imposible de derribar, como si mi destino estuviera escrito y no pudiera hacer nada para cambiarlo muy a pesar de mi determinación personal. Pensé (como algunos habréis leído) en tirar la toalla y rendirme a las imposiciones del sistema, pero después de escuchar las palabras de Steve Jobs me di cuenta de que sería un error. Si trabajase de maestra de instituto me convertiría precisamente en aquello que menos me gusta: un profesor desmotivado. Además, estaría amargada porque no me gustaría mi trabajo por muchas ventajas laborales que pueda tener, cosa que la mayoría no entiende; eso de anteponer la satisfacción personal a las ventajas que ofrece esta profesión es algo inconcebible para muchos. En cambio, si sigo adelante con mi proyecto personal por lo menos ganaré esa autorealización que llevo años buscando, sentiré pasión por lo que haré y me veré sometida a un crecimiento personal y profesional brutal. ¿No crees que vale la pena intentarlo?

Si no has visto el vídeo te lo recomiendo. No importa si estás pensando en emprender o no porque son consejos de vida en general y que te hacen reflexionar sobre lo que estás haciendo y sobre lo que vas a hacer. 

Hace meses anuncié por aquí que tenía algo en mente pero que no quería adelantar nada. Pues bien, la idea se ha ido transformando poco a poco y espero poderlo tirar adelante. Cuando sea más oficial ester será el primer sitio donde lo haga público.

lunes, 26 de noviembre de 2018

Crisis de identidad

Desde tercero de carrera (refiérese al año 2013, más o menos) tengo más claro que el agua que no me quiero dedicar a la docencia. Lo he dicho por aquí, por activa y por pasiva, se lo he dicho a todo el mundo y lo que es más fuerte es que me he tenido que justificar de por qué quise hacer una carrera de lengua si no me quería dedicar a enseñarla. No sé a ti, pero a mí me parece algo increíble. Como si las carreras de letras no tuvieran más salidas...

Por otro lado, si analizo mi situación y mi trayectoria parece que esté intentando detener un tsunami. Me explico: 
  • Acabé la carrera y al cabo de dos semanas tenía asegurado un puesto de trabajo en una academia de inglés. Corté por lo sano a la mínima oportunidad de cambiar de sector, en este caso fue a mejor porque me fui a una editorial.
  • Estuve buscando trabajo durante un tiempo y presenté mi candidatura a múltiples ofertas sin éxito. Envié mi currículum a UNA oferta de profesora de inglés (y porque ya estaba entrando en un periodo de necesidad económica) y no sólo me llamaron sino que además hicieron todos los trámites necesarios para que pudiera trabajar para ellos a pesar de no tener el máster de secundaria ni tampoco intención de sacármelo.
  • He encontrado alguna cosilla más, pero no he hecho más que substituir a otras personas que a su vuelta me han dejado de vuelta en el paro.
  • Cada vez que intento ampliar mis horizontes profesionales me siento limitada por mi falta de experiencia y nadie me da la más mínima oportunidad.
  • Mi único sustento a día de hoy es precisamente ejercer de profe en los cursos que me ofrecen en la academia para la que trabajo habitualmente, pero cuando no hay cursos me quedo en el paro y como estoy contratada por horas... vaya, que me queda una paga de risa.
En resumen, parece que todo gira al rededor de la docencia reglada. Me entristece mucho. Estoy muy desanimada de pensar que no seré capaz de salir de esta espiral y de quitarme el San Benito que me entregaron con el diploma del grado, pero la necesidad aprieta y tal vez haya llegado el momento de dejar de resistirse y rendirse a lo ya establecido para empezar a plantearme estudiar ese dichoso máster de secundaria...

domingo, 2 de septiembre de 2018

Acto de reflexión

Ya estamos en septiembre y después de pasar un verano atípico me he podido plantear muchas cosas...

Me he llevado varias decepciones derivadas de las expectativas puestas en el estudio del máster y de las posibles salidas que este título me brindaría. He visto por los medios lo poco valorado que está un máster ya que cualquier niño rico puede comprarlo sin necesidad de estudiar, cómo algunas empresas de formación online se aprovechan de la necesidad de otras ofreciendo estudios privados a nivel de máster que no lo son en absoluto, he sido testigo directo de ver cómo cuando llevas el San Benito de una profesión es casi imposible deshacerte de él. Todo esto me llevó a pensar "¿realmente no he estado perdiendo el tiempo con estos estudios?" Quiero pensar que no, pero lo cierto es que después de ver todo lo que he visto en apenas un par de meses me entristece y me rompe el alma creer que mis esfuerzos no han servido para nada más que añadir un par de líneas a mi currículo; que nada más ha cambiado.

Por otro lado, la empresa en la que he estado trabajando últimamente me ofreció algo más estable, pero no acepté. Me explico: se trata de una academia situada en una población que está a una media hora en coche de donde yo vivo. Los trabajos que me han ido ofreciendo a lo largo de los últimos dos años ha sido intermitente ya que me ofrecían llevar a cabo cursos subvencionados para parados o para trabajadores, por lo tanto, dependiendo de la tipología del curso me ofrecían más horas, más tiempo o menos, más cerca de casa o más lejos, etc. Por supuesto, la última palabra siempre era la mía y no ha habido ni una sola vez que les haya dicho que no. Estos cursos eran todos de inglés, por lo que mantenían en mí esa falsa sensación de que estaba trabajando de lo mío, aunque yo realmente no lo sienta así. Si quisiera ser maestra habría estudiado magisterio, ¿no? El resultado de todo esto han sido unos horarios y unos ingresos muy bienvenidos pero totalmente irregulares que me he tenido que combinar con mi familia y demás ocupaciones para poder cumplir. A principios de este verano me ofrecieron trabajar un curso entero. Cuando me lo dijeron se me heló la sangre porque ya lo había hecho en otra academia y sabía lo que significaba trabajar con grupos de niños de todas las edades: te tiene que gustar mínimamente o sino acabarás odiándolos a todos. Pero ya no es solo eso, también implicaba que no viera a mis hijas por las tardes y el viaje diario a la población que he mencionado antes por un sueldo bastante irrisorio. Tal vez, la persona que ocupaba este puesto anteriormente ya lo tenía bien, pero también hay que tener en cuenta de que se trataba de una chica de unos veintidós años, sin cargas familiares y que vive a cinco minutos en coche de la academia. Tal vez a ella sí que le cundía. A mí, desde luego que no, así que no me quedó otra alternativa que rechazar la oferta y así fue como me tuve que apuntar al paro. No por rechazar la oferta sino porque hasta ahora me contratan por cursos y en verano no hay ninguno.

Sabía que en septiembre me volverían a llamar para empezar otro curso de inglés. No es una idea que me apasione, pero hasta el momento es el único ingreso real que tengo y acepto encantada cada vez que me llaman. ¿Qué otra cosa puedo hacer? Pero Einstein dijo en una ocasión algo así como que "si buscas un resultado diferente debes cambiar la manera de hacer las cosas", así que actualicé mi currículo y me puse a buscar ofertas de empleo que pudiesen encajar conmigo (y yo con ellas, por supuesto). Me apunté a muchas, me rechazaron en varias sin darme opción a presentarme. Amplié mi radio de actuación y más de lo mismo. Así que aposté por una oferta en el extranjero y ellos sí que mostraron interés en mí de inmediato. A ese puesto postulamos más de doscientas personas, pero después de un proceso de selección que tenía varias etapas me eligieron a mí. ¡A mí! En España me habían rechazado constantemente: sin darme la oportunidad de presentarme o de defender mi trabajo y/o estudios, conociéndome pero priorizando amiguismos, enchufes y favores personales para dar la oportunidad a otra persona que pudiera estar preparada o no, eso no lo sé. En ese país, no solo me querían sino que me ofrecían alojamiento los primeros días, formación específica al inicio y de reciclaje cuando ya me hubiese instalado, facilidades médicas, contrato permanente, un sueldo inicial mayor al de mi marido que lleva veinte años en la misma empresa, ayuda para buscar hogar y regular los papeles y un larguísimo etcétera de ventajas que aquí no se plantea casi ningún empresario que hizo que se me saltaran las lágrimas. No estoy hablando de un país que esté en la otra punta del mundo, sino de uno bien cercano que parece ser que tiene una visión del mercado laboral bien distinta. Al principio dije que sí, pero enseguida me di cuenta de que mi situación personal era mucho más complicada de lo que parece y con esta nueva situación me di cuenta de que no podía simplemente hacer las maletas y largarme dejando a mi familia atrás. Por desgracia y muy a mi pesar (me pasé un día entero llorando) tuve que rechazar la oferta. Sin embargo, ellos no me cerraron la puerta y eso me da pie a pensar que podría arreglar las cosas con tiempo para irme tranquila y sin precipitarme, que pasar un tiempo en el extranjero sería una buena opción a nivel personal y profesional. Incluso es posible que no vuelva a España porque, sinceramente, no veo que haya mucho futuro para las próximas generaciones. Hace años que lo veo, pero la zona de confort es muy potente y cuesta mucho dar el salto y salir de ella.

Durante estos dos meses también he estado barajando la posibilidad de emprender. He estado pensando en algo en lo que me defienda bien y visualizar un posible negocio, pero me está siendo muy difícil. Cuando alguien quiere emprender, no sólo tiene que tener presentes sus fortalezas, sino también las necesidades del público al que se va a dirigir y lo cierto es que todas estas variables me han abrumado un poco y me he desanimado con la idea. Llevo dando clases de inglés prácticamente desde que me gradué de la universidad. Por mucho que me pese, me he especializado en eso porque en eso se basa mi experiencia laboral. Pero no me quiero dedicar a eso y mucho menos si tengo la posibilidad de emprender y elegir cuál va a ser la actividad económica de mi empresa. Lo que sí que tengo claro es que no quiero una empresa física o que requiera un espacio físico y de esta manera me podrá permitir trabajar desde cualquier lugar: la sala de espera del médico, el tren, el parque, mi propia casa o una biblioteca, por ejemplo. Por supuesto que me gustaría sentir pasión por lo que haga, así que he llegado a la conclusión de que debo madurar más todo este planteamiento.

También he pensado en mudarme. Mis padres tienen una casa en un pueblecito que en verano multiplica por diez sus habitantes habituales, pero con el que me he sentido mucho más identificada que con el lugar en el que vivo ahora. Además, la zona en la que vivimos parece un enorme dormitorio en el que la actividad económica está reservada a unos cuantos, a los que llevan toda su vida y varias generaciones aquí, a los que son de la casa tal... y yo ni siquiera me siento parte de este sitio. Si pudiera emprender un negocio con los mínimos que tenía en mente, tampoco importaba demasiado que viviera en una aldea apartada, siempre que hubiera conexión a internet. El problema en este caso es la reubicación de las niñas. Sinceramente, creo que ahora no es el momento de hacer grandes cambios, pero que cuando finalice este curso que está a punto de empezar estaremos en una situación bien distinta para poder tomar decisiones más radicales.

He empezado a leer libros de motivación personal en los que encuentro sabios consejos para educarme financieramente. Por desgracia, el dinero manda y si no cuentas con su apoyo no puedes hacer muchas cosas. Así que instruyéndome y dejándome influir por sabios consejos espero emprender un nuevo sendero que me lleve a algún éxito profesional destacable. De momento, he empezado a probar cosas distintas para encontrarme con resultados diferentes. Tal vez la clave no esté en mis estudios, sino en mis motivaciones, en lo que me guste hacer o en aquello que despierte mi interés. Demasiadas encrucijadas para un verano tan corto, demasiados altibajos para volver a la rutina habitual.

Lo primero y primordial será fijar unos objetivos y después analizar el contexto que los acompaña: ¿A qué me quiero dedicar? ¿Cómo lo voy a conseguir? ¿Esto que estoy haciendo es un buen medio para conseguirlo? Me estoy cansando de soñar y de esperar a que la situación ideal llegue. De hecho, creo que la idea de "situación ideal" solo es una utopía que no se producirá nunca y que no son más que mis propios miedos los que me frenan. Cada vez estoy más decidida a romperme las vestiduras para llegar a otro nivel, todavía inexplorado, al menos para mí.

miércoles, 1 de agosto de 2018

Reorden

Pensando, pensando... sufriendo algún revés y decepción profesional, siendo selectiva con según qué y sobre todo tomando distancia para ver las cosas con perspectiva creo que ha llegado el momento de liarme la manta a la cabeza y de dar un paso al frente.

No voy a desvelar mis pasos de momento, pero cuando tenga las cosas un poco más atadas tal vez dé la sorpresa. Espero que al menos esto me vaya bien y pronto pueda decirlo a bombo y platillo. Sólo puedo adelantar que no seré ni la primera ni tampoco la última que lo haga.

miércoles, 25 de julio de 2018

Abro los ojos y esto es lo que hay

Noto un sabor agridulce porque por fin he conseguido superar los estudios y tengo el máster en el bolsillo, pero no siento la euforia que debería. Tal vez sea porque las cosas se han ido torciendo poco a poco y me he ido desanimando. Por ejemplo, en el lugar que hacía prácticas parecía que tenía la posibilidad de acceder a un trabajo que finalmente no ha podido ser. Y no achaco mi desánimo a ello, pero lo cierto es que ha sido un golpe bajo. También influye que se acabó el curso de inglés, que no pude acompañar a mis alumnas al examen (política de empresa y asuntos personales), que estoy buscando empleo activamente y parece que nada sale, que me he vuelto a engordar y creo que he recuperado todo el peso que perdí yendo a la dietista, que después de ir a la oficina del paro y de trabajar tanto tiempo solo tengo derecho a cobrar durante cuatro meses y que después me va a quedar una miseria porque mi jornada laboral era muy pequeña (es lo que tiene trabajar por horas), que se me pasan los días y no soy capaz de organizarme el tiempo para poderlo aprovechar mejor...

Creo que estoy entrando en una espiral un poco peligrosa... 

Sé que saldré de esta pero cuando miro mi currículum y reviso mis experiencias me da rabia: ¿por qué todo el mundo, a pesar de quedar siempre tan contentos conmigo no me vuelven a llamar para trabajar en una empresa? Sólo se me ocurren dos posibles respuestas: o bien me lo dicen por quedar bien o simplemente son unos falsos. No lo sé. Lo cierto es que he pasado ya por muchas empresas, me he esforzado al máximo para dejar huella y procurar ser la primera opción cuando fuese necesario contratar a alguien más, pero aquí estoy: en mi casa. Mi marido y yo lo hemos estado hablando y creemos que tal vez el físico influya en ese tipo de relaciones, que por mucho que nos pensemos que la valía hay que demostrarla es posible que al final nos hayamos vuelto tan materialistas que nos fijemos en la apariencia física para determinar si un empleado es conveniente o no. Porque es que hoy en día la gran preocupación es aparentar. No hay más que echar un vistazo a las redes sociales para darse cuenta de ello. Por esa regla de tres, ¿qué empresa querría tener a una chica que se acerca a los cuarenta, bajita y gorda entre sus filas? Ojalá me esté equivocando, porque no me puedo imaginar a qué tipo de sociedad nos puede llevar el seguir unos valores tan superficiales... Bueno, sí que me puedo hacer una idea porque en Estados Unidos ya han empezado esta andadura con el cambio de presidente.

Por otro lado está el sentimiento este que me carcome de que estoy viviendo en un lugar que no me corresponde. En esta ciudad/pueblo en el que vivo no me siento integrada. Ahora ya llevo aquí más de media vida y no hay manera. Incluso mis hijas no ven grandes inconvenientes en irnos y empezar en otro sitio. Mi marido no es nacido aquí pero lleva viviendo en este lugar desde los cuatro años y tampoco se siente en casa. Además, esto es una ciudad dormitorio en la que cualquier iniciativa parece estar mal vista y acaba por morir. Es muy difícil triunfar si no eres amiga de, prima de, sobrina de o hermana de. También tienes que seguir la corriente de la mayoría porque sino todavía estás menos considerado. Supongo que es la mentalidad de pueblo llevada al extremo en una población moderada que aspira a ser ciudad, pero que se queda en el camino. Si pienso en mis hijas, en su futuro, ¿qué les espera aquí siendo las hijas de dos extraños? Cada vez veo más claro que nos tenemos que ir. De todas maneras, si podemos permitírnoslo, ya no estudiarán aquí y ellas acabarán por volar del nido bien lejos, allí donde puedan cumplir con sus sueños y ser felices. 

Me parece que ha llegado el momento de pensar en ello seriamente...

martes, 3 de julio de 2018

Esta tarde empiezo la temporada de verano



Tras una época en la que he tenido que poner a prueba mis dotes de malabarista para poder organizar a la gente de casa y los horarios de cada uno para poder llegar a todo, parece que ha llegado la calma. Hoy he acabado el curso más importante de los que estaba haciendo y con él también mi contrato queda rescindido. Así que, aunque en las noticias se empeñen en decir que el paro baja, en breve tendré que ir a apuntarme.

Sigo creyendo firmemente que algo maravilloso me va a pasar, que pronto tendré esa oportunidad profesional que tanto espero. Pero parece que, de momento, toca apartar todo esto y disfrutar del verano y sobre todo de mis hijas y mi marido; que ya va tocando...

Imagen relacionada

martes, 20 de febrero de 2018

Sin tiempo a amoldarme

Tengo que admitir que me está costando mucho atravesar todo este periodo de cambios. Y lo cierto es que siempre me he considerado bastante camaleónica, pero cuesta mucho adaptarse cuando los cambios son constantes.

Estamos a febrero y todavía me confundo con los horarios de las extraescolares que hacen mis hijas. ¿Por qué? Pues porque estoy totalmente descontrolada... Acabé las prácticas de administrativo en septiembre del año pasado y poco después inicié el nuevo semestre en la UOC, unas semanas más tarde empecé a dar clases de inglés a un grupo de adultos que duró dos meses, enseguida llegaron las navidades, al poco de empezar el año empecé un nuevo curso de inglés por las mañanas, unos días más tarde otro por las tardes, mañana empiezo un tercero que sólo será un día a la semana y a primeros de abril se acabará el curso de las tardes, pero también empezaré con las prácticas del máster. Es decir, que estoy viviendo tantos cambios en tan poco tiempo que no me da tiempo a crear una rutina y siento que se me escapa el control e incluso la gestión de mi propio tiempo. No puedo establecer unos horarios de sueño, de comida ni de hacer ejercicio o incluso de hacer la compra. Eso me genera un estrés que me está empezando a pasar factura. Me noto más ansiosa y eso me hace comer más de la cuenta, sobretodo cosas que no debería, duermo menos y, en general, me veo más deteriorada. Si a eso le sumamos que no soy una fanática de la cosmética supongo que el bache se nota más de lo que me gustaría. Como de costumbre, la gestión económica mensual también está ahí y estos últimos meses estamos ajustando el cinturón a tope para no quedarnos a cero.

Aún así, debo añadir que me siento plena, que todavía tengo ese presentimiento tan fuerte de que algo muy bueno está por pasar en mi vida profesional, que por fin encontraré esa estabilidad que estoy buscando como agua de mayo. Seguiremos informando...

martes, 9 de enero de 2018

¡Empecemos el año!

Lo cierto es que han pasado ya unos días desde que empezó el nuevo año, pero no ha sido hasta ahora que puedo hablar con certeza de mi futuro inmediato.

Trabajo
Ayer me reuní con mi jefa del centro de estudios para el que trabajo esporádicamente y en enero empezaré dos cursos: uno por las mañanas y otro por las tardes (más bien tirando para noches). El horario de la mañana muy bien, pero el de la tarde es bastante incompatible con la vida familiar. En fin, no hay nada más de momento, así que a acogerse a lo que se pueda... La duración de estos cursos es distinta: el de la mañana se alarga hasta principios de julio mientras que el de la tarde supongo que será hasta semana santa, más o menos (todavía no tengo el calendario definitivo).

De momento no tengo ninguna oferta más. La fábrica para la que trabajé no me ha dicho nada, aunque es bastante pronto para tirar la toalla porque me dijo que esperaban hacer cambios a principios de año y que posiblemente me llamaran, pero es que todavía estamos muy a principios de año... La gestoría en la que hice las prácticas de administrativo no me va a llamar para trabajar mientras que esté haciendo los cursillos de inglés porque mi jefa está emparentada con el gestor y él no querrá dejarla sin profesora de inglés a medio curso, así que dudo que me ofrezcan algo. Eso sí, cuando acabe el máster tengo pensado proponerles abrir un departamento de comunicación, que me sorprende que una gestoría de su calibre no cuente con profesionales en esta ámbito. Hasta me he preparado una presentación de Power Point para venderles mi personal branding. No pierdo nada por intentarlo...

Estudios
Lo principal es el máster. Lo cierto es que las asignaturas optativas (las que estoy haciendo ahora) son bastante cañeras, en el sentido de que no me puedo dormir en los laureles con la cantidad de actividades que mandan, pero no se hace pesado, al contrario; trabajar con cierto ritmo lo convierte en algo dinámico, con un ritmo de trabajo bastante soportable. 

Por otro lado, estoy ultimando detalles para hacer las prácticas. Me he estado moviendo para encontrar una empresa por la zona en la que pueda hacerlas presencialmente porque sino me hubiese visto obligada a trasladarme muchos kilómetros cada día o bien a hacerlas telemáticamente, cosa que no me atrae nada porque me da la sensación de que aprenderé mucho menos (he de reconocer que aprender a distancia no ha sido una experiencia que me agrade demasiado y, aunque admito que he aprendido cosas, no me parece que aproveche tanto los estudios como cuando tengo que asistir a clase). El periodo de prácticas es desde abril hasta finales de junio. Me coincide con los cursos de inglés, pero hablando claro con unos y con otros me lo he podido combinar. Aún queda mucho para empezar (casi cuatro meses), pero parece ser que la universidad necesita atarlo todo con bastante antelación.

He dejado un poco de lado el japonés. Papá Noel me trajo unas láminas de vocabulario básico y no fue hasta ayer que las abrí para echarles una ojeada. Con el ritmo que me marcan las actividades de la UOC no tengo demasiado tiempo para estudiar, así que lo he aparcado. Espero poder retomarlo en febrero. En principio la última actividad la tengo que entregar el 2 de febrero y después tendré un descanso hasta que empiece el segundo semestre. A ver si para entonces puedo retomarlo. 

También está el tema del Noken 5, el examen que hice a principio de diciembre. No es que tenga esperanzas de aprobarlo, pero tengo curiosidad por ver la calificación porque no me fue tan mal como esperaba, pero ya digo que de aprobarlo nanai. Para ello tendré que esperarme hasta marzo. No entiendo cómo tardan tanto en corregir unos exámenes que se corrigen mediante una máquina... Con los de Cambridge pasa lo mismo...

Novela
Abandonada totalmente, lo sé. Tengo el archivo guardado, pero no tengo momentos para sentarme y escribir. Lo siento por las personas que de alguna manera han ido siguiendo la historia, pero creo que, al igual que los estudios de japonés, no será hasta que termine este semestre que tenga más tiempo para dedicárselo a otras cosas como, por ejemplo, retomar la historia donde la dejé. Espero poder hacerlo porque de verdad que escribir es una cosa que me gusta mucho, lo malo es que al no tener feedback no tengo ni idea de lo que piensan los lectores ni de si mi manera de redactar resulta atractiva o es, simplemente, un tostón.

Conclusión
En fin, que parece que mi futuro inmediato (al menos hasta julio) está bastante atado. No me preocupo en buscar trabajo en las redes sociales o en portales de empleo por lo mismo. Ahora a ver cómo se tercian los acontecimientos y a esperar a que todo vaya bien.