miércoles, 25 de julio de 2018

Abro los ojos y esto es lo que hay

Noto un sabor agridulce porque por fin he conseguido superar los estudios y tengo el máster en el bolsillo, pero no siento la euforia que debería. Tal vez sea porque las cosas se han ido torciendo poco a poco y me he ido desanimando. Por ejemplo, en el lugar que hacía prácticas parecía que tenía la posibilidad de acceder a un trabajo que finalmente no ha podido ser. Y no achaco mi desánimo a ello, pero lo cierto es que ha sido un golpe bajo. También influye que se acabó el curso de inglés, que no pude acompañar a mis alumnas al examen (política de empresa y asuntos personales), que estoy buscando empleo activamente y parece que nada sale, que me he vuelto a engordar y creo que he recuperado todo el peso que perdí yendo a la dietista, que después de ir a la oficina del paro y de trabajar tanto tiempo solo tengo derecho a cobrar durante cuatro meses y que después me va a quedar una miseria porque mi jornada laboral era muy pequeña (es lo que tiene trabajar por horas), que se me pasan los días y no soy capaz de organizarme el tiempo para poderlo aprovechar mejor...

Creo que estoy entrando en una espiral un poco peligrosa... 

Sé que saldré de esta pero cuando miro mi currículum y reviso mis experiencias me da rabia: ¿por qué todo el mundo, a pesar de quedar siempre tan contentos conmigo no me vuelven a llamar para trabajar en una empresa? Sólo se me ocurren dos posibles respuestas: o bien me lo dicen por quedar bien o simplemente son unos falsos. No lo sé. Lo cierto es que he pasado ya por muchas empresas, me he esforzado al máximo para dejar huella y procurar ser la primera opción cuando fuese necesario contratar a alguien más, pero aquí estoy: en mi casa. Mi marido y yo lo hemos estado hablando y creemos que tal vez el físico influya en ese tipo de relaciones, que por mucho que nos pensemos que la valía hay que demostrarla es posible que al final nos hayamos vuelto tan materialistas que nos fijemos en la apariencia física para determinar si un empleado es conveniente o no. Porque es que hoy en día la gran preocupación es aparentar. No hay más que echar un vistazo a las redes sociales para darse cuenta de ello. Por esa regla de tres, ¿qué empresa querría tener a una chica que se acerca a los cuarenta, bajita y gorda entre sus filas? Ojalá me esté equivocando, porque no me puedo imaginar a qué tipo de sociedad nos puede llevar el seguir unos valores tan superficiales... Bueno, sí que me puedo hacer una idea porque en Estados Unidos ya han empezado esta andadura con el cambio de presidente.

Por otro lado está el sentimiento este que me carcome de que estoy viviendo en un lugar que no me corresponde. En esta ciudad/pueblo en el que vivo no me siento integrada. Ahora ya llevo aquí más de media vida y no hay manera. Incluso mis hijas no ven grandes inconvenientes en irnos y empezar en otro sitio. Mi marido no es nacido aquí pero lleva viviendo en este lugar desde los cuatro años y tampoco se siente en casa. Además, esto es una ciudad dormitorio en la que cualquier iniciativa parece estar mal vista y acaba por morir. Es muy difícil triunfar si no eres amiga de, prima de, sobrina de o hermana de. También tienes que seguir la corriente de la mayoría porque sino todavía estás menos considerado. Supongo que es la mentalidad de pueblo llevada al extremo en una población moderada que aspira a ser ciudad, pero que se queda en el camino. Si pienso en mis hijas, en su futuro, ¿qué les espera aquí siendo las hijas de dos extraños? Cada vez veo más claro que nos tenemos que ir. De todas maneras, si podemos permitírnoslo, ya no estudiarán aquí y ellas acabarán por volar del nido bien lejos, allí donde puedan cumplir con sus sueños y ser felices. 

Me parece que ha llegado el momento de pensar en ello seriamente...

martes, 3 de julio de 2018

Esta tarde empiezo la temporada de verano



Tras una época en la que he tenido que poner a prueba mis dotes de malabarista para poder organizar a la gente de casa y los horarios de cada uno para poder llegar a todo, parece que ha llegado la calma. Hoy he acabado el curso más importante de los que estaba haciendo y con él también mi contrato queda rescindido. Así que, aunque en las noticias se empeñen en decir que el paro baja, en breve tendré que ir a apuntarme.

Sigo creyendo firmemente que algo maravilloso me va a pasar, que pronto tendré esa oportunidad profesional que tanto espero. Pero parece que, de momento, toca apartar todo esto y disfrutar del verano y sobre todo de mis hijas y mi marido; que ya va tocando...

Imagen relacionada