miércoles, 31 de agosto de 2011

Estamos de vuelta

Al final pudimos gozar de unas minivacaciones, pudimos ir al pueblo de mis amores y mi familia pudo descubrir sus encantos in situ. Solo fueron cuatro días, tal vez insuficientes, pero por lo menos me pude quitar el gusanillo que tenia por llevar once años sin ir.

Eladio todavia con el dedo inmovilizado, pero trabajando desde el lunes. En principio mañana se lo quitan y volverá a ser tan autónomo como de costumbre.

La vuelta al cole esta a la vuelta de la esquina, tanto para las niñas como para mi. Ya lo tenemos todo, solo falta organizarlo porque entre intentar pintar y que hemos cambiado algunos muebles de sitio tengo la casa que parece un campo de batalla. Tenemos los libros y en breve me pondré a ordenar las cosas de la mochila. Creo que ellas también echan de menos esa rutina y a sus compañeros de clase. Espero que este nuevo curso sea como mínimo tan bueno como el que ya dejamos atrás.

Estoy contenta de que se acabe el calor del verano (que no me gusta nada) y la verdad es que se agradece el volver a la rutina. Se que después me quejare de que voy hasta el cuello pero es la naturaleza humana: que nunca se esta conforme.

martes, 2 de agosto de 2011

Vacaciones de pacotilla

Con las ganas que teníamos de empezar las vacaciones de Eladio... Con la cantidad de cosas que teníamos pensadas hacer... ¡Incluso me había dibujado un calendario para distribuir las tareas y que nos diese tiempo de hacerlo todo! Desde luego, no se puede planear nada... 

Su último día de trabajo antes del ansiado descansito veraniego era el viernes, pero se ha visto forzado a adelantarlo involuntariamente a causa de un corte. Sí, sí. Se ha cortado con el cuchillo jamonero. Y no es por hacer un juego de palabras pero es que realmente estaba cortando jamón cuando se le ha escapado el cuchillo y se lo ha ensartado en el nudillo de la mano izquierda. ¡Mierda! Corriendo a poner la mano bajo el chorro del grifo para limpiar y ver la gravedad de la lesión. Se ha esperado lo peor. Enseguida le he obligado a sacar la mano de debajo del grifo para ponerle una gasa y que se apretara para intentar cortar la hemorragia. Le he obligado a sentarse en el sofá. Con las clases que había hecho en el cursillo de Cruz Roja de monitor de comedor y había una introducción a los primero auxilios no se me ocurría nada más. Era menester ir a urgencias y que le viera un médico. En un momento dado estábamos preparando la comida y al siguiente corriendo para organizar una salida de emergencia. ¡Es que las niñas estaban comiendo y el tenía el primer plato puesto en la mesa! 

Corriendo a llamar a los compañeros del trabajo para decirles que se espabilaran sin él, que no iba a subir, que tenía que llevarlo a urgencias. Yo con un aspecto terrible de haber estado sudando y pintando toda la mañana con las prisas para cambiarme la ropa y punto. Las niñas han tenido que dejar el plato como lo tenían. Hemos cogido los bártulos y nos hemos ido. En el ambulatorio no le han solucionado nada. Deja a las niñas en casa de mis suegros y vamos al hospital. Allí nos han tenido un buen rato esperando hasta que finalmente le han hecho pasar a una consulta sin mí y me han tenido otro tanto a la espera. Harta de no saber nada me he paseado por el pasillo a ver si veía algo por la rendija de la puerta, como el que no quiere la cosa y, la verdad es que ni rendija ni nada: estaba la puerta de par en par y pude ver claramente que le estaban cosiendo.

Resultado: tendón del dedo índice izquierdo seccionado al 75% a la altura de los nudillos. Cosido y preparado para su limpiado semanal por parte de la enfermera del médico de cabecera y a ser visto por el traumatólogo. Tres semanas de baja como mínimo. Vacaciones estropeadas, pero hasta qué punto aún no lo sabemos.