martes, 20 de febrero de 2018

Sin tiempo a amoldarme

Tengo que admitir que me está costando mucho atravesar todo este periodo de cambios. Y lo cierto es que siempre me he considerado bastante camaleónica, pero cuesta mucho adaptarse cuando los cambios son constantes.

Estamos a febrero y todavía me confundo con los horarios de las extraescolares que hacen mis hijas. ¿Por qué? Pues porque estoy totalmente descontrolada... Acabé las prácticas de administrativo en septiembre del año pasado y poco después inicié el nuevo semestre en la UOC, unas semanas más tarde empecé a dar clases de inglés a un grupo de adultos que duró dos meses, enseguida llegaron las navidades, al poco de empezar el año empecé un nuevo curso de inglés por las mañanas, unos días más tarde otro por las tardes, mañana empiezo un tercero que sólo será un día a la semana y a primeros de abril se acabará el curso de las tardes, pero también empezaré con las prácticas del máster. Es decir, que estoy viviendo tantos cambios en tan poco tiempo que no me da tiempo a crear una rutina y siento que se me escapa el control e incluso la gestión de mi propio tiempo. No puedo establecer unos horarios de sueño, de comida ni de hacer ejercicio o incluso de hacer la compra. Eso me genera un estrés que me está empezando a pasar factura. Me noto más ansiosa y eso me hace comer más de la cuenta, sobretodo cosas que no debería, duermo menos y, en general, me veo más deteriorada. Si a eso le sumamos que no soy una fanática de la cosmética supongo que el bache se nota más de lo que me gustaría. Como de costumbre, la gestión económica mensual también está ahí y estos últimos meses estamos ajustando el cinturón a tope para no quedarnos a cero.

Aún así, debo añadir que me siento plena, que todavía tengo ese presentimiento tan fuerte de que algo muy bueno está por pasar en mi vida profesional, que por fin encontraré esa estabilidad que estoy buscando como agua de mayo. Seguiremos informando...