jueves, 31 de julio de 2014

¿Trabajo? ¡Trabajo!

Pues sí. ¡El trabajo de la academia es mío! Sí señor. Realmente estuvimos hablando de detalles, pero de los que ella no me facilitó porque creyó que sería más conveniente hacerlo directamente con la persona que quería finalmente contratar. Después me dejó la opción de aceptar o rechazar su propuesta. Por supuesto la acepté. A partir de entonces estuvimos hablando de la organización de los grupos, de cómo se trabaja allí, de la metodología, de los objetivos y de toda la jerga correspondiente a la educación.

Cambiar de etapa me da un poco de miedo porque cuando te enfrentas a algo que para ti es desconocido este sentimiento inevitablemente aparece. Tengo miedo de no dar la talla, de traicionar de alguna manera su confianza, de decepcionarla. Veo que es una mujer tremendamente organizada y responsable, que me va a exigir mucho (cosa que me gusta porque yo también lo soy, al menos con el trabajo), siempre me habla claro y temo no estar a la altura de sus expectativas. Sé que me recomendaron, que ella me miró con otros ojos desde el principio por lo mismo y espero llegar al nivel de exigencia que me pida. Veo perfectamente que le encanta su trabajo, que le pone todo lo que tiene en ello, y yo, que para mí no es un trabajo vocacional (aún), estoy preocupada por no ser suficiente.

Ahora mismo, tal vez impulsada por la incertidumbre que siento, veo más inconvenientes que ventajas, pero también veo lo afortunada que soy de poder decir que he conseguido un trabajo. Lo que más me preocupa es el horario porque nos obliga a cambiar las rutinas. Tendremos que decidir qué hacemos con las niñas cuando salgan de la escuela, tanto los días que tengan actividades como los que no. Tendremos que sopesar si sale a cuenta que se queden a comedor o no, eso dependerá de cómo me organice las mañanas que, en principio, las tendré libres. Son muchas decisiones las que tendremos que tomar. Necesitaremos también un plan B en el supuesto de que alguna cosa falle, que siempre puede pasar. Son tres, no una o dos, y tampoco hacen las mismas actividades.

Ahora estoy con el cuento de la lechera en mente. "¿Y qué haré con mi primer sueldo?". Siempre pensé que cuando acabara la carrera y empezara a trabajar tendría un detalle con mi benefactor: con mi marido. Aún quiero y pienso hacerlo. Espero que no se oponga. También creo que ha llegado el momento de hacer unas reformillas más en casa. Es lo que pasa cuando tienes que ir remodelando el piso poco a poco, que cuando crees que has acabado por una punta empiezan a salir cosas por el extremo por el que empezaste. Y así es: el baño necesita unos arreglillos. No quise cambiar los sanitarios porque tenían un diseño cuadrado que me encantaba pero se han puesto de un color feo que por más que limpies se ven sucios y además alguno se ha empezado a deteriorar seriamente con la aparición de grietas. Hace unos meses lo dijimos como algo que se haría a largo plazo, pero ahora creo que ya es una reforma necesaria. Como mínimo el inodoro y el lavabo. La bañera (que lo suyo sería transformarla en ducha) será más difícil...

También queremos comprar la flauta de Irene. Ya que para ello tendremos que ir hasta la capital aprovecharemos para hacer un poco de turismo. Seguro que la tienda de instrumento es impresionante por sí sola, pero aprovecharemos la ocasión para visitar otras cosas y pasar el día allí, lo que quiere decir que es necesario planificarlo todo. Y no me refiero solo a esa jornada sino también al resto de los días porque Eladio pronto tendrá vacaciones y si realmente queremos hacer todo lo que tenemos en mente necesitaremos organización de la buena. Es que también queremos pintar y eso implica que este año nos quedaremos ora vez sin ir al pueblo. Me da pena, de verdad, incluso estaba dispuesta a adelantar por mi cuenta tareas que habíamos dejado para hacer durante las vacaciones, pero hasta yo me doy cuenta de que quiero abarcar demasiado y que no es posible. No me queda otra mas que resignarme.

La novela, por otro lado, sigue su curso. Este verano la terminaré, estoy segura. Aún no tengo demasiado claro cómo será el final. Voy haciendo sobre la marcha, pero no me queda mucho y lo sé. Cuando la termine empezaré de nuevo por el principio y la modificaré. Me doy cuenta que he madurado literariamente y estoy segura de que puedo reflejarlo en mi narrativa. Una vez la dé por finalizada no sé que haré. Supongo que se la pasaré a alguien con criterio para que la revise y me la critique, pero que lo haga de verdad, porque las candidatas que he tenido hasta el momento no han sido muy colaborativas... Lo veo a años luz, pero es posible que al final me anime a enviar la historia a una editorial. ¿Quién sabe?

Y así están las cosas. Me reitero diciendo que estoy ilusionada con mi nuevo trabajo (o tal vez esto no lo dije antes preocupada nada más que por la parte negativa) y que tengo ganas de empezar, aunque no demasiadas porque me gustaría zanjar todas las otras cosas antes y así afrontar la nueva etapa que me espera sin lastres.

jueves, 24 de julio de 2014

Detalles...

"El lunes quedamos y acabamos de concretar los detalles, ¿vale?"

Si esta frase te la dice una persona que te ha hecho una entrevista de trabajo prometiendo que te llamaría antes de finalizar el mes para decirte si te contrata o no para empezar a trabajar en septiembre, ¿qué interpretas? Que te contrata, ¿no? Yo lo he interpretado así, pero como no ha sido más clara... Por otro lado, pienso que si me hubiese llamado para decirme que al final ha optado por contratar a otra persona me lo habría dicho más claramente, ¿no? En tal caso, si quiere hablar de detalles me imagino que serán sobre el contrato, las horas, los horarios, las clases, el temario, coordinación, etc. Me imagino que en agosto quiere desconectar y para ello necesita zanjar todo este asunto antes.

Estoy contenta, pero no eufórica. Ya lo he dicho muchas veces: ser maestra de inglés no es mi vocación, pero teniendo en cuenta cómo está el panorama laboral ahora mismo esto es como un regalo caído del cielo. También sigo esperando. Aún no me han dicho nada de la editorial. Tendré que llamar yo, que vean un poco de interés por mi parte... También quiero mirar de trabajar por internet, por si al final lo de la editorial no funciona. Entre una cosa y otra espero sacarme un sueldo aceptable a final de mes para dejar de ser una mantenida. Ya sabes: detalles...

jueves, 17 de julio de 2014

Al fin salimos de la Comarca. Ya queda menos hasta llegar a Mordor.

Pues este título tan literario es simplemente para anunciar que ya tengo todas las notas de la carrera. Expediente cerrado. Finito! No estoy de acuerdo con todas ellas, sobretodo con la de prácticas (responsable de ella mi tutora académica, no el tutor de la empresa), pero esto se terminó y, como me dijeron en el pasado, una vez tenga el título en mano nadie me preguntará cuántas matrículas de honor me dieron. De hecho, si no tengo intención de continuar estudiando la nota que me queda de expediente tampoco es importante. Eso sí, el importe que hay que pagar para tramitar el título y/o un certificado del mismo ¡es un robo a mano armada! Como si los créditos ya de por sí no fuesen caros a estas alturas. Como mínimo a los becado o a las familias numerosas nos tendrían que hacer algún tipo de descuento...

Por otro lado, sigo a la espera de los dos trabajos que me ofrecieron. La semana que viene, si no hay novedades, haré más movimientos. De momento, prefiero enfrascarme en una buena lectura y dedicarme a mi propia escritura. La novela sigue adelante, aunque torpemente y con muchísima inseguridad.

jueves, 3 de julio de 2014

Un día a día diferente

Estaba deseando volver a la rutina para ejercer de madre, de esposa y de ama de casa como mínimo hasta que pusiera un poco de orden en mi hogar; sin embargo no está siendo así. Después de hacer la defensa del TFG me sentí liberada, como si después de varios mese de lucha constante y esfuerzo fuese unas especie de Houdini que por fin tiene éxito en su escapismo convencido de que en adelante las cosas serán distintas. Me sentía en una nube irreal creada por mi propio orgullo y las alabanzas de todos aquellos que habían confiado en mí. De hecho, sigo en la nube, disfrutando del momento...

Pero también tengo que tocar con los pies en el suelo y mirar directamente a la realidad, sin filtros. Lo más importante ahora es encontrar trabajo y empezar a aportar ayuda económica a la familia. Por eso me propuse empezar por el primer sitio dónde me gustaría trabajar: la editorial donde hice las prácticas. Fui allí, hablé directamente con la jefa, le conté cuáles eran mis intenciones y le pedí que fuese franca conmigo, que me dijera sinceramente si tenía futuro en esa empresa o no. Ella me correspondió y me dijo que hasta otoño no podía ofrecerme nada estable y que llegado el momento tampoco me lo podía prometer porque no dependía sólo de ella, sino también de cómo resultaban una serie de inversiones que tenía entre manos. Me dijo que no me tomara lo que me estaba diciendo como si me estuviera cerrando la puerta en los morros sino como si la dejara entreabierta para poderla atravesar en el futuro. También me sorprendió proponiéndome trabajar para ellos de manera externa a través de trabajos esporádicos que podría hacer desde casa. Acepté. Creí que sería una buena forma de no perder el contacto y de conseguir entrar poco a poco por la puerta de atrás. Tampoco era algo definitivo ya que tenía que consultarlo con el editor y decidir en todo momento si me podían mandar algo para hacer y el qué. Me fui de allí satisfecha, convencida de haber hecho lo correcto, pero con el miedo de pensar que tal vez no habían sido tan sinceros conmigo como parecía... ¡A veces soy una auténtica paranoica!

Por otro lado, y sin que lo buscase siquiera, me han ofrecido un puesto de trabajo en la misma ciudad en la que vivo. La ventaja es que no necesitaría utilizar ningún medio de transporte porque podría ir a pie, la desventaja es el horario que es por las tardes a partir de que los críos salen del cole ya que se trata de una escuela de Inglés. Siempre he dicho que mi propósito después de acabar la carrera no era ser profesora de inglés, aunque tampoco descartaba esa posibilidad, simplemente anteponía el resto; y la verdad es que cuando me ofrecieron el puesto acepté ir a la entrevista por cortesía pero con la mente clara de que aquello no era lo que yo quería. Sin embargo, a medida que maduraba la noticia me daba cuenta de que no era tan mal partido. Si tenía suerte y en la editorial me ofrecían trabajar de externa haciendo trabajos esporádicos podría combinármelo perfectamente con el trabajo de maestra y además me daba la opción de estudiar francés en la escuela oficial de idiomas por las mañanas, si al final me decido a hacerlo. Así que fui a la entrevista con un poco de indecisión que no quise mostrar aunque fui muy sincera con ella. Creo que causé buena impresión y ella también lo hizo en mí. Ahora me toca esperar hasta final de mes, que será cuando me diga cuál ha sido su decisión ya que quería entrevistar a un par de personas más y ver otras opciones antes de decidirse. El punto a favor que tengo es que yo llegué allí con muy buenas referencias, cosa que agradezco que hicieran por mí altruistamente. Gracias.

Durante la entrevista de trabajo de la academia me preguntaron cuál había sido el motivo por el que había cursado esa carrera en concreto y mi respuesta fue clara y tajante: por el amor que siento por la lengua. Adoro leer por placer y lo mismo me pasa cuando se trata de escribir. Se me pasan las horas y los días que ni me entero. Mi mundo se transforma y gracias a la literatura me redescubro cada día como espectadora del mayor de todos los espectáculos: mi propia imaginación. También me preguntaron que cuál sería mi trabajo ideal y le dije que escritora. Creo que la sorprendí por muchas de las respuestas que le di, pero de alguna manera creo que le gustó lo que vio y tengo cierta confianza con la respuesta que recibiré a finales de mes. Tal vez sea mi propia nube de orgullo la que me hace raramente confiada, pero debo confesar que me siento así.

Tengo el currículum hecho. Tengo intención de buscar faena. Tengo una corazonada. Tengo la sensación de que ahora todo es distinto. Tengo que confiar en mí misma después de todo lo que he pasado. Tengo mucho por vivir aún sin olvidar todo lo que va quedando atrás. Tengo todo el verano por delante antes de empezar con nuevas andaduras y, sin embargo, tengo la extraña sensación de que el tiempo se me acaba...