Mostrando entradas con la etiqueta familia. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta familia. Mostrar todas las entradas

domingo, 2 de septiembre de 2018

Acto de reflexión

Ya estamos en septiembre y después de pasar un verano atípico me he podido plantear muchas cosas...

Me he llevado varias decepciones derivadas de las expectativas puestas en el estudio del máster y de las posibles salidas que este título me brindaría. He visto por los medios lo poco valorado que está un máster ya que cualquier niño rico puede comprarlo sin necesidad de estudiar, cómo algunas empresas de formación online se aprovechan de la necesidad de otras ofreciendo estudios privados a nivel de máster que no lo son en absoluto, he sido testigo directo de ver cómo cuando llevas el San Benito de una profesión es casi imposible deshacerte de él. Todo esto me llevó a pensar "¿realmente no he estado perdiendo el tiempo con estos estudios?" Quiero pensar que no, pero lo cierto es que después de ver todo lo que he visto en apenas un par de meses me entristece y me rompe el alma creer que mis esfuerzos no han servido para nada más que añadir un par de líneas a mi currículo; que nada más ha cambiado.

Por otro lado, la empresa en la que he estado trabajando últimamente me ofreció algo más estable, pero no acepté. Me explico: se trata de una academia situada en una población que está a una media hora en coche de donde yo vivo. Los trabajos que me han ido ofreciendo a lo largo de los últimos dos años ha sido intermitente ya que me ofrecían llevar a cabo cursos subvencionados para parados o para trabajadores, por lo tanto, dependiendo de la tipología del curso me ofrecían más horas, más tiempo o menos, más cerca de casa o más lejos, etc. Por supuesto, la última palabra siempre era la mía y no ha habido ni una sola vez que les haya dicho que no. Estos cursos eran todos de inglés, por lo que mantenían en mí esa falsa sensación de que estaba trabajando de lo mío, aunque yo realmente no lo sienta así. Si quisiera ser maestra habría estudiado magisterio, ¿no? El resultado de todo esto han sido unos horarios y unos ingresos muy bienvenidos pero totalmente irregulares que me he tenido que combinar con mi familia y demás ocupaciones para poder cumplir. A principios de este verano me ofrecieron trabajar un curso entero. Cuando me lo dijeron se me heló la sangre porque ya lo había hecho en otra academia y sabía lo que significaba trabajar con grupos de niños de todas las edades: te tiene que gustar mínimamente o sino acabarás odiándolos a todos. Pero ya no es solo eso, también implicaba que no viera a mis hijas por las tardes y el viaje diario a la población que he mencionado antes por un sueldo bastante irrisorio. Tal vez, la persona que ocupaba este puesto anteriormente ya lo tenía bien, pero también hay que tener en cuenta de que se trataba de una chica de unos veintidós años, sin cargas familiares y que vive a cinco minutos en coche de la academia. Tal vez a ella sí que le cundía. A mí, desde luego que no, así que no me quedó otra alternativa que rechazar la oferta y así fue como me tuve que apuntar al paro. No por rechazar la oferta sino porque hasta ahora me contratan por cursos y en verano no hay ninguno.

Sabía que en septiembre me volverían a llamar para empezar otro curso de inglés. No es una idea que me apasione, pero hasta el momento es el único ingreso real que tengo y acepto encantada cada vez que me llaman. ¿Qué otra cosa puedo hacer? Pero Einstein dijo en una ocasión algo así como que "si buscas un resultado diferente debes cambiar la manera de hacer las cosas", así que actualicé mi currículo y me puse a buscar ofertas de empleo que pudiesen encajar conmigo (y yo con ellas, por supuesto). Me apunté a muchas, me rechazaron en varias sin darme opción a presentarme. Amplié mi radio de actuación y más de lo mismo. Así que aposté por una oferta en el extranjero y ellos sí que mostraron interés en mí de inmediato. A ese puesto postulamos más de doscientas personas, pero después de un proceso de selección que tenía varias etapas me eligieron a mí. ¡A mí! En España me habían rechazado constantemente: sin darme la oportunidad de presentarme o de defender mi trabajo y/o estudios, conociéndome pero priorizando amiguismos, enchufes y favores personales para dar la oportunidad a otra persona que pudiera estar preparada o no, eso no lo sé. En ese país, no solo me querían sino que me ofrecían alojamiento los primeros días, formación específica al inicio y de reciclaje cuando ya me hubiese instalado, facilidades médicas, contrato permanente, un sueldo inicial mayor al de mi marido que lleva veinte años en la misma empresa, ayuda para buscar hogar y regular los papeles y un larguísimo etcétera de ventajas que aquí no se plantea casi ningún empresario que hizo que se me saltaran las lágrimas. No estoy hablando de un país que esté en la otra punta del mundo, sino de uno bien cercano que parece ser que tiene una visión del mercado laboral bien distinta. Al principio dije que sí, pero enseguida me di cuenta de que mi situación personal era mucho más complicada de lo que parece y con esta nueva situación me di cuenta de que no podía simplemente hacer las maletas y largarme dejando a mi familia atrás. Por desgracia y muy a mi pesar (me pasé un día entero llorando) tuve que rechazar la oferta. Sin embargo, ellos no me cerraron la puerta y eso me da pie a pensar que podría arreglar las cosas con tiempo para irme tranquila y sin precipitarme, que pasar un tiempo en el extranjero sería una buena opción a nivel personal y profesional. Incluso es posible que no vuelva a España porque, sinceramente, no veo que haya mucho futuro para las próximas generaciones. Hace años que lo veo, pero la zona de confort es muy potente y cuesta mucho dar el salto y salir de ella.

Durante estos dos meses también he estado barajando la posibilidad de emprender. He estado pensando en algo en lo que me defienda bien y visualizar un posible negocio, pero me está siendo muy difícil. Cuando alguien quiere emprender, no sólo tiene que tener presentes sus fortalezas, sino también las necesidades del público al que se va a dirigir y lo cierto es que todas estas variables me han abrumado un poco y me he desanimado con la idea. Llevo dando clases de inglés prácticamente desde que me gradué de la universidad. Por mucho que me pese, me he especializado en eso porque en eso se basa mi experiencia laboral. Pero no me quiero dedicar a eso y mucho menos si tengo la posibilidad de emprender y elegir cuál va a ser la actividad económica de mi empresa. Lo que sí que tengo claro es que no quiero una empresa física o que requiera un espacio físico y de esta manera me podrá permitir trabajar desde cualquier lugar: la sala de espera del médico, el tren, el parque, mi propia casa o una biblioteca, por ejemplo. Por supuesto que me gustaría sentir pasión por lo que haga, así que he llegado a la conclusión de que debo madurar más todo este planteamiento.

También he pensado en mudarme. Mis padres tienen una casa en un pueblecito que en verano multiplica por diez sus habitantes habituales, pero con el que me he sentido mucho más identificada que con el lugar en el que vivo ahora. Además, la zona en la que vivimos parece un enorme dormitorio en el que la actividad económica está reservada a unos cuantos, a los que llevan toda su vida y varias generaciones aquí, a los que son de la casa tal... y yo ni siquiera me siento parte de este sitio. Si pudiera emprender un negocio con los mínimos que tenía en mente, tampoco importaba demasiado que viviera en una aldea apartada, siempre que hubiera conexión a internet. El problema en este caso es la reubicación de las niñas. Sinceramente, creo que ahora no es el momento de hacer grandes cambios, pero que cuando finalice este curso que está a punto de empezar estaremos en una situación bien distinta para poder tomar decisiones más radicales.

He empezado a leer libros de motivación personal en los que encuentro sabios consejos para educarme financieramente. Por desgracia, el dinero manda y si no cuentas con su apoyo no puedes hacer muchas cosas. Así que instruyéndome y dejándome influir por sabios consejos espero emprender un nuevo sendero que me lleve a algún éxito profesional destacable. De momento, he empezado a probar cosas distintas para encontrarme con resultados diferentes. Tal vez la clave no esté en mis estudios, sino en mis motivaciones, en lo que me guste hacer o en aquello que despierte mi interés. Demasiadas encrucijadas para un verano tan corto, demasiados altibajos para volver a la rutina habitual.

Lo primero y primordial será fijar unos objetivos y después analizar el contexto que los acompaña: ¿A qué me quiero dedicar? ¿Cómo lo voy a conseguir? ¿Esto que estoy haciendo es un buen medio para conseguirlo? Me estoy cansando de soñar y de esperar a que la situación ideal llegue. De hecho, creo que la idea de "situación ideal" solo es una utopía que no se producirá nunca y que no son más que mis propios miedos los que me frenan. Cada vez estoy más decidida a romperme las vestiduras para llegar a otro nivel, todavía inexplorado, al menos para mí.

miércoles, 1 de agosto de 2018

Reorden

Pensando, pensando... sufriendo algún revés y decepción profesional, siendo selectiva con según qué y sobre todo tomando distancia para ver las cosas con perspectiva creo que ha llegado el momento de liarme la manta a la cabeza y de dar un paso al frente.

No voy a desvelar mis pasos de momento, pero cuando tenga las cosas un poco más atadas tal vez dé la sorpresa. Espero que al menos esto me vaya bien y pronto pueda decirlo a bombo y platillo. Sólo puedo adelantar que no seré ni la primera ni tampoco la última que lo haga.

martes, 3 de julio de 2018

Esta tarde empiezo la temporada de verano



Tras una época en la que he tenido que poner a prueba mis dotes de malabarista para poder organizar a la gente de casa y los horarios de cada uno para poder llegar a todo, parece que ha llegado la calma. Hoy he acabado el curso más importante de los que estaba haciendo y con él también mi contrato queda rescindido. Así que, aunque en las noticias se empeñen en decir que el paro baja, en breve tendré que ir a apuntarme.

Sigo creyendo firmemente que algo maravilloso me va a pasar, que pronto tendré esa oportunidad profesional que tanto espero. Pero parece que, de momento, toca apartar todo esto y disfrutar del verano y sobre todo de mis hijas y mi marido; que ya va tocando...

Imagen relacionada

martes, 20 de febrero de 2018

Sin tiempo a amoldarme

Tengo que admitir que me está costando mucho atravesar todo este periodo de cambios. Y lo cierto es que siempre me he considerado bastante camaleónica, pero cuesta mucho adaptarse cuando los cambios son constantes.

Estamos a febrero y todavía me confundo con los horarios de las extraescolares que hacen mis hijas. ¿Por qué? Pues porque estoy totalmente descontrolada... Acabé las prácticas de administrativo en septiembre del año pasado y poco después inicié el nuevo semestre en la UOC, unas semanas más tarde empecé a dar clases de inglés a un grupo de adultos que duró dos meses, enseguida llegaron las navidades, al poco de empezar el año empecé un nuevo curso de inglés por las mañanas, unos días más tarde otro por las tardes, mañana empiezo un tercero que sólo será un día a la semana y a primeros de abril se acabará el curso de las tardes, pero también empezaré con las prácticas del máster. Es decir, que estoy viviendo tantos cambios en tan poco tiempo que no me da tiempo a crear una rutina y siento que se me escapa el control e incluso la gestión de mi propio tiempo. No puedo establecer unos horarios de sueño, de comida ni de hacer ejercicio o incluso de hacer la compra. Eso me genera un estrés que me está empezando a pasar factura. Me noto más ansiosa y eso me hace comer más de la cuenta, sobretodo cosas que no debería, duermo menos y, en general, me veo más deteriorada. Si a eso le sumamos que no soy una fanática de la cosmética supongo que el bache se nota más de lo que me gustaría. Como de costumbre, la gestión económica mensual también está ahí y estos últimos meses estamos ajustando el cinturón a tope para no quedarnos a cero.

Aún así, debo añadir que me siento plena, que todavía tengo ese presentimiento tan fuerte de que algo muy bueno está por pasar en mi vida profesional, que por fin encontraré esa estabilidad que estoy buscando como agua de mayo. Seguiremos informando...

martes, 5 de abril de 2016

Se acabó lo que se daba...

Se acabó el paro y sigo sin trabajo. He bajado el listón... bueno, de hecho, creo que ya no tengo listón, pero no hay trabajo. El dinero es un problema cada vez más serio y el banco pasa recibos cada mes sin perdón. Estamos sudando la gota gorda, por eso no puedo ser exigente con un posible trabajo. Tenía la esperanza de que me volvieran a coger en la editorial en época de producción, previa al día del libro, pero no ha sido así. El otro día quedé con un par de compañeras de la uni para vernos después de un tiempo y ellas están igual. El estudiar administrativo coge fuerza porque tengo que ser realista y ver la demanda que me rodea y adaptarme a ella si no es que me quiero ir fuera a buscar un empleo. Administrativo, artes gráficas, marketing... ¿Quién sabe? La cuestión es no quedarse con los brazos cruzados.

No, no. La verdad es que si no tengo faena me la busco, la pena es que no es remunerada, pero no paro. Estoy haciendo gestiones en las dos AMPA's que estoy y también coordinando la despedida de los alumnos de sexto de este año porque cabe decir que también estamos con las preinscripciones de la secundaria que mi niña mayor no para de crecer y el curso que viene ya pasa al instituto. ¡Así que aburrirme no me aburro nada de nada!

Hoy llueve y considero que es un día ideal para quedarse en casa y disfrutar de la lectura/escritura, pero no puede ser, mis obligaciones me esperan. Aprovecho que sale el tema para anunciar que estoy trabajando en una segunda novela. Es totalmente diferente de la primera, que era un romance. Ésta es de ciencia ficción o futurista y pretendo que el lector haga una reflexión tras disfrutar de la lectura. Pero estoy empezando y ahora estoy parada. No porque no sepa cómo seguir sino porque no encuentro el momento de sentarme a continuar con la historia. Un amigo muy preciado me aconsejó que difundiera algún fragmento para darla a conocer. Tal vez lo haga. En cuanto a la novela anterior, la que presenté a la editorial dónde trabajé, aún espero respuesta. Cualquier día me lío la manta a la cabeza y la envío a más sitios para ver si hay suerte y alguna casa se muestra interesada.

Seguiré trabajando aunque no cobre por ello, porque yo lo valgo, porque yo lo valoro y porque soy así y no puedo evitarlo.

martes, 9 de febrero de 2016

Un móvil para una niña preadolescente

Tal vez no me ajuste a la media española y por eso esta entrada al blog pueda resultar un poco "rarita", pero la verdad es que el tema de publicar tanta información personal en internet me parece un despropósito. No quiero ofender a nadie, al fin y al cabo cada cual hace lo que le parece con su vida, pero antes de escribir la entrada a la que el título hace referencia me gustaría hacer una pequeña introducción para dar sentido a lo que digo.

Ni en redes sociales, ni en perfiles de mensajería ni en ningún medio que sea tan público encontraréis fotos en las que salen mis hijas solas y especificando el nombre de cada una de ellas. Son menores y considero que hay que protegerlas de todo eso, no exponerlas. Conozco gente que actualiza su foto de perfil cada dos por tres con fotos de sus hijos y reconozco que me encanta verlas, pero yo no lo hago porque sé que esas fotos las verán mis amigos y/o conocidos y ¿quién más? Internet no tiene límites y esa información puede llegar a cualquier punto del mundo. Soy de las que piensa que hay que tener cuidado con lo que se publica, que hay quién da muchas pistas de los horarios que hace, de cuándo  y dónde está de vacaciones o incluso de lo que se compra o le regalan. No voy a juzgar a nadie pero insisto en que yo esto no lo hago. Toda esta información no es de ámbito público y según quién la lea te puedes buscar un buen problema. 

Sí, lo sé: tengo un blog en el que publico muchas cosas personales, pero si te das cuenta por mucho que explique aquí no doy información personal. Hablo de mi y de mis cosas y tampoco doy demasiadas explicaciones porque considero que para explicar lo que pongo aquí no es necesario que nadie sepa dónde vivo o a qué escuela van mis hijas. Sin embargo, por mucho que las quiera proteger de todo esto la tecnología está en todas partes y ellas forman parte de esa generación que domina una tablet como si hubiesen nacido con ella bajo el brazo. No las puedo privar de usarla, pero si pautarlas y guiarlas.

A lo que iba... Este año mi niña mayor acaba la primaria. Por mucho que no deje de sorprenderme, es de las pocas que no tiene móvil de su clase. Nunca me ha dicho nada, pero sé que se muere por tener uno, así que cuando empezaron a tener todas sus amigas le prometí que cuando acabara sexto le compraría uno. Bueno, pues hace unos meses su madrina se me adelantó y le regaló el suyo porque se lo cambió por uno más nuevo. Así que podríamos decir que tener móvil tiene móvil pero sin tarjeta SIM, por lo que no puede llamar y no puede usar whatsapp, por ejemplo. Ha estado bien porque ha utilizado internet y se ha instalado juegos y también ha estado haciendo un uso moderado del terminal. Ha sido como una introducción paulatina que creo que no ha estado mal del todo. De todas maneras me ha estado insistiendo desde que lo tiene en casa en que quiere una tarjeta SIM para poder usarlo plenamente y al final, como es una niña estupenda que me trae unas notas excelentes y que normalmente se porta genial, le dije que para su cumple (en junio) le compraríamos una.

Hemos hablado mucho del tema y al final, después de incluso buscar información en internet de cómo encarar este tema de la manera más adecuada y siendo fiel a mis principios, decidimos conjuntamente redactar un contrato que reuniese las condiciones que debe cumplir la niña para tener un teléfono móvil propio. Encontré un modelo que me parece que han utilizado más madres con las mismas preocupaciones que yo, lo copié y lo adapté a la especificidad de mi hija. Aquí dejo el cuerpo del contrato, que tanto mi marido como mi niña ya han leído y aceptado, aunque hasta junio no será vigente.

Si quieres tener un Smartphone operativo deberás cumplir con las siguientes condiciones:

1.- El teléfono es nuestro, no lo olvides. Nosotros lo compramos y pagamos en su momento. Te lo estamos prestando. ¿A que somos geniales?

2.- Nosotros siempre sabremos la contraseña o contraseñas. Respetaremos tu intimidad siempre y cuando no veamos indicios de que nos estás engañando o de que hay un problema serio que no nos quieres contar. Si llega el momento nos veremos obligados investigar qué está pasando y eso incluye tener acceso total al Smartphone. Recuerda que, al fin y al cabo, el teléfono es nuestro y sólo te lo estamos prestando.

3.- Nos entregarás el teléfono a las 9 de la noche cada día o, en su defecto, cuando vuelvas de clase. El móvil estará apagado toda la noche y se volverá a encender por mañana. Si crees que a ciertas horas no llamarías al teléfono fijo de alguien porque molestarías tampoco lo hagas con tu móvil y lo mismo ocurre con los mensajes. Respeta a las otras familias y sus horarios como nos gusta que nos respeten a nosotros.

4.- Si suena el teléfono, cógelo. Di «hola». Sé educada. Coge siempre, sin excepciones, la llamada de tu madre y/o padre.

5.- Si te llama un número que no tienes almacenado cógelo. Podría ser una llamada muestra desde un teléfono diferente. Sin embargo, si la persona al otro lado de la línea es una desconocida o no tienes idea de lo qué quiere cuelga sin dar explicaciones y coméntalo en casa lo antes posible. Hay mucha gente con malas intenciones en este mundo tan grande que se aprovecha de la gente buena como tú.

6.- Siempre que salgas de casa con el móvil te asegurarás de tener batería suficiente. Ésta no será una escusa válida si te llamamos y no lo coges.

7.- Te llevarás el teléfono al colegio, pero lo mantendrás siempre en silencio y guardado. Se te castigará en casa si te lo requisan en el colegio porque lo has estado usando sin una buena razón. Recuerda que sólo lo llevas por si surge una emergencia. No pierdas el hábito de conversar y hablar con la gente, sobretodo con tus amigos, en persona, cara a cara.

8.- Si el móvil se cae, se golpea, se estropea o se pierde, tú serás la responsable. Por lo tanto, serás tú quién asuma los costes de su substitución o reparación. Por si eso pasara deberás tener dinero ahorrado. Si llega el momento y después de todo no puedes pagarlo deberás realizar trabajos forzados en casa hasta haber hecho frente al gasto que no pudiste asumir. Esos trabajos serán del estilo: limpiar el coche, tareas del hogar no habituales, encargos, etc.

9.- El pago de las cuotas. Puedes elegir entre cobrar una semanada generosa y pagarte tú las mensualidades del móvil o si lo prefieres te las pagamos nosotros, pero en este caso te quedarías con una semanada mucho más reducida, la que nosotros creamos conveniente para cubrir tus gastos personales.

10.- Apágalo o siléncialo cuando te encuentres en lugares públicos. Especialmente en restaurantes, en el cine o mientras hablas con otra persona. También en comidas familiares. No eres una maleducada, no dejes que el móvil cambie eso.

11.- No uses el móvil para mentir, hacer tonterías o engañar. No te involucres en conversaciones que sean dañinas para los demás. Sé una buena amiga. A ti tampoco te gustaría ser el blanco de un acoso así.

12.- No seas faltona. No envíes mensajes, correos electrónicos ni digas nada a través del teléfono que no dirías en persona.

13.- No te dejes llevar. No envíes mensajes, correos electrónicos ni digas a alguien algo que no le dirías en voz alta y en presencia de sus padres o de los tuyos. Autocensúrate y contrólate.

14.- No pierdas el norte. Busca en la web información que compartirías abiertamente con nosotros. No tengas vergüenza en preguntar a una persona adulta, preferiblemente a tus padres, cuestionen que te inquieten. Nosotros también hemos sido jóvenes y también nos hemos preguntado las mismas cosas, te lo aseguro.

15.- No envíes ni recibas imágenes íntimas tuyas ni de otras personas. No te rías. Tal vez algún día te sientas tentada a hacerlo, a pesar de tu gran inteligencia. Es arriesgado y puede arruinar tu vida de adolescente, joven e incluso adulta. Recuerda que es siempre una mala idea. El ciberespacio es más poderoso que tú y es difícil hacer que algo de esa magnitud desaparezca, incluyendo una mala reputación que te perseguirá indefinidamente.

16.- No hagas millones de fotos o vídeos. No hay necesidad de documentarlo todo. Vive tus experiencias al momento y quedarán almacenas en tu memoria para toda la vida.

17.- A veces conviene dejar el móvil en casa. Siéntete segura cuando eso suceda. No estamos hablando ni de un ser vivo ni de una ninguna extensión de tu cuerpo. Aprende a vivir también sin él. Tienes que vencer el miedo a perderte algo que está ocurriendo y a estar siempre conectada.

18.- Bájate música que sea nueva o clásica o distinta a la que millones de chicas como tú escuchan. Tu generación tiene un acceso a la música mayor que cualquier otra de la historia. Aprovéchalo y expande tus horizontes.

19.- De vez en cuando puedes jugar a juegos de palabras, puzles y rompecabezas; juegos que contribuyan positivamente a tu desarrollo mental.

20.- Mantén tus ojos abiertos. Observa el mundo que te rodea, mira por la ventana, escucha a los pájaros, date un paseo, lee, pregunta. Muchas veces no es necesario buscar en Google para encontrar respuestas.

21.- Todo tiene solución. Meterás la pata, te quitaremos el teléfono, nos sentaremos y hablaremos sobre ello. Después de eso volveremos a empezar y posiblemente vuelvas a meter la pata. Entonces te volveremos a quitar el teléfono y de nuevo nos sentaremos para hablar. Piensa que esto es nuevo tanto para ti como para nosotros y que todos estamos aprendiendo, que no pararán de surgir cosas nuevas. Recuerda que somos un equipo; que estamos juntos en esto.

22.- El incumplimiento total o parcial de una o más de las condiciones anteriores se castigará con la retirada inmediata del terminal. En tal caso, tendremos un margen de dos días para decidir cuál será tu castigo y el tiempo en el que permanecerás sin teléfono móvil. También nos comprometemos a buscar una solución para que recuperes tus privilegios.

23.- La duración de este contrato será indefinida. Recuerda que te estamos prestando un terminal que nosotros compramos en un principio. Cuando nos demuestres que eres lo suficientemente adulta y responsable como para hacerte cargo completamente del uso y manejo del móvil rescindiremos el presente contrato. En ningún caso será antes de que cumplas los 18 años y para ello también deberás tener algún tipo de ingreso regular legal que te asegure una estabilidad económica independiente.

Esperamos que puedas aceptar estos términos. Muchas de las condiciones aquí recogidas no se aplican sólo al móvil, sino también a la vida en general. Estás creciendo en un mundo que cambia rápidamente. Es algo apasionante y tentador a la vez, pero procura hacer las cosas sencillas. Confía en tu poderosa mente y en tu gran corazón por encima de cualquier máquina. Y recuerda que te queremos sobre todas las cosas.

He decidido publicarlo en mi blog porque aunque yo crea que soy "rarita" porque regulo el uso que hacen mis hijas de las nuevas tecnologías, estoy segura de que habrá más madres como yo y que probablemente se encuentren con las mismas dudas. Por lo tanto espero que sirva de ayuda.

A mí estas cosas me producen pavor. Creo que, en general, facilitamos en exceso la entrada de nuestros hijos en el ciberespacio. No entiendo como críos de siete años tienen perfil de facebook o twitter y cuelgan fotos continuamente de lo que hacen. Me asombra muchísimo ver críos de primaria que van con el móvil al cole. Me duele incluso ver cómo los jóvenes padres de esta nueva generación usan estas mismas tecnologías para entretener a sus hijos pequeños (incluso bebés) y que así no les den la vara demasiado. Creo que les introducimos en este mundo demasiado pronto y si no los introducimos nosotros les damos muchísimas facilidades para que lo hagan ellos mismos. Y me incluyo en esta categoría por mucho que la critique.

La Guàrdia Civil está alertando continuamente de los peligros de internet, de la importancia del control parental, del ciberacoso, de la pederastia, de la violencia de género entre adolescentes, etc. Incluso imparten clases en las escuelas sobre la seguridad en internet porque parece que lo que les enseñamos en casa no es suficiente. Siempre pensamos que eso no nos puede pasar a nosotros, pero nada más lejos de la realidad. Por eso, si puedo hacer algo para proteger y preparar a mis hijas para afrontar estas nuevas situaciones con madurez lo haré sin duda alguna y creo que este contrato es un gran acierto.

lunes, 2 de noviembre de 2015

Demos forma a una vida más sana

Yo creo que a nadie le gusta estar gordo o tener sobrepeso, supongo que a todos nos gustaría gozar de una salud estupenda y la verdad es que en España tenemos la gran suerte de tener a nuestro alcance la dieta mediterránea, la que es considerada la más sana del mundo. Bien, pues desde que estoy en el paro que estoy analizando los hábitos que tenemos en casa y me he dado cuenta de que deberíamos comer más verduras, legumbres y pescados, que abusamos de la carne y los farináceos. También deberíamos reducir o eliminar el consumo de leche de vaca sin abandonar los lácteos. Por otro lado, también deberíamos movernos más: prescindir del coche cuando no sea necesario y como mínimo caminar. 

Mis hijas han crecido (o están creciendo) con unos hábitos de actividad bastante sedentarios. No sé si es porque vivimos en un piso y aquí no pueden quemar lo que quemarían en la calle, pero cuando tenemos que ir andando a algún sitio todo son quejas y reniegos. Es cierto que hay otras madres que dejan a sus hijos en la calle para que jueguen hasta el anochecer, como cuando yo era pequeña, pero la verdad es que las cosas han cambiado mucho y considero temerario dejar a los niños sin vigilancia en estas calles contemporáneas donde hay exceso de desconocidos, coches y personas imprudentes. Yo no me fío, lo que hagan los demás no es mi problema. No es que me justifique por la poca actividad de mis niñas, pero supongo que este es el gran motivo por el que a penas salen a quemar energía a la calle. 

Yo por mi parte he querido confiar en la tecnología para motivarme y moverme más además de poder controlar el ejercicio que hago o no a lo largo del día. Para ello he adquirido una pulsera de actividad y la verdad es que no está nada mal. Llevo una semana con ella y me analiza hasta si las horas que duermo son de calidad o no.

Hoy me he colgado en la nevera una programación semanal de la alimentación que deberíamos seguir para tener una dieta equilibrada. Esta programación me la dio la doctora de cabecera hace tiempo pero la había ignorado hasta hoy. Es bastante simple por lo que solo indica qué tipo de alimentos deberías combinar cada día para que no falten nutrientes a nuestra ingesta diaria, pero no te marca qué tipo de platos deberías cocinar, eso lo deja a tu elección. Por lo tanto, creo que es una guía bastante flexible y a la vez muy útil para empezar a dar forma a una alimentación más sana.

En cuanto a las tareas del hogar, también he querido dar un paso más y confeccionarme una serie de tareas diarias que debo hacer. De esta manera intentaré tenerlo todo más o menos cubierto y que mi casa no parezca un cajón desastre.

En conjunto, estoy intentando cambiar los hábitos de casa para poder proporcionarnos más calidad de vida, más salud y, en definitiva, ser más felices.

miércoles, 7 de octubre de 2015

Una maruja nefasta

Pues después de un mes de estar en casa ya lo puedo asegurar: no sirvo para ser ama de casa. No sé si es que somos muchos y además ahora comemos todos en casa o qué pasa, pero es una pasada la cantidad de faena que se acumula en cuestión de uno o dos días. No doy a basto y encima se me rompe el día cuando tengo que coger el coche para ir a buscar a las niñas y preparar la comida.

No entiendo por qué no puedo acabar de organizarme... ¿Demasiado tiempo haciendo cosas que no tocan para un perfil de mujer como el mío? No me lo explico... Si he podido tirar adelante con todo lo que me he propuesto ¿por qué ahora no soy capaz de hacer bien lo que tendría que estar haciendo ya que no trabajo fuera de casa? Es una cuestión que me frustra bastante, sobretodo cuando veo que van pasando los días, la semanas e incluso los meses y que mi situación no cambia.

martes, 22 de septiembre de 2015

Bloqueada

"Una temporadita en el paro, que me pueda poner al día con mis cosillas, y luego a buscar faena". Eso decía yo la última semana que estuve trabajando en la editorial. Ya han pasado dos semanas y pico y aún estoy por empezar. Sí, las niñas han empezado el cole y todo eso, pero creo que cada vez me cuesta más cambiar mis propios hábitos y adaptarme a algo nuevo. ¿Perritis?¿La edad?¿Cansancio general? No lo sé, la verdad. El caso es que se me pasa el tiempo y los días y las semanas y sigo en el mismo punto.

A día de hoy no sabría decir cuántas ofertas de trabajo para ejercer de profesora de inglés me han ofrecido desde que empezó el mes, pero diría que más de cinco seguro, que teniendo en cuenta los tiempos que corren son un montón. Y justamente eso es lo que no quiero hacer en mi vida. En todo caso ahora mismo no. Si pasa el tiempo y no sale nada más la necesidad será más fuerte que el deseo, pero de momento aguantaré sin ceder.

En fin, que aún estoy con burocracia y papeleo del paro. No sé cómo irán las cosas. Lo que sí puedo decir es que hemos aumentado la familia. Pero que no se asuste nadie que no se trata de un bebé humano sino de un bebé canino que nos trajimos en nuestro último viaje. Aquí os dejo una foto para que la conozcáis: se llama Niji (arco iris en japonés) y tiene solo dos meses y medio.

Esta foto la tomamos el primer día que Niji estuvo en casa


lunes, 14 de septiembre de 2015

Vuelta al cole

Las princesas han vuelto a la rutina. Para mí un problema porque a partir de hoy vuelvo a estar atada a un horario que me condiciona en todo lo que hago a lo largo del día. Me he tenido que hacer un horario semanal para organizarme mejor el día a día. 

Mis niñas sólo hacen una actividad extraescolar porque soy partidaria de no agobiar a los críos con un exceso de actividades fuera del horario escolar, que ya tendrán tiempo de ir estresados cuando sean adultos. Por lo que Irene y Aroha sólo hacen música y en el caso de Sara se trata del baloncesto, que son precisamente lo que ellas mimas eligieron. Aún así este curso voy a ir de culo casi toda la semana y lo que me interesa más es que también tengan tiempo para hacer los deberes. Irene ya hace sexto y las dos gemelas van a tercero. La vida del estudiante hace que cada curso sea un poquito más duro y creo que en nuestro caso la clave es la organización. El tema es que esta tarea corre de mi cuenta, es decir, que ¡ya me puedo poner las pilas!

lunes, 7 de septiembre de 2015

Lunes; empieza la semana

Hoy es el primer lunes que no voy a trabajar en mucho tiempo. Bueno, en realidad solo seis meses, pero al mismo tiempo se me ha hecho largo como se me ha pasado volando. En fin, que se acabó el contrato, que ya no tengo por qué volver más. ¡Finito! Desde que lo sé que he intentado organizarme lo que queda antes de que vuelvan mis niñas al cole para prepararnos para la nueva rutina, pero no sé por qué hoy me siento un poco perdida, como si se me hubiese escapado el día entre los dedos. Sí que he hecho cosas, no me he quedado de brazos cruzados todo el día, pero no he hecho lo que tenía pensado y eso me ha trastocado esa planificación que tenía hecha.

Al margen de lo que vaya a hacer antes o después de la vuelta al cole, lo que esté relacionado con mis niñas, también tengo proyectos personales que realmente ahora no tengo ganas de desvelar, pero que a mi entender son un poco ambiciosos. ¿Y qué más da? Si no lo pruebo no lo sabré nunca y si una cosa he aprendido en esta vida es que no necesitas cerrarte tu mismo las puertas porque otros lo harán por ti, así que ¿por qué no intentarlo?

miércoles, 19 de agosto de 2015

Un paréntesis

Hoy me han dicho que cuando se me acabe el contrato no me lo renovarán... Pues me lo quiero tomar así, como un paréntesis. No sé qué pasará. De momento, trabajo hasta el cuatro de septiembre. Dice mi jefa que no me renuevan porque no pueden mantener otro sueldo pero yo creo que es porque no quieren y ya está. Sin embargo, en un par de meses, cuando suba la faena, y teniendo en cuenta que la persona a la que substituyo hará reducción de jornada yo creo que muy probablemente me vuelvan a llamar. Digo yo que será mejor contratar a alguien que ya conoce la empresa y la faena que alguien que tenga que empezar de cero, ¿no?

No me lo he tomado mal. De hecho, me lo esperaba. En situaciones así prefiero ver el vaso medio lleno: tendré tiempo para la vuelta al cole, para estar más tiempo con mis niñas que hace meses que me reclaman, retomar mi novela y otras cosas que tengo en mente. Además, también tendré tiempo para escribir en el blog, que lo tengo muy pero que muy abandonado.

sábado, 29 de noviembre de 2014

Cuando me estaba empezando a resignar... ¡ZAS!

Los lunes se me hacen muy cuesta arriba. Sé que a todo el mundo se le hace cuesta arriba el primer día de trabajo después del descanso del fin de semana, pero creo que en mi caso es algo más. Ser profesora no me gusta. Lo hago por necesidad y por compromiso, pero si pudiera lo dejaba hoy mismo, sin embargo ahí estoy cada lunes, intentando buscar el lado positivo de la situación (¡que desde luego que lo hay!), pero incapaz de subir el ánimo hasta por lo menos el jueves que veo que ya se acaba la semana laboral y se acerca el fin de semana de nuevo. 

Sin embargo, el pasado lunes fue diferente: por primera vez desde que empezó el curso que me sentía bien. No puedo decir que animada de ir a clase, pero bien, no deprimida. Dentro de mí pensé que me estaba acostumbrando, que a pesar de que esta profesión no fuese mi vocación podía incorporarla a mi vida diaria y vivir con ella. Y he de confesar que me sentí feliz porque me guste o no esta es mi realidad y es lo que, mientras mi marido no cobre regularmente sus nóminas, nos da de comer y ayuda a pagar facturas. Por lo tanto, creí que era una señal muy positiva, extremadamente positiva, porque me queda prácticamente todo el curso por delante.

El mismo lunes cuando salí de trabajar y comprobé mi móvil, como suelo hacer ya que en clase lo tengo silenciado, me encontré una grata sorpresa: un correo electrónico de la editorial donde hice las prácticas. Me pedían que les llamara que tenían la traducción de un libro para mí. Llamé, pero a esas horas ya no quedaba nadie allí. Lo volví a hacer al día siguiente y me pasaron los textos vía e-mail. He estado martes y miércoles prácticamente enteramente volcada en hacer esta traducción porque era muy urgente y yo no quería dejar pasar la oportunidad. No me preocupé por preguntar por el pago o las condiciones; no me importaba. Estaba tan contenta que en ese momento pensé que todo eso era secundario. De alguna manera me hizo sentir que me ponían a prueba aunque sé racionalmente que no es así. El jueves envié mis textos y no recibí respuesta por lo que ayer (viernes) llamé. El señor editor me dijo que en cuanto recibió mis traducciones hizo parar a todo el mundo de lo que estaba haciendo para que se centrara en el libro este y lo maquetaran lo antes posible, que durante el día me haría llegar un PDF más o menos definitivo, que le echara un vistazo buscando faltas de ortografía (solo en mis textos) y que si encontraba algo que se lo dijera. Sobretodo que lo hiciera lo antes posible. El mensaje con el libro me llegó a las 12, hora en la que tengo que ir a buscar a mis hijas al cole, después me lié con la comida y todo eso y hasta las 3 de la tarde no me pude poner a trabajar. Pude traducir un pequeño texto que no me había enviado antes que tenía que salir en la contraportada del libro, pero fui incapaz de abrir el PDF. Tuve que hacer unas maniobras extrañas que finalmente me permitieron abrir el documento usando Dropbox pero cuando esto sucedió ya era la hora de ir a buscar a las niñas otra vez. A la vuelta imprimí los textos porque, no sé por qué, veo más claro el texto si está en papel y cuando terminé era prácticamente la hora de irme a trabajar. Sólo pude corregir el primero. Cuando salí del trabajo un nuevo e-mail del señor editor pidiéndome que le llamara urgentemente. Le llamé, pero des del momento en que me había hecho el envío hasta que yo lo leí habían pasado tres cuartos de hora y ya no estaba. El fin de semana la editorial está cerrada, así que decidí desestresarme porque si había perdido algo ya no había remedio. Ahora tengo todo el fin de semana para revisarme esos textos y tal vez me mire las versiones en los otros idiomas, aunque me haya dicho que no, para que vea que aprovecho el tiempo y si puedo le saco las castañas del fuego a otro. ¿No dice que es una publicación urgente? Porque a grosso modo he visto alguna cosilla que se tendría que rectificar...

Soy una mujer trabajadora y mucho más si estoy motivada. Quiero aprovechar esta oportunidad. Una compañera de la editorial está embarazada, espera una niña para marzo. La campaña del día del libro empieza en febrero para que en abril esté todo listo. Son fechas muy importantes para la editorial y justamente ella no estará. Necesitan contratar a alguien ya porque de momento ella se encuentra bien, pero tendrá que enseñar todo lo que hace a quien ocupe su lugar y te aseguro que quien quiera que sea no lo aprenderá en un día ni en dos. Ni siquiera yo que ya he trabajado codo con codo con ella sería capaz. Las compañeras de la editorial están insistiendo en que la jefaza me contrate para esta substitución. Ya veremos. De momento quiero superar esta "prueba" con éxito.

A pesar de este último contratiempo estoy muy contenta, muy emocionada, porque la verdad es que estaba empezando a pensar en tirar la toalla con esta gente de la editorial, a resignarme con mi faena de profesora durante mucho tiempo. Porque la verdad es que mi jefa es una persona increíble y lo que más me gusta de ella es su sinceridad. Sé que no me va a echar a la calle, que a su lado tengo trabajo mientras yo quiera seguir a su lado y el negocio tire adelante pero de verdad espero no acabar definitivamente allí. Ya no es solo por el tema de si me gusta o no sino porque con un sueldo de media jornada mi marido no tiene alternativa y tiene que aguantar todo lo que le echen en su trabajo sin apenas abrir la boca ni levantar la cabeza. Al fin y al cabo, su sueldo (cuando lo cobra) es el pilar principal de nuestra economía familiar, el mío es sólo una inyección paliativa para ir tirando que tampoco da para mucho.

viernes, 3 de octubre de 2014

¿Un paso atrás?

Después de no sé cuánto tiempo escribo una entrada que alude a mi hermano. Tengo la sensación de que todo lo que había avanzado en reponerme desde su muerte lo acabo de echar a perder de un sólo plumazo. Llevo una temporadita que no puedo hablar de él sin ponerme a llorar y a veces incluso desconsoladamente. Me da mucha pena verme así. No quiero ni pensar cómo me deben ver los demás... He seguido un consejo de amiga: he pedido hora para el psicólogo. Algo no está bien conmigo y quiero seguir viviendo, disfrutando del día a día y ser feliz con lo que tengo que no es poco cuando una se conforma con eso.

Llevo unos días intentando analizar la situación. No soy estúpida y nadie me conoce mejor que yo misma, así que he creído conveniente empezar psicoanalizándome yo misma. Creo que la culpa de que esté así la tiene el hecho de haber acabado la universidad. Parece una tontería, ¿verdad? Sin embargo, si te paras a pensar en mi historia las piezas van encajando poco a poco.

Aquel verano que dudé tanto en si continuar estudiando o ponerme a trabajar ya definitivamente fue un gran dilema para mi. No sólo por el hecho de aprovechar una oportunidad única, sino también porque empezar una carrera sería como retomar mi vida dónde se rompió: con 18 años, acabando el bachillerato y escogiendo una carrera que me gustase, un futuro. Por lo tanto, ponerme a hacer el grado significaba mucho más para mí que para cualquiera de mis compañer@s. Para recordarme la importancia de esa decisión que no tenía vuelta atrás me tatué la espalda. Me sentí cómo si renaciera. Me sentí cómo si volviera atrás en el tiempo mentalmente y pudiese volver a tener esos 18 años y pudiese vivir el momento como debió ser. Recuperar una vida alternativa que nunca tuve. Pero eso sólo fue un sentimiento que me hacía soñar porque nunca llegué a despegar y siempre tuve presente la situación real en la que me encontraba y cuál era mi papel en todo aquello.

Estos cuatro años he estado extremadamente atareada. No he tenido demasiado tiempo para pensar en otras cosas. Pero ahora se ha terminado. El periplo concluyó. He dejado de soñar. Estoy trabajando. Estoy ejerciendo plenamente el rol que me toca. Soy una madre trabajadora que también lleva adelante su casa y a sus tres hijas. Soy como muchas otras mujeres de este país. He vuelto a cortar con ese pasado, con esa vida alternativa que tendría si él estuviera aquí, si nunca hubiese tenido aquel accidente. El sueño se terminó y aunque nunca pensé que todo esto pudiese estar relacionado con él ahora me doy cuenta de que sí, de que tal vez decidí ir a la universidad para demostrarle y demostrarme que aquello que pasó me rompió la vida. A mí y a mis padres. Que quise demostrar a todo el mundo que soy una persona capaz y de que, aunque he seguido una línea temporal diferente, puedo hacerlo tan bien o mejor que cualquier otr@.

Supongo que como la demostración se terminó no me queda más alternativa que volver al mundo real y volver a afrontar mi verdadera situación. Todo esto parece un poco surrealista. Ya hace más de quince años que tuvo el accidente y aún estoy así: llorando por los rincones, evitando hablar de él con mis padres, evitando situaciones de duelo para no revivirlo una y otra vez. Ahora soy consciente de que necesito ayuda. Espero poder quitarme esta espinita antes de que se enquiste y se convierta en un cáncer que acabe con mi vida. Soy una persona feliz y amo a las personas que tengo a mi alrededor. No quiero perder esto y voy a luchar por ello.

A veces pienso qué hubiese sido de mi vida si aquel accidente nunca se hubiese producido, pero tampoco quiero eso porque no me imagino vivir sin mi pequeña gran familia: mi marido y mis hijas son lo más importante que tengo y aunque añoro enormemente a mi hermano no podría renunciar a ellos en ningún caso. Supongo que esta es también la factura que debo pagar por no despedirme cuando tocaba. Han pasado quince años y sigo sin estar preparada para ello.

lunes, 15 de septiembre de 2014

Adelante con la rutina

Esta semana va a ser un poco fuerte porque empezamos con una nueva rutina a la que aún nos tenemos que habituar y encima hay elementos que la alteran (médicos, horarios extraños, etc.). Tenemos que coordinarnos con abuelos paternos, maternos, el trabajo de Eladio que ha pedido hacer un horario especial los días que Irene y Aroha tienen que ir a música, yo haciendo de mamá por las mañanas preparando la comida y esas cosas y acostumbrándome a estar ausente por las tardes (es decir, todo lo contrario de lo que había hecho hasta ahora); pero la verdad es que las niñas esperaban este día como agua de mayo.

Yo también estoy nerviosa. Supongo que esto de que también sea el primer día para mí no es algo que pase desapercibido para mis adentros, sino que aunque me muestre tranquila la verdad es que no lo estoy en absoluto.

He estado preparando las clases de hoy. Voy un poco a ciegas porque no sé exactamente el total de alumnos que tendré en cada clase (dentro de un rato lo sabré) y tampoco les conozco ni sé el nivel de inglés que tienen. Imagino que sobre la media, pero recién salida de la universidad todo me va a parecer bajo. ¡Tampoco descarto sorprenderme!

En fin, que esto empieza ya. La cuenta atrás está en marcha. 

martes, 15 de abril de 2014

En Semana Santa tampoco se descansa

"Estos días que tengo de fiesta aprovecharé para avanzar en el TFG", "Cuando empiece la Semana Santa me pondré a tope con la faena de la uni", etc. Siempre pienso lo mismo y, aunque tan solo estamos a martes, tengo la sensación de que se pasarán las vacaciones y de que no haré ni la mitad de lo que tenía en mente. Intento programármelas al más mínimo detalle, anotarme día tras día las tareas que me autoasigno para no perder el tiempo, cosa que odio, pero no sé qué pasa que nunca funciona. Bueno, miento, sí sé qué pasa. Pasa que en casa siempre veo cosas que hacer que no tienen nada que ver con la universidad y pasa que tengo tres hijas que también están de vacaciones; eso pasa.

No sé por qué me cuesta tanto adapatarme a las nuevas situaciones. Antes era más camaleónica, ahora cada vez es más lento. Me queda un mes y medio para hacer el TFG y lo tengo tan verde... Me estoy empezando a asustar. A finales de abril acabo las prácticas y eso me dará total dedicación para esta tarea. ¡Ah, sí! Las prácticas... Bueno, si tuviera que decir algo al respecto sería que me sabe mal que esto se acabe. Por una parte me alegro porque estoy preocupada por el Trabajo de Fin de Grado y es por eso anhelo que se terminen ya, pero por el otro estoy muy a gusto trabajando allí  y me da pena que se acabe. Veo, y ellos admiten, que les hace falta una persona en la editorial, pero parece ser que no pueden hacer frente a un gasto así, por eso es que de momento aprovechan a las dos personas que tienen de prácticas para sacar la faena adelante. Pero yo ya acabo y la otra chica (que aún se quedará un par de meses más) dice que cuando acabe el grado quiere hacer el máster y después el doctorado, que no quiere ponerse a trabajar aún. Los encargados de algunas secciones me han asegurado que si al final se decide contratar a alguien que sin duda me llamarán primero a mí porque ya me conocen y porque están contentos conmigo, pero que no depende de ellos y quién decide aún no se ha pronunciado. Así que a finales de mes se acabó lo que se daba.

Planes para estas vacaciones. Bien, primero querría arreglar una sección del trabajo que ya tenía hecha y comentada por mi tutor para dejarla acabada o prácticamente acabada y quería hacer el contexto histórico. Si logro hacer estas dos cosas me daré por satisfecha. También tengo un pequeño trabajo de la asignatura que estoy cursando este semestre y que debo colgar en el campus virtual antes del martes o del miércoles que viene. Espero que no me dé muchos quebraderos de cabeza... Si además de todo esto consigo adelantar algo más del TFG mejor que mejor. Sin embargo, no puedo evitar entretenerme con muchas otras cosas menos importantes como repasar mi novela por enésima vez (a medida que pasa el tiempo parece que la voy madurando más y más), hacer limpieza a fondo en mi casa (estancia por estancia... es duro), montar un huerto en unas jardineras que tengo en la terraza, hacer el cambio de ropa de los armarios, etc. ¡Sé que es mi perdición, pero no me puedo resistir!

lunes, 6 de enero de 2014

Estoy cansada...

Sí, lo sé, sólo un poco más y ya estará, pero es que cada vez estoy más cansada. No sé si es la edad, si es el agotamiento acumulado, si es que ya estoy un poco harta o si simplemente es que ya no quiero continuar con esto. Duras palabras, lo sé. No es que esté pensando en abandonarlo todo, ni mucho menos, simplemente es que estoy cansada. ¡Y no hay más! Y pensar en la energía que tenía cuando empecé, que parecía que me iba a comer el mundo: un máster, el doctorado, viajar... Muchas cosas que ahora no sabría decir si las quiero hacer o no.

Tengo ganas de acabar el curso. Estoy harta de estudiar, de épocas de examen, de trabajos, presentaciones y todo esto. No quiero ser maestra y me lo meten hasta por las orejas. ¡A ver si va a ser que los filólogos no tienes más alternativas que la docencia! ¿Que qué voy a hacer el curso que viene? Pues no lo sé, la verdad. Soy como una veleta ahora mismo y según como sople el viento giraré hacia un lado u otro. Ya veremos cómo está el panorama en junio y julio...

Faltan unas semanas para acabar este primer cuatrimestre. Ya me lo programé durillo para poder ir más desahogada en la fase final de la carrera, me lo planteé como el último sprint antes de la recta final, pero con el agotamiento mental al que estoy sometida se me está haciendo muy cuesta arriba y además me da muchísima pereza ponerme a ello. De todas maneras, hay que estar al pie del cañón sí o sí y supongo que al final todo saldrá adelante. Haré todo lo posible para ello. Tampoco tengo alternativa si no quiero fallar a todos los que me están apoyando en este proyecto titánico, ¿no?

Espero que, como había planificado, el segundo cuatrimestre sea más llevadero. Sólo tendré pendientes las prácticas en empresa, el trabajo de final de grado y una asignatura que no tiene exámenes (me la vendieron muy bien, ya veremos cómo es en realidad). Unas semanas más y lo peor habrá pasado, pero éstas últimas siempre son las peores.

lunes, 7 de octubre de 2013

Un último esfuerzo...

Con un poco de vértigo pensando en todo lo que han significado estos últimos años para mí y para los míos me acerco sin remedio al final de un ciclo: la carrera universitaria. Si las cosas no se tuercen con este curso finalizaré mi estancia en la universidad, aunque aún no he descartado del todo el cursar un máster. De todas maneras no lo veo demasiado claro, no es tan fácil como elegir entre blanco o negro...

Como cada inicio de verano tenía en mente miles de proyectos, unos más tangibles que otros, que muy a mi pesar no he podido llevar a cabo. Por ejemplo, no he podido enseñar a mi hija mecanografía, tampoco he empezado con las clases particulares de inglés de mi marido (ni tiene pinta de querer hacerlas al final). Sin embargo, sí que he empezado a escribir una novela, he estado buscando información y contactos para escribir el trabajo de final de grado y también me he decidido con el tema de las prácticas en empresa. Pasado septiembre y entrando de lleno al otoño busco alternativas para mantenerme ocupada y mi cabeza no para de dar vueltas a cosas cruciales para mí y otras que son bastante banales, pero que no me dejan tranquila. El tema de enseñar inglés a mis hijas es algo que me pesa como si fuese una obligación incumplida por mi parte. Haré un esfuerzo por cambiar esto...

Parece ser que este curso no trabajaré. La guardería donde he estado hasta hace poco parece ser que ha decidido prescindir de mis servicios. Por lo visto necesitaban a alguien por las mañanas y como yo no podía se han buscado a otra. Por las tardes, se han reorganizado los horarios y como resultado me han dicho que no me necesitarán. Sí que querían que siguiera con la extraescolar que ya hice el pasado curso, pero con una vez tuve suficiente y prefiero no repetir la experiencia. Me he dado cuenta de que la docencia no es lo mío. No soy buena profesora de inglés. Sí, puedo dar clases. ¿Y por qué no? Pero no me siento a gusto haciéndolo ni tengo la sensación de estar haciéndolo bien. Me siento como si estuviera estafando a alguien y, la verdad, me gusta dormir por las noches. Así que traducido a palabras más positivas: tengo más tiempo libre que le puedo dedicar a mis niñas. Puedo ejercer de madre, que el año pasado me pesaba el tenerlas un poco abandonadas por trabajar un par de horas diarias y que encima me coincidiera con su salida del colegio. Este año estaré por ellas, se lo merecen después de tanto aguantar. Creo que teniendo menos asignaturas me lo puedo permitir.

También hay proyectos nuevos para ellas. Irene ha querido apuntarse a pingpong junto con unas cuantas compañeras de su clase. También la hemos apuntado al club de lectura de la biblioteca municipal, el año pasado fue por primera vez y le gustó mucho así que repite. Sara ha desistido del fútbol y este año quiere probar con el aeróbic. Aroha por su parte está apuntada a la escuela de música municipal. Será el primer año que estudie música. Sólo se trata de una hora semanal (porque aún no trabajan con instrumentos) y parece que le entusiasma. Cada una hace una cosa que le gusta y todas son diferentes. Nos tendremos que apretar un poquito el cinturón para que puedan hacer estas cosas, pero si podemos mantendremos el ritmo por ellas.

En cuanto a mí... ¡Uff! Hay muchas cosas que decir, pero lo más importante creo que ya lo he dicho. Este es el último curso. No sé si al final haré un máster o no, de momento lo que más me interesa es sacarme la carrera que tengo entre manos, que lo mío me está costando, y lo más inmediato a voz de pronto son las prácticas en empresa. En principio, mi idea era hacerlas en la guardería donde trabajaba. En cierta manera me sentía en deuda con mi jefa porque me había dado una oportunidad con el trabajo que me ofreció, pero poco a poco me he ido dando cuenta de ciertas cosas que me han hecho cambiar de opinión. Ahora ya lo sé seguro: mucho tendrían que cambiar las cosas para que las hiciera allí. ¿A qué viene este cambio de opinión? Bueno, podría decir que he visto cosas que no me han gustado, que he notado ciertas actitudes que me han hecho sentir incómoda y que si no se trata de trabajar en la guardería no me interesa trabajar allí. Así que, por lo visto, poco me pueden ofrecer ya y sería muy tonta si no aprovecho la oportunidad que me brinda la universidad para ampliar mi abanico de posibilidades en cuanto al mundo laboral se refiere. Ya he trabajado allí, ya sé cómo es, si me llaman en el futuro ya sé qué me encontraré y no creo que aprovechen las prácticas para enseñarme mucho más de lo que ya sé ahora, así que supongo que ha llegado el momento de pasar página. Como he dicho antes, este verano he empezado a escribir mi (primera) novela y la verdad es que el mundo editorial es algo que me gustaría descubrir un poco más. He tachado todas las empresas relacionadas con la docencia y me estoy fijando en el resto, sobretodo en las editoriales. La semana que viene son las solicitudes, pero no es hasta dentro de un mes que sabremos de manera definitiva dónde las haremos. No hay opción a réplica, así que espero tener suerte...

En cuanto a las asignaturas de este cuatrimestre debo decir que en general me siento como si fuese un poco perdida, como si me faltase un día de decir "hoy me pongo en serio", pero no encuentro el momento y no lo hago. Espero que esto no dure mucho porque a finales de este mes empezamos con exámenes y trabajos que no puedo suspender si quiero que me hagan media con el resto de notas. Tengo que leer mucho, tengo que descargarme muchas cosas del campus virtual, tengo que imprimir muchas de ellas, tengo que trabajar mucho,... Pero cuando se acabe éste solo tendré pendientes las prácticas que supongo que serán más llevaderas, una asignatura que parece ser bastante suave y el trabajo de final de grado. La sorpresa de última hora ha sido que mi tutora dejará de serlo porque se ha quedado embarazada y dará a luz en fechas que son clave para nosotros. Aún no sabemos a quién nos asignarán (somos 3 a su cargo), pero por lo que sé el lunes que viene nos lo dirán en una reunión con el coordinador del grado.

Y así están las cosas. Quiero hacer tanto en tan poco que tengo el blog un poquito dejado. Pero solo un poquito, porque me gusta escribir aquí e intento hacerlo regularmente y así tener informados a mis seguidores y a aquellos que no lo son pero que de vez en cuando lo leen para saber qué tal me van las cosas. Un beso a todos y hasta la próxima.

viernes, 19 de julio de 2013

Demasiadas cosas para tan poco tiempo... parece que no aprendo

Me parece que de nuevo el verano se me va a hacer corto. Como ya adelanté en otra entrada tengo muchos proyectos en mente, pero me falta tiempo. Quería enseñarle a mi hija mecanografía, darle clases particulares de inglés a mi marido, empezar a escribir algunas cosas que tengo en mente, empezar el trabajo de final de grado, estudiarme lo de las prácticas en empresa con más ahínco, etc. Alguien me dijo que las vacaciones también son para descansar. ¡Cuánta razón! De todas maneras, parece ser que esa posibilidad estaba ya medio descartada porque si priorizaba lo otro tenía que prescindir del descanso. Sin embargo, hasta ahora he intentado descansar el cuerpo y la mente. La verdad es que cuando acaba el curso siempre me siento exhausta a muchos niveles y realmente necesito ese paréntesis.

Ciertamente he empezado el trabajo de final de grado y he empezado con la parte más dura que es la bibliografía. También es el primer paso para todos, no es que yo sea más chula que nadie y empiece la casa por el tejado... He empezado a leer y cuando tenga más información empezaré a clasificarla y organizarla. El tema es hacer un estado de la cuestión. La pena es que de todos mis proyectos iniciales para el verano este es el único que he empezado, los demás están por hacer. Eladio parecía muy motivado cuando me pidió que le enseñara inglés, pero ahora que ya tengo los libros y que nos podemos poner manos a la obra parece que se está echando atrás. Irene no está cumpliendo con la condición que le pedí para empezar con la mecanografía y yo voy anotando ideas que me vienen a la cabeza aunque no estoy escribiendo nada todavía.

La semana pasada estuve toda la semana trabajando en la guardería haciendo una substitución. Es posible que en agosto tenga que volver. Mi jefa insiste en que no me quiere perder y la verdad es que se lo agradezco mucho. En principio, en septiembre volveré a trabajar en mi horario habitual aunque no está confirmado aún porque depende de la cantidad de niños que haya y de la necesidad que tenga la empresa... Por otro lado, el tema de las prácticas se me está complicando más de lo que esperaba porque quiero conocer otros ámbitos de los que me ofrece la carrera, quiero mantener mi puesto de trabajo y también quiero encontrar la opción más cómoda para mí. Por eso debo estudiármelo con detenimiento. La decisión definitiva se tiene que hacer en octubre, aún tengo tiempo para pensármelo, pero prefiero hacerlo ahora que tengo la mente más "desocupada". Aún así, he empezado con toda la burocracia para incluir la empresa en la que trabajo en el listado de empresas asociadas a la universidad, que nunca se sabe...

La última hora de mi vida personal ha sido una gran decepción. Igual que en su día hablé aquí de personas que de buenas a primeras descubres, aquellas que eran grises, que se confundían con el entorno y que de pronto un día empezaron a brillar y a destacar de la multitud; también he de decir que a veces estas personas hacen lo mismo que las llamas de una vela, que brillan más intensamente justo antes de extinguirse. Las personas en la vida de cualquiera van y vienen. Las que se quedan, aunque sólo sea en el corazón, son las que realmente cuentan y por suerte o por desgracia suelen ser bastante pocas. La vida da muchas vueltas y no parará de sorprenderme, algunas veces gratamente y otras no tanto. Soy una ignorante que se deja embaucar creyendo en la gente y decepcionándose continuamente por culpa de falsas expectativas que sólo existen en mi cabeza. De todas maneras, el tiempo es un gran juez y tarde o temprano pone a cada cual donde le corresponde. También he aprendido a mirar adelante. El rencor solo pudre el alma y ese no va a ser mi caso. Yo no creo en Dios, creo en las personas, por lo que considero que debo predicar con el ejemplo y seguir caminando adelante con paso firme. Este es el camino que he elegido en el cual muchas veces me paro a observar las rosas, sin tocarlas, admirando su belleza e ignorando las espinas.