lunes, 27 de agosto de 2012

¿Perdiendo el tiempo?

Agosto va llegando a su fin. Las vacaciones de Eladio ya se han terminado (que este verano han sido más cortas que los anteriores ya que han sido solo dos semanas en lugar de las tres habituales). Los preparativos para la vuelta al cole se tienen que ir concretando y finiquitando ya porque, en mi caso, la semana que viene tengo que formalizar la matrícula. De hecho, la próxima semana la voy a tener un poco ajetreada entre llevar a mis padres al médico y llevar a cabo mis propios encargos... El caso es que me he propuesto planificarme cuidadosamente los dos próximos cursos aunque no estoy muy segura de si estoy perdiendo el tiempo o no.

El curso pasado dediqué varias horas a planificar tercero, pero fueron horas casi perdidas porque durante el verano han cambiado características de las asignaturas que me han hecho cambiar de opinión. Lo único que saqué a mi favor fue el hecho de familiarizarme con las asignaturas y los nuevos horarios. Ahora ha llegado el momento de tomarme esto en serio y confeccionarme un horario real porque la matrícula está a la vuelta de la esquina. El problema es que la segunda parte de la carrera es diferente porque ya no está tan pautada como la primera y puedo elegir asignaturas que se ofrecen también en cuarto. Por eso ahora estoy dedicando tanto tiempo a esto; dependiendo de las que coja en tercero cuarto variará. Además, tengo el factor añadido de que tengo una asignatura convalidada, la cual cosa me da ventaja y me permite ahorrármela en los próximos dos cursos. La idea es invertir esta ventaja en el último curso para ganar tiempo de cara al trabajo de fin de grado, así que  tengo que ir "a tope" de nuevo el próximo año.

Perderé el contacto con las otras carreras de lengua ya que todas las asignaturas son específicas del grado de inglés. Visto así parece que la cosa se tenga que poner interesante, pero a estas alturas ya conozco a bastantes profesores y me da mucha pereza repetir con según quién... Pero bueno, me veo condicionada en mis decisiones por los horarios, las coincidencias entre unas y otras y el número de créditos que tengo que hacer de cada tipo de asignatura (básica, obligatoria u optativa). 

De momento tengo un borrador hecho. Parece ser que tercero ya lo tengo bastante claro. En cuarto tengo mis dudas, pero teniendo en cuenta que es muy probable que el verano que viene vuelvan a cambiar características de las asignaturas, también es muy probable que yo vuelva a cambiar de opinión. Teniendo claro el número de créditos que tengo que hacer de cada tipo ya tengo mucho ganado. No sé si he estado perdiendo el tiempo con tanta planificación o no, el caso es que con inversiones inútiles de este estilo me siento más tranquila, como si no dejara las cosas para el último momento. He de confesar que me aterra el agobio que produce pensar que me coge el toro por falta de planificación... Tengo la sensación de que empiezo una nueva etapa y que es tan importante o más que la anterior. Creo que vale la pena dedicarle alguna tarde del verano.

jueves, 2 de agosto de 2012

Hacer balance

Decidir si ir o no a la universidad: una de las decisiones más difíciles que he tenido que tomar en mi vida hasta ahora. Llevo un tatuaje en la espalda que me recuerda perennemente los motivos por los que decidí este camino y me reubica cuando flaqueo.

Primer año de la carrera: muy duro, pero muy gratificante porque le puse toda la energía y conseguí adaptarme muy bien y conseguir unas notas fantásticas. El esfuerzo valió la pena y las recompensas llegan.

Segundo año: mucho más duro, si cabe. El nivel académico sube, es más exigente, y a eso se le suman las complicaciones que he tenido en casa. Aun así, valoro mucho la aportación personal y el hecho de descubrir personas que estuvieron ahí desde el primer día, pero que no las veía, no las distinguía de la multitud. Es algo muy grato.

Trabajo: contra todo pronóstico, y viendo el panorama laboral en España, he encontrado trabajo este verano y lo mejor de todo es que muy probablemente continuaré trabajando en septiembre sin entorpecer los estudios (horario reducido, adaptado al mío). No será exactamente lo mismo y tampoco lo que yo misma había vaticinado, pero menos da una piedra.

La vuelta al cole: tal vez sea pronto para hablar de esto, pero creo que, de hecho, nunca terminó porque ya llevo más de un mes preparándola. Soy previsora y es que además tengo que serlo por obligación: tengo que fraccionarme los gastos de cada mes para equilibrar el balance entre gastos e ingresos. En julio fueron los libros, en agosto ha sido el material escolar y en septiembre habrá que revisar la ropa y el uniforme. Todo eso incluye a las tres princesas y a la reina madre, o sea, una servidora.

El nuevo curso: para mis hijas va a representar un cambio significativo el afrontar el nuevo curso. Irene hará el salto de ciclo inicial a ciclo medio de primaria y Sara y Aroha, por su parte, pasarán a P5, que en la escuela a la que van implica separarse de los parvularios más pequeños, empezar a hacer deberes cada día, juntarse con los niñ@s más grandes y empezar a dejar de ser "pequeñas". Para mí también será un cambio importante porque en tercero (y pasando limpia, como es mi caso) tendré exclusivamente asignaturas específicas de mi carrera y además podré empezar a elegir asignaturas optativas. No es que me apasione la oferta que hay en nuestra facultad, pero supongo que algo en claro sacaré de todo esto... El reto se me presenta al combianar todo esto con el trabajo que seguramente tendré al empezar el curso. Para ayudarme mis padres han decidido reformar una habitación de su casa y transformarla en un cuarto de estudio. De esta manera podré encerrarme allí a estudiar con prácticamente las mismas facilidades que en la biblioteca, pero con la ventaja de que aquí no tendré horarios y tendré la tranquilidad de que mis hijas no estarán desatendidas. 

El que no arriesga no gana. Eso lo tengo clarísimo y desde que me independicé que apuesto fuerte. A veces me sale bien y a veces no. La cuestión es intentarlo. Arrepiéntete de lo que has hecho no de lo que no hiciste. Como dice el escudo de mi ciudad natal: Facta non verba. ¡Mira, ya tengo motivo para otro tatuaje! (... que es broma!! ^_^)