martes, 11 de septiembre de 2012

La ilusión de un nuevo curso

Para muchos volver a la rutina representa una cuesta arriba dura de sortear. De nuevo, los más pequeños nos dan una lección. La ilusión con la que afrontan la vuelta al cole es impresionante y además contagiosa. La rutina diaria viene a ser más o menos la misma, pero los nervios y la energía que generan se palpa en el ambiente. He de confesar que me he impregnado del ambiente y que me altera pensar en el momento en que inicie el nuevo curso escolar.

Éste va a ser bastante duro para mí: dos asignaturas más (una por semestre), un trabajo de maestra de inglés como extraescolar que aun tiene los detalles pendientes de confirmar, pero que en principio ya lo tengo (no quiero afirmarlo porque todavía no tengo nada firmado y con esta mujer el suspense está asegurado hasta el final) y también un trabajillo con una extraescolar en el colegio de mis hijas que es mío en la medida en que haya demanda y finalmente se lleve a cabo. De éste último sí que tengo los detalles: será una hora semanal y, en principio, se puede apuntar cualquier niño de primaria, así que el rango de edad es bastante amplio. Después de un sondeo inicial sabremos más sobre el perfil del alumno interesado en esta actividad y también si finalmente ésta tiene el éxito esperado par llevarla a cabo o no.

Con un poco de miedo, pero con ganas. Espero que mi vida personal no vuelva a interferir a tanto grado con mi vida académica. En otras palabras: espero que este año mi familia conserve la salud y no surjan problemas que me repercutan en el rendimiento académico. Por otro lado, empiezo una cruzada laboral, a baja escala, sí, pero que se añade a todo lo demás. ¡Deseadme suerte!

lunes, 27 de agosto de 2012

¿Perdiendo el tiempo?

Agosto va llegando a su fin. Las vacaciones de Eladio ya se han terminado (que este verano han sido más cortas que los anteriores ya que han sido solo dos semanas en lugar de las tres habituales). Los preparativos para la vuelta al cole se tienen que ir concretando y finiquitando ya porque, en mi caso, la semana que viene tengo que formalizar la matrícula. De hecho, la próxima semana la voy a tener un poco ajetreada entre llevar a mis padres al médico y llevar a cabo mis propios encargos... El caso es que me he propuesto planificarme cuidadosamente los dos próximos cursos aunque no estoy muy segura de si estoy perdiendo el tiempo o no.

El curso pasado dediqué varias horas a planificar tercero, pero fueron horas casi perdidas porque durante el verano han cambiado características de las asignaturas que me han hecho cambiar de opinión. Lo único que saqué a mi favor fue el hecho de familiarizarme con las asignaturas y los nuevos horarios. Ahora ha llegado el momento de tomarme esto en serio y confeccionarme un horario real porque la matrícula está a la vuelta de la esquina. El problema es que la segunda parte de la carrera es diferente porque ya no está tan pautada como la primera y puedo elegir asignaturas que se ofrecen también en cuarto. Por eso ahora estoy dedicando tanto tiempo a esto; dependiendo de las que coja en tercero cuarto variará. Además, tengo el factor añadido de que tengo una asignatura convalidada, la cual cosa me da ventaja y me permite ahorrármela en los próximos dos cursos. La idea es invertir esta ventaja en el último curso para ganar tiempo de cara al trabajo de fin de grado, así que  tengo que ir "a tope" de nuevo el próximo año.

Perderé el contacto con las otras carreras de lengua ya que todas las asignaturas son específicas del grado de inglés. Visto así parece que la cosa se tenga que poner interesante, pero a estas alturas ya conozco a bastantes profesores y me da mucha pereza repetir con según quién... Pero bueno, me veo condicionada en mis decisiones por los horarios, las coincidencias entre unas y otras y el número de créditos que tengo que hacer de cada tipo de asignatura (básica, obligatoria u optativa). 

De momento tengo un borrador hecho. Parece ser que tercero ya lo tengo bastante claro. En cuarto tengo mis dudas, pero teniendo en cuenta que es muy probable que el verano que viene vuelvan a cambiar características de las asignaturas, también es muy probable que yo vuelva a cambiar de opinión. Teniendo claro el número de créditos que tengo que hacer de cada tipo ya tengo mucho ganado. No sé si he estado perdiendo el tiempo con tanta planificación o no, el caso es que con inversiones inútiles de este estilo me siento más tranquila, como si no dejara las cosas para el último momento. He de confesar que me aterra el agobio que produce pensar que me coge el toro por falta de planificación... Tengo la sensación de que empiezo una nueva etapa y que es tan importante o más que la anterior. Creo que vale la pena dedicarle alguna tarde del verano.

jueves, 2 de agosto de 2012

Hacer balance

Decidir si ir o no a la universidad: una de las decisiones más difíciles que he tenido que tomar en mi vida hasta ahora. Llevo un tatuaje en la espalda que me recuerda perennemente los motivos por los que decidí este camino y me reubica cuando flaqueo.

Primer año de la carrera: muy duro, pero muy gratificante porque le puse toda la energía y conseguí adaptarme muy bien y conseguir unas notas fantásticas. El esfuerzo valió la pena y las recompensas llegan.

Segundo año: mucho más duro, si cabe. El nivel académico sube, es más exigente, y a eso se le suman las complicaciones que he tenido en casa. Aun así, valoro mucho la aportación personal y el hecho de descubrir personas que estuvieron ahí desde el primer día, pero que no las veía, no las distinguía de la multitud. Es algo muy grato.

Trabajo: contra todo pronóstico, y viendo el panorama laboral en España, he encontrado trabajo este verano y lo mejor de todo es que muy probablemente continuaré trabajando en septiembre sin entorpecer los estudios (horario reducido, adaptado al mío). No será exactamente lo mismo y tampoco lo que yo misma había vaticinado, pero menos da una piedra.

La vuelta al cole: tal vez sea pronto para hablar de esto, pero creo que, de hecho, nunca terminó porque ya llevo más de un mes preparándola. Soy previsora y es que además tengo que serlo por obligación: tengo que fraccionarme los gastos de cada mes para equilibrar el balance entre gastos e ingresos. En julio fueron los libros, en agosto ha sido el material escolar y en septiembre habrá que revisar la ropa y el uniforme. Todo eso incluye a las tres princesas y a la reina madre, o sea, una servidora.

El nuevo curso: para mis hijas va a representar un cambio significativo el afrontar el nuevo curso. Irene hará el salto de ciclo inicial a ciclo medio de primaria y Sara y Aroha, por su parte, pasarán a P5, que en la escuela a la que van implica separarse de los parvularios más pequeños, empezar a hacer deberes cada día, juntarse con los niñ@s más grandes y empezar a dejar de ser "pequeñas". Para mí también será un cambio importante porque en tercero (y pasando limpia, como es mi caso) tendré exclusivamente asignaturas específicas de mi carrera y además podré empezar a elegir asignaturas optativas. No es que me apasione la oferta que hay en nuestra facultad, pero supongo que algo en claro sacaré de todo esto... El reto se me presenta al combianar todo esto con el trabajo que seguramente tendré al empezar el curso. Para ayudarme mis padres han decidido reformar una habitación de su casa y transformarla en un cuarto de estudio. De esta manera podré encerrarme allí a estudiar con prácticamente las mismas facilidades que en la biblioteca, pero con la ventaja de que aquí no tendré horarios y tendré la tranquilidad de que mis hijas no estarán desatendidas. 

El que no arriesga no gana. Eso lo tengo clarísimo y desde que me independicé que apuesto fuerte. A veces me sale bien y a veces no. La cuestión es intentarlo. Arrepiéntete de lo que has hecho no de lo que no hiciste. Como dice el escudo de mi ciudad natal: Facta non verba. ¡Mira, ya tengo motivo para otro tatuaje! (... que es broma!! ^_^)

domingo, 1 de julio de 2012

¡Hola vacaciones! ¡Adiós vacaciones!

Los exámenes han terminado y lo he aprobado todo. Se dice pronto, pero la verdad es que este segundo semestre ha sido MUY duro. Estoy muy contenta. Las ansiadas vacaciones llegaron, pero sólo durante unos días porque he buscado y encontrado un trabajo en una guardería bilingüe. La historia es muy larga aunque se ha comprimido a lo largo de un mes, pero la resolución es que mañana empiezo.

La historia es que me decidí a llevar el currículum a aquella guardería de la que ya había hablado en alguna otra entrada. Pude hablar con la directora directamente y, por lo visto, le causé tan buena impresión que me quiso hacer la entrevista ipso-facto. Me aseguró que estaba la primera de la lista porque buscaba gente como yo, la lástima es que solo quisiera trabajar en verano... No me quise buscar otra cosa porque la verdad es que tenía una corazonada con esto, pero por H o por B la señora directora no me llamaba y me daba qué pensar (y no muy bien, por cierto...), así que otro día me pasé personalmente por allí. La mujer se puso muy contenta al verme. Me dijo que me llamaría a lo largo de la semana. El caso es que no lo había hecho aun porque parecía que no se apuntaban niños durante el verano, pero justamente aquella semana la gente empezó a aparecer por allí en masa. La mujer tenía miedo de no cubrir con unos mínimos y tener que tener cerrado durante los meses de verano o tener que echar mano del Plan B en caso de emergencia... Pero viendo que finalmente todo iría bajo lo previsto quería llamarme. Me dijo que no había entrevistado a nadie más, que le causé muy buena impresión desde el primer momento y que no le importaban mucho los añadidos que puse en el currículum (titulaciones y todo eso) porque a ella lo que realmente le importa es ver cómo reaccionan los niños conmigo y viceversa. Por lo tanto, me dijo que la semana después de los exámenes (la última de junio) fuese un ratito cada día para ver cómo trabajan y, en cierta manera, ponerme a prueba. Me dijo también que contara que casi que sí que me contrataría pero que quería ver qué tal me iba esa "semana de prueba" antes de decidirse definitivamente.


Contra todo pronóstico, durante la semana siguiente recibí una llamada de la directora de la guardería que me dejó bastante trastocada. Por lo visto la semana anterior tuvo dos bajas repentinas entre el personal docente: una se la esperaba (incluso podía asumirla) porque ya estaba enferma y veía venir que tendría que retirarse por un tiempo pero la otra le vino de la noche a la mañana. Se vio desesperada porque necesitaba a alguien con urgencia para estar pendiente de los más pequeñines de la guardería. Con los mayores haces de más y de menos, pero con los preescolares no y las caras nuevas los alteran, pero en este caso no quedaba alternativa. Una de las trabajadoras tenía una amiga que estaba haciendo una sustitución en una guardería y hacía poco que se le había acabado el contrato. La jefa le dijo que si en media hora podía estar allí que le dijera que viniera. Así que sin comerlo ni beberlo esta chica se quedó con la plaza que me ofrecía a mí en un principio. Si tan solo la otra hubiera cogido la baja al finalizar esa semana el lunes mismo yo le hubiera cogido el relevo, pero las cosas se sucedieron así. De todas maneras, la mujer no paraba de disculparse porque se sentía mal. De alguna manera creía que había traicionado mi confianza y además tenía miedo de haberse tirado a la piscina sin agua ya que realmente no conocía a esta chica y no tenía ni idea de cómo era. De hecho, me dijo que lo de la semana de prueba era un pretexto porque me iba a contratar igualmente ya que le causé muy buena impresión y que precisamente estaba buscando a gente como yo: que le transmita buenas vibraciones. Aun así ella seguía con la idea de contratarme, aunque ya no podía ofrecerme las ventajas que me propuso en un principio. Me contrataría como monitora de refuerzo y solo a media jornada (por la mañana). Claro, el sueldo tampoco sería el mismo, por supuesto. Incluso me dijo que quizás no me salía a cuenta porque me tengo que desplazar casi 30 kilómetros cada día y todo eso. Entonces le dije que yo estaba realmente interesada en trabajar allí, que no me había mirado nada más esperando a su respuesta. Así que, resumiendo, el trabajo de verano es mío aunque no cómo habíamos planeado en un principio. Quedaba pendiente hablar con su gestor para formalizar la situación de la chica nueva y proponerle mi próxima incorporación, de esta manera podríamos hablar con datos más concretos.


Por otro lado, viendo mi interés por trabajar allí, me ofreció otra cosa que me pareció genial, ya que me propuso otro tipo de trabajo a partir de septiembre. La cuestión era que cuando tuviera los horarios del año que viene nos sentáramos un día a hablar y así contrastarlos de manera que encontráramos algunas horas que nos fuesen bien a las dos. De esta manera iría unas horas a la semana para hacer alguna actividad muy concreta (como hace la profesora que tienen de música, pero en mi caso podría ser una actividad de plástica, por ejemplo), cobraría lo suficiente para cubrir los gastos de transporte y, aunque no me haré rica ni mucho menos, lo importante es que no perderé el contacto con la guardería durante el curso escolar. Con este método, el día que me quiera dedicar plenamente a trabajar ya estaré dentro.

Otra cosa que me dijo que me dejó un poco fuera de lugar fue una pequeña confesión: me dijo que a corto/medio plazo quería retirarse de las aulas. Resulta que el método de enseñanza que imparte su centro es pionero y está teniendo mucha aceptación tanto a nivel nacional como internacional (ya les han dado varios premios), así que quiere dejar un poco de lado las aulas y dedicarse más a congresos, conferencias y un libro que está escribiendo. Por eso ha tomado la determinación de adaptar el equipo docente del centro (academia de inglés y guardería) y conseguir que sea joven y consolidado para quedarse con la tranquilidad de que las cosas van a continuar funcionando igual de bien aunque ella no esté. Con este comentario me ha dado a entender que cuenta conmigo. Igual imagino demasiado y simplemente era un comentario más, pero tengo muy buenas sensaciones con todo esto y creo que el sentimiento es mutuo.

Aunque las cosas pintaban bien, a la hora de la verdad se complicaron porque el día que quedamos para hablar de los detalles no se presentó y me quedé esperando varios días su llamada. Malpensé. Me desanimé. Así que me armé de valor para presentarme de nuevo allí y pedir explicaciones. Necesitaba algo más que palabrería para creer que era verdad lo que me decía. "La semana de prueba" se había perdido, había quedado atrás y era una situación de incertidumbre que me hacía sentir insegura. Había una excusa sólida para sus desplantes (fuerzas mayores), pero la ansiada conversación finalmente tuvo lugar. Sí, las condiciones habían empeorado, todo se había dividido a la mitad o menos; incluso el trabajo de verano se vio reducido a sólo el mes de julio, ya que en agosto estará cerrado. Pero aún así lo he aceptado. Sí, lo he aceptado y empiezo mañana. A pesar de los desplantes quiero darle un voto de confianza. Aquel sitio me hace sentir bien y trabajando un mes allí lo podré tantear desde dentro. Ya no se trata sólo del dinero. Estar allí me ayudará a adquirir experiencia con los niños y también a ganar fluidez con el inglés y aprender más léxico. Tal vez me esté equivocando con todo esto, pero tengo una corazonada y espero no errar. En tal caso así es como se aprende en la vida: cayendo y volviendo a levantarse. La continuidad en septiembre dependerá de cómo vaya este mes...

lunes, 25 de junio de 2012

Locura

Hacía tiempo que le daba vueltas, pero no me acababa de decidir. De hecho, hacía varios años que se lo había comentado a mi marido, pero entre la situación económica complicada y perpetua en la que vivimos y que aparte que no le veía convencido con la idea de hacerme otro piercing en la oreja nunca acabé de dar el paso. La zona era la parte alta del cartílago. Investigando por internet me he enterado de que este tipo de perforación se llama hélix. El problema ha sido que este último mes ha sido agotador por la presión psicológica a la que me he visto sometida y mi cabeza no paraba de darle vueltas a esto y a mil cosas más...

Día 1: Toma de decisión
Mi hija Aroha perdió uno de sus pendientes hace unos días. Ella los lleva desiguales: uno es un aro y el otro lo va cambiando. El aro siempre lo lleva para que la gente sepa quién es, que la diferencien de su hermana gemela (en la escuela, con las madres de sus amigos y algunos familiares); es su marca distintiva... El caso es que para suplir el que había perdido busqué en el baúl de los recuerdos donde tengo joyas de cuando eran bebés y encontré uno que me encanta: una estrella de oro con una circonita en el medio. A parte de que es una joya que me gusta creo que es el único pendiente que se han llegado a poner mis tres hijas. La idea del piercing me volvió a la cabeza con la forma de esa estrella. La imagen empezaba a dibujarse más claramente en mi mente. Opté por otro pendiente para ella y éste lo guardé aparte... por si acaso...

Día 2: ¡Adelante con el plan!
El estrés me estaba empezando a ahogar. Los exámenes, los trabajos, las exposiciones orales, el miedo a no llegar a todo, mi padre, mis cosas... ¡Necesitaba una vía de escape! Me fui a dar una vuelta y a hacer un par de encargos, mientras mi cabeza no paraba de darle vueltas a cómo hacerme el piercing yo misma en casa. Pensé en cómo les hicieron las perforaciones a mis hijas cuando eran bebés, en cómo me las hicieron a mí en el ombligo y en la nariz (sobretodo en la nariz que también es un cartílago), pero no me parecía que fuese una guía de la que me debiera fiar en demasía. Al llegar a casa me conecté a internet y empecé a buscar información. La red tiene mucha información, creo que demasiada, y es bastante común encontrar diferentes webs que se contradigan; la cual cosa me confundía.
Decidí desenroscar el pendiente y meterlo en alcohol junto con una aguja de una jeringuilla que tengo para extraer suero fisiológico de una botella. El primer fallo, y tal vez el más importante, fue la aguja. Mientras dejaba que el alcohol desinfectara los instrumentos que iba a utilizar seguí buscando información y al cabo de un rato me preparé el resto del instrumental sin pensar demasiado en lo que estaba a punto de hacer. Unas gasas esterilizadas, una buena iluminación, el vasito con alcohol (y lo que había puesto antes dentro) y un punta fina. Bueno, la verdad es que esto del punta fina se me ocurrió porque cuando me hice el piercing de la nariz primero me lo marcaron para que me hiciera una idea de dónde y cómo quedaría. Me lo borré y lo volvía a dibujar varias veces, pero tenía bastante claro dónde lo quería y cómo. Podría haberme adormecido la zona aplicando hielo durante unos minutos, pero decidí no hacerlo. No voy a entrar en el debate de si fue una decisión acertada o no.
Con la mente en blanco me lavé las manos, saqué lo elementos del alcohol y los sequé con una gasa. Cogí la aguja y me quedé helada delante del espejo, como una estatua, en posición de ataque sobre mi oreja. Me estuve observando a mí misma en el espejo y entonces recapacité. No me entró el miedo escénico pero titubeé durante unos minutos. Cuando reuní el valor suficiente respiré hondo e hice fuerza contra mi propia oreja. La inserción no fue inmediata. El cartílago era mucho más duro de lo que pensaba. Tuve que insistir con fuerza y finalmente lo logré. Ahí estaba yo, con una aguja que me atravesaba el cartílago y con todo el cuerpo temblando a causa de un subidón de adrenalina ya que mi cerebro reaccionó a la invasión de un cuerpo extraño.
¿Y ahora qué? ¿Cómo me pongo el pendiente? No me quedaba alternativa: tenía que volver a quitarme la aguja y aprovechar la perforación para poner el pendiente. Creo que me dolió más la extracción que la inserción. Me empezó a salir sangre por la perforación. El fallo que decía antes era que si hubiese sido un catéter en vez de una aguja este paso me lo habría ahorrado y no tendría por qué haber pasado por tanto dolor, porque no todo acabó aquí: poner la estrellita fue lo peor. Cuando inserté la barra del pequeño pendiente en el agujero visible (el de la piel) no fui capaz de hacerlo por aquel que no se veía (el del cartílago). Jugué con la posición de la barra para intentar encontrarlo. Fue muy doloroso y no lo encontraba. Después de mucho insistir cambié de opinión y decidí atravesar de nuevo el cartílago, pero esta vez con el propio pendiente. Tuve que hacer muchísima fuerza, mucha más que antes ya que la punta de la barra no era como la de una aguja, pero al cabo de unos minutos de insistir lo conseguí y atravesé el cartílago. Ya solo faltaba la piel del dorso del pabellón auditivo. La verdad es que después de lo que había pasado aquello fue coser y cantar. Enroscar el pendiente también fue doloroso porque la piel también se estira y debía hacerla retroceder cuánto fuese posible para evitar que se me enredara con la rosca.
Una vez finalizado me paré a reflexionar y caí en la magnitud de lo que había hecho: ¿y las infecciones? ¿y las curas? ¿y explicar a mi gente cómo se me había ido la pinza en el transcurso de la mañana? Decidí continuar con la búsqueda de información por internet para las curas y mantener toda esta historia como un secreto. Al menos de momento...
El color morado de la oreja se fue en cuestión de minutos. El dolor fue igualmente intenso durante un rato más, luego fue amainando. Pude pasar todo el primer día sin ser descubierta. Por otro lado, y después de mucho buscar y contrastar diferentes informaciones llegué a la conclusión de que las curas más adecuadas para el piercing era limpiarlo dos veces al día: primero impregnarlo bien con suero fisiológico, después aplicar agua y jabón sin tocar demasiado la pieza metálica, más tarde enjuagarlo todo bien con agua tibia y finalmente secar tan bien como sea posible con un papel absorbente. También es conveniente darle vueltas al pendiente cuando está húmedo para evitar que se quede pegado a la piel cuando ésta cicatriza.

Día 3: Consolidado
La primera noche no fue dura. Precisamente duermo del lado en el que me hice la perforación, pero pude dormir tranquilamente. Fui a la universidad a seguir con la rutina, estuve con mi marido y con mis hijas y nadie se dio cuenta de nada. Ya no me dolía en absoluto y además con el pelo recogido igualmente me quedaba tapado. Era fácil mantener el secreto. Seguí con las curas a espaldas de todo el mundo.

Día 4: La confesión
Me parecía absurdo haberme hecho una perforación como esa, que hacía tiempo que quería hacerme, y una vez hecha esconderla. Supongo que me daba vergüenza decir que me lo había hecho yo y que después se me infectara. ¿Qué sentido tenía todo lo que había hecho entonces? Mi marido tenía que ser el primero en saberlo y, aunque me costó sacar el tema, así fue.
Me quité un peso de encima. Sentí que había hecho lo que tenía que hacer. La verdad, es que todo el asunto en su conjunto era un poco absurdo, pero supongo que la mente humana tiene que cubrir necesidades muy primarias al fin y al cabo.

Día 5
Las curas seguían su curso. No había indicios de infección. No había un color extraño a su alrededor. El dolor solo hacía acto de presencia en el momento en que me lo tocaba. Por las noches era un poco molesto, pero tampoco me quitaba el sueño.

Por lo visto cumpliendo con unos mínimos en higiene no hay de qué preocuparse. El piercing Hélix es de los que más tardan en cicatrizar (desde dos meses hasta un año entero), por lo tanto el riesgo de infección a causa de una herida abierta no baja hasta que no está cerrado del todo. Tenía que haber usado un catéter para ahorrarme todo aquel dolor, pero seguramente la mayor locura fue hacérmelo yo misma y en casa. No me desmayé ni pasó nada malo, pero no lo aconsejo en absoluto. Es preferible acudir a un centro especializado y que te lo haga un profesional, de esta manera te aseguras unas garantías y aunque tengas que pagar sabes que si hay algún problema siempre responderán. La ventaja que tengo yo particularmente es que gestiono muy bien el dolor y soy capaz de mantener mi mente alejada de aquello que me daña (creo que debería probar con la meditación...). Estoy segura de que otra persona hubiera abandonado ante semejante dolor, porque he de confesar que hasta yo me lo planteé; pero ya había empezado con todo y no quería dar marcha atrás. Eso sí, el resultado es mejor de lo que me imaginé.

Ahora a continuar con las curas y a esperar que todo vaya bien... Este diario improvisado de una locura se acaba aquí.

miércoles, 18 de abril de 2012

Otro año más

Sin darme cuenta ya he cumplido otro año más. Estoy contenta de decirlo con la boca bien grande y a los cuatro vientos porque cada momento que vivo tal y como lo hago me llena me hace sentir viva y el hecho de cumplir años significa que este periodo se está alargando más y más. Se podría decir que simplemente soy feliz con lo que hago y que además me siento querida por los míos. ¿Qué más puedo pedir? Amo a mi marido con todas mis fuerzas. No imagino mi vida sin él. Está a las duras y a las maduras, cuando le necesito y cuando no; siempre está ahí y siempre en el mismo bando que yo. Mis hijas: las joyas de la corona, mis amorcitos, mis pedacitos de vida y por las que trabajo duro para que aprendan ciertos valores y pueda sentir en un futuro que valió la pena tanto esfuerzo. Mis padres y mis suegros que echan una mano siempre que se pueda. Los amigos y amigas que te ayudan a salir de la rutina, echar unas risas y pasar un rato despreocupado. Esto también es necesario, ¡sino a estas alturas ya me saldría humo de la cabeza!

Hoy me ha venido todo de golpe. El día de mi cumpleaños fue sorprendente porque me felicitó mucha gente gracias a las redes sociales. Gente a la que quiero pero que está lejos y otras personas que están cerca pero que no veo nunca. En la universidad encontré felicitaciones inesperadas por doquier. ¡Realmente sorprendente! Aunque también obtuve las que esperaba. Sin embargo, los regalos se hicieron esperar y lo más curioso de todo es que han llegado hoy; todos a la vez.

Escribo, escribo y escribo y todo lo hago por ellos, porque les quiero y porque me apoyan en esta cruzada que fue tan difícil de emprender. Les quiero más que a mí misma y lo hago por ellos. Escribo por amor y a partir de ahora este kanji me acompañará para siempre en mis creaciones gracias a las chicas de la universidad, que me han costeado el tatuármelo. ¡Gracias! 

Por otro lado, tenemos la música. Otro gran arte. Mi niño me ha ofrecido la oportunidad de llevármela allá dónde vaya, recordándole y teniendo en mente que él siente por mí lo mismo que yo por él. No hay mayor grandeza, de verdad. Tengo la sensación de que si existe la vida después de la muerte encontraríamos la manera de continuar juntos porque los cuerpos se pudren pero las almas siguen su camino y son precisamente ellas las que nos mantienen unidos a este nivel. Es algo inexplicable. La palabra es un don que tenemos pero que no nos permite expresar la magnificiencia de sentimientos que se encuentran fuera del alcance de cualquier raciocinio posible. El día que sea capaz de hacer una descripción lo suficientemente buena como para por lo menos acercarme a la realidad de lo que es, estaré capacitada para afirmar que soy una buena escritora.

jueves, 29 de marzo de 2012

Tenía que ser él, ¿cómo no?


Esta asignatura me aburre; estoy desmotivada; este o esta profesor/a no sabe transmitir; no entiendo por qué nos hacen exámenes que no nos sirven para aprender o para demostrar lo que hemos aprendido; y excusas mil y todas las que quieras añadir de más. Una vez más Eladio me ha mostrado el camino, me ha hecho ver la luz y conseguir que no me acabase desviando de lo establecido. A veces necesitamos que nos recuerden cosas que ya sabemos. Es curioso, ¿verdad? No estoy en la universidad pasando el rato. Mi objetivo allí no es hacer amigos. Lo que realmente importa es conseguir tirar adelante, sacarme la carrera y convertirme en la alternativa económica para el sustento de mi familia en el futuro. No debo olvidar la importancia que supone el hecho de estar estudiando y no trabajando; lo que tenemos que sacrificar para que pueda seguir adelante con este proyecto. Es imperativo que no me desmotive, que no tire por tierra tantos esfuerzos. Tengo que mirar con perspectiva y ver más allá, ver a largo plazo el resultado de todo esto.

La universidad me ha permitido despertar mi mente y sobretodo alimentar la curiosidad que tengo en cuanto a todo lo que me rodea. Me permite explorar mi entorno y al mismo tiempo mi interior. He conocido grandes compañeras de trabajo, con las que me coordino fenomenalmente, y me he sorprendido con alguien que me enriquecen como persona, que alimenta mi intelecto. Hacía mucho que no me sentía satisfecha a nivel racional. Me siento a gusto.

Es menester, sin embargo, no relajarse demasiado. A pesar de los halagos de ciertos maestros soy consciente de mis carencias y de lo mucho que me queda por trabajar. Tengo que ser constante y superar exitosamente otro curso. Espero tener fuerzas para seguir adelante y poder con todo.

El Paso del Ecuador de la carrera está a punto de llegar. La verdad es que me gustaría celebrarlo. Para mí es todo un logro llegar hasta aquí, por lo que considero que tengo motivos suficientes para celebrarlo. No es que me vaya a pegar una fiesta del copón, pero salir con los compañeros de clase y cenar por ahí ya será todo un extra para mí. Sería genial que no faltasen a este evento las personas que considero más cercanas a mí... 

miércoles, 7 de marzo de 2012

:)

Este curso está siendo considerablemente más duro que el anterior. Comentándolo con algunas compañeras lo he podido comprobar, así que no son alucinaciones mías... Pero hoy estoy relativamente satisfecha, incluso podría decir contenta (aunque no sería un adjetivo tan adecuado como el anterior), porque dos personas muy distintas me han dado una opinión positiva y una crítica constructiva. Todo se puede mejorar en esta vida. Voluntad y ganas, esas son las claves del éxito, aunque imagino que también se necesita una pincelada de talento...

En Lengua y Sociedad tengo un aprobado raso, pero asistiendo a la tutoría de hoy me he dado cuenta de que solo es un toque de atención. Dice que en realidad merezco un punto más, pero que de momento tengo lo que tengo porque sabe que puedo hacer más. Ha faltado crítica porque el resto, según él, está perfecto. Buena redacción, sé relacionar los diferentes textos, también hago enlaces con lo que se dice en clase, etc. Pero no hago crítica. Por lo tanto, decidió penalizarme más que premiarme. Espero hacerlo mejor en el próximo...

En Inglés Técnico y Professional hicimos una redacción la semana pasada totalmente improvisada sobre un tema que nos propusieron en clase. Nos ha advertido que el nivel de las redacciones es bastante bajo porque debemos aspirar al nivel C1 de inglés y hay muchos que no llegan al B2. Nos avisa con tiempo de reacción suficiente, antes de hacer más actividades que puntúen para la nota final. Me esperaba otro aprobado raso y no ha sido así, al contrario: me he llevado una grata sorpresa al ver un 8,5. Casi eufórica le he pedido una tutoría para hablar con ella porque, aunque mi escritura pueda ser buena, sé que debo mejorar mi inglés. No me siento a la altura. Básicamente me ha dicho lo mismo que el otro profesor en cuanto a la redacción: estructura, expresión, orden, ideas claras, etc. La verdad es que yo escribo como escribo y lo mismo en inglés, como en castellano, como en cualquier otra lengua que domine los suficiente. Mi estructura mental siempre es la misma, solo cambia la lengua que uso.

¿Hoy? Cansada al llegar el final del día pero, como he dicho al principio, muy satisfecha... ¡de momento!

lunes, 5 de marzo de 2012

No vamos bien...

Cuando alguien en el pasado me dijo que las asignaturas no le motivaban no llegaba a entenderle, pero desgraciadamente ahora sí. La narración breve en inglés tendría que ser una asignatura que me apasionara (no descarto dedicar mi tiempo a la escritura en un futuro, cuando aprenda más cosas) y una asignatura que te abre al mundo de la narración breve de esta manera tendría que ser un deleite para mí, pero no lo es. ¿Cuál es el problema? Básicamente la profesora que la imparte y el enfoque que ésta le da. Solo digo que el examen será prácticamente en su totalidad determinar a qué historia y a qué autor pertenece una serie de citas que ella elija de entre los más de 50 relatos que tenemos por leer. Y aprobar el examen es obligatorio porque sino no hace la media con el resto de notas. Hablamos de un 50% de la nota final. Un examen así solo le va a demostrar a esta señora las habilidades de cada uno de memorizar ciertas cosas... Por otro lado, tenemos una exposición oral que solo vale un 10%. Aun así tenemos que organizarnos en tríos y hablar 1/4 de hora cada miembro del grupo sobre una historia corta que ella nos ha designado. Lo veo bastante desproporcionado, la verdad. Además dice que si no tenemos un nivel de C1 o muy próximo al éste nos suspenderá por "carencias en la lengua". Estoy un poco asustada con todo esto...

Si a todo esto le añadimos que ella no tiene una pronunciación demasiado acertada (un acento extrañísimo que debe ser una especie de mezcla de todos los idiomas que habla esta mujer), que la manera en que enfoca las clases no es demasiado motivadora y que nos manda un montón de lecturas de un día para otro como si no tuviéramos nada más que hacer; en mí ha provocado cierta indiferencia que hace que me atraiga más la idea de no ir a clase y aprovechar el tiempo en otras cosas... Hoy he estado realmente tentada, pero no he sucumbido; aunque debo confesar que me ha faltado el canto de un duro para dar media vuelta e irme.

Sorprendentemente la clase de hoy me ha gustado. Incluso he participado (creo que ha sido mi primera aportación desde que empezamos el semestre). No sé si ha sido la temática o qué, pero me ha parecido menos pesada que otras veces. Mañana iré de cabeza: la clase la impartirá su marido que fue nuestro maestro de lingüística y de fonética el año pasado (del subgrupo de inglés). Me encantó entonces y estoy deseando tenerle en una asignatura menos teórica y ver cómo se desenvuelve.

Espero que esta desmotivación sea transitoria porque se hace muy pesado el hecho de considerar así una asignatura. Estamos aun en los inicios de este nuevo semestre y espero que esto sea cuestión de días, que le coja el gustillo a esta señora y que en breve me ponga a escribir mi propia "short story" (otra tarea que valorará con un porcentaje un poco ridículo en relación con la faena que supone, por cierto).

miércoles, 29 de febrero de 2012

De vez en cuando la vida te sorprende

Muchas veces me siento totalmente fuera de contexto. Soy una mujer que empieza, con su tercera década de vida a cuestas, en un entorno totalmente juvenil y universitario. Sospecho que hay gente de mi entorno que cree que tengo el síndrome de Peter Pan o algo así. No tengo nada que decir al respecto. Es posible incluso que tengan razón. La cuestión es que mi vida se vio truncada en la flor de la adolescencia y a partir de entonces ha sido desordenada. No he tenido otro remedio más que hacer las cosas sobre la marcha. Tengo la gran suerte de que la gente que me importa me apoya y eso no tiene precio, de verdad. No me cansaré nunca de repetir que el 70% de mis logros son gracias a las personas que me rodean y me miran con buenos ojos. Yo simplemente hago mi trabajo. Intento no fallarles.

Fuera de contexto, viviendo el presente al límite, pero un poco anclada en el pasado. Es curioso pensar en las cosas que muchas veces nos depara la vida. Sin creencias religiosas, sin saber qué pensar del más allá, confío en las personas por ellas mismas y en que el tiempo pone a cada uno en su lugar. Los valores, la moral,... por desgracia me parece que cada vez cuesta más encontrar gente con un fondo puro. En mi ciudad natal tenía una amiga que siempre decía "Dios los cría y ellos se juntan" y la verdad es que cada vez le doy más credibilidad al significado de esas palabras.  Supongo que es humano buscar un grupo con el que te identifiques de alguna manera. 

Es grato ver que no todo tiene por qué ser malas noticias, que a veces la vida también te depara sorpresas agradables. Cosas que no te esperas en absoluto, pero que se agradecen. Conocer gente algunas veces lo es. Y con conocer gente no me refiero a que te presenten a alguien, sino a que encuentras a alguien con quien estés a gusto y que además sientas que puedes compartir algo más. No hablo puramente de sentimientos. Se trata de superar la barrera que separa a un conocido de alguien que puede llegarte como amigo.

Cuando era más joven me pasó algo parecido con un amigo y confundía lo que sentía por él con un enamoramiento, pero eso era debido a la sensación tan agradable que me producía estar con alguien así y me hacía dudar. Era muy joven e inmadura, podría decir que simplemente no había conocido el amor de verdad todavía, el cual te hace sentir genial, viva. Ahora es diferente: he madurado, tengo la gran suerte de haber encontrado a mi media naranja y estoy profundamente enamorada de él; así que ya sé lo qué es y ahora puedo certificar que no es lo mismo. Es también algo muy especial pero no es lo mismo. Soy una persona afortunada. ¡De verdad que lo soy!

Año bisiesto

Hoy es un día especial para mucha gente. ¡Felicidades a todos ellos!

sábado, 28 de enero de 2012

No sé si darme un respiro...

Aunque hoy es sábado no ha sido hasta hace unas horas que por fin he conseguido dejar atrás el primer cuatrimestre de este segundo curso. La verdad es que ha sido muy estresante. Psicológicamente ha sido machacante para mí, porque entre lo de mi padre y lo de mi hija parecía que mi mente no podía descansar en paz ni centrarse en una sola cosa. Ahora mi padre se está recuperando pasito a pasito y, aunque va despacio, se le nota bastante la mejoría. A mi niña ya la operaron el pasado día 16 y todo fue perfectamente. Incluso al día siguiente fue a la escuela como si nada. Eso sí, los días posteriores estaba hiperestimulada y parecía hiperactiva, pero supongo que fue la novedad de sentir aquellos nuevos sonidos que hasta entonces habían sido desconocidos para ella. Imagino que con el tiempo ha hecho como hemos hecho todos inconscientemente: ignorar todo aquello que no es de nuestro interés.

Las dos últimas semanas han sido agotadoras. He tenido que hablar con varios profesores para organizarme las visitas al médico y las horas de examen de algunas asignaturas (y quien dice examen, dice presentaciones orales o entrega de trabajos). Irremediablemente el tiempo sigue su curso sin esperar por nadie y por muy mal que lo haya podido pasar ya terminó. La semana que estamos a punto de empezar representa que es de relax para aquellos que se lo hayan sacado todo a la primera y de estudio y repaso para aquellos que no. De todos modos, toca esperar a la publicación de las notas. La verdad es que no estoy demasiado satisfecha con lo que he hecho en estos exámenes, sé que podía haber hecho más, pero las circunstancias son las que son. Me la jugué en algunas, lo sé. Aún así tengo esperanza (no demasiada, por eso) en poder pasar limpia. Si no fuese así, espero que me avisen con tiempo...

martes, 3 de enero de 2012

Navidades asfixiadas

Si el año pasado tenía la sensación de que había dejado de lado mi vida social para dedicarme plenamente a los estudios este año simplemente me he aislado del mundo para poder con ellos. Las Navidades son para pasarlas en familia y la verdad es que siempre me ilusiono mucho con estas fechas porque tengo mucha ilusión por ver a la gente que quiero feliz con alguna cosa que yo le pueda aportar, pero este año está siendo especialmente difícil: la crisis económica y el poco tiempo.

Ese examen que suspendí al final quedó aprobado por los pelos (gentileza de la profesora) con la condición de seguir esforzándome para el siguiente parcial. Se lo agradezco de corazón y desde luego que me esforzaré, cada día lo hago e intento dar lo mejor de mí. A veces incluso me da la sensación de que estoy llegando a mi límite y que ya no me queda nada más por ofrecer. Aún así continuo adelante.

Lo confieso: hoy estoy pesimista. Supongo que es porque estoy hasta el cuello de faena y mi vida personal tampoco está acompañando demasiado. Primero fue el infarto cerebral de mi padre (del cual se va recuperando poco a poco y ya no es tan dependiente de mí) y ahora la operación de una de mis hijas. Desde hace varios meses que sabemos que la tienen que operar, pero hasta ayer no nos dijeron el día. ¡Y es que tampoco sabemos la hora! De momento tiene visita con el médico la semana que viene y a la otra la operan. Aún tienen que darnos los detalles. La gran casualidad es que ese mismo día tengo un examen y me da en la nariz que no voy a poder ir. ¡Eso sí que no! Mi hija pasa por delante de todas esas cosas. Le he enviado un correo al profesor explicándole lo que hay, así que si quiere hacer una excepción conmigo que la haga y sino iré a la recuperación. No es una operación complicada ni mucho menos, tampoco tendrán que ingresarla, pero eso no quita que sea una operación y que la niña tenga 4 añitos. Seguramente querrá a su mamá allí para cuando se despierte de la anestesia y es que la mamá también quiere estar al pie del cañón.

I'm rushing! Tengo tantas cosas que hacer y se me pasan los días que ni me entero. Vivo más horas en la biblioteca que en mi casa. Mi marido me dice que tiene una semana de vacaciones y yo solo veo la oportunidad de irme a estudiar sin preocuparme por una canguro. ¡Muy mal! Desde luego, estas épocas de entrega de trabajos y exámenes son una mierda, son estresantes hasta el límite. Bologna quería eliminar esto del "examen final" pero paradójicamente existe una semana de exámenes en el calendario escolar de la universidad.

En fin, que iremos haciendo sobre la marcha. Me fastidia mucho perder las últimas clases previas a los exámenes, pero lo que sí que tengo claro es lo que pasa por encima de todo esto: mi familia.