Aunque en mi caso ha tenido que venir otra persona a abrirla por mí. Ha sido tal el enclaustramiento mental que he sufrido estos últimos días con el tema en cuestión que he llegado a obcecarme y a no ver más allá. Una vez más ha sido Amanda la que me ha dado ese empujoncito para no rallar más el disco con la misma canción. Lo que me dijo, de alguna manera, yo misma ya me lo había planteado; pero parece que si és otra persona la que te lo dice tiene más peso o se ven las cosas con más claridad, con menos sombras.
Amanda me riñó por haber perdido una oportunidad de trabajar como la que me ofrecían en el archivo comarcal. Cree que no tendría que haber dicho nada de la universidad hasta no haber firmado el contrato, que descartarme por eso era injusto, pero que me lo había buscado yo solita. Que no lo vuelva a hacer. En cuanto al dilema que se me presenta si en septiembre me empiezan a llamar los colegios y guarderías, ella lo tiene muy claro: cree que ante todo vaya a la universidad porque tampoco es seguro que me llamen de algun sitio ya ni tampoco de que después de la entrevista me siga interesando el trabajo. Una vez haya empezado en la facultad vaya haciendo. Si me interesa alguan oferta de empleo y empiezo a trabajar que deje de lado las clases, hable con los profesores y les explique mi situación y que no me obsesione con aprovarlas todas sino solo aquellas que me vea capaz o que los maestros me den más facilidades. Los examenes del primer semestre son a finales de enero y allí tendré que evaluar lo que tengo que hacer para continuar en la universidad, ya sea repitiendo curso o pasando con los créditos mínimos. En definitiva, que sobre la marcha y a medida que se vayan aconteciendo los sucesos vaya actuando y haciendo en función de lo que más me convenga.
La verdad es que visto así parece mucho más simple que todas las historias que me había montado yo solita. Parece mentira lo retorcida que es la mente humana... Tendría que haber hablado con ella antes.
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