martes, 3 de enero de 2012

Navidades asfixiadas

Si el año pasado tenía la sensación de que había dejado de lado mi vida social para dedicarme plenamente a los estudios este año simplemente me he aislado del mundo para poder con ellos. Las Navidades son para pasarlas en familia y la verdad es que siempre me ilusiono mucho con estas fechas porque tengo mucha ilusión por ver a la gente que quiero feliz con alguna cosa que yo le pueda aportar, pero este año está siendo especialmente difícil: la crisis económica y el poco tiempo.

Ese examen que suspendí al final quedó aprobado por los pelos (gentileza de la profesora) con la condición de seguir esforzándome para el siguiente parcial. Se lo agradezco de corazón y desde luego que me esforzaré, cada día lo hago e intento dar lo mejor de mí. A veces incluso me da la sensación de que estoy llegando a mi límite y que ya no me queda nada más por ofrecer. Aún así continuo adelante.

Lo confieso: hoy estoy pesimista. Supongo que es porque estoy hasta el cuello de faena y mi vida personal tampoco está acompañando demasiado. Primero fue el infarto cerebral de mi padre (del cual se va recuperando poco a poco y ya no es tan dependiente de mí) y ahora la operación de una de mis hijas. Desde hace varios meses que sabemos que la tienen que operar, pero hasta ayer no nos dijeron el día. ¡Y es que tampoco sabemos la hora! De momento tiene visita con el médico la semana que viene y a la otra la operan. Aún tienen que darnos los detalles. La gran casualidad es que ese mismo día tengo un examen y me da en la nariz que no voy a poder ir. ¡Eso sí que no! Mi hija pasa por delante de todas esas cosas. Le he enviado un correo al profesor explicándole lo que hay, así que si quiere hacer una excepción conmigo que la haga y sino iré a la recuperación. No es una operación complicada ni mucho menos, tampoco tendrán que ingresarla, pero eso no quita que sea una operación y que la niña tenga 4 añitos. Seguramente querrá a su mamá allí para cuando se despierte de la anestesia y es que la mamá también quiere estar al pie del cañón.

I'm rushing! Tengo tantas cosas que hacer y se me pasan los días que ni me entero. Vivo más horas en la biblioteca que en mi casa. Mi marido me dice que tiene una semana de vacaciones y yo solo veo la oportunidad de irme a estudiar sin preocuparme por una canguro. ¡Muy mal! Desde luego, estas épocas de entrega de trabajos y exámenes son una mierda, son estresantes hasta el límite. Bologna quería eliminar esto del "examen final" pero paradójicamente existe una semana de exámenes en el calendario escolar de la universidad.

En fin, que iremos haciendo sobre la marcha. Me fastidia mucho perder las últimas clases previas a los exámenes, pero lo que sí que tengo claro es lo que pasa por encima de todo esto: mi familia.

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