jueves, 3 de julio de 2014

Un día a día diferente

Estaba deseando volver a la rutina para ejercer de madre, de esposa y de ama de casa como mínimo hasta que pusiera un poco de orden en mi hogar; sin embargo no está siendo así. Después de hacer la defensa del TFG me sentí liberada, como si después de varios mese de lucha constante y esfuerzo fuese unas especie de Houdini que por fin tiene éxito en su escapismo convencido de que en adelante las cosas serán distintas. Me sentía en una nube irreal creada por mi propio orgullo y las alabanzas de todos aquellos que habían confiado en mí. De hecho, sigo en la nube, disfrutando del momento...

Pero también tengo que tocar con los pies en el suelo y mirar directamente a la realidad, sin filtros. Lo más importante ahora es encontrar trabajo y empezar a aportar ayuda económica a la familia. Por eso me propuse empezar por el primer sitio dónde me gustaría trabajar: la editorial donde hice las prácticas. Fui allí, hablé directamente con la jefa, le conté cuáles eran mis intenciones y le pedí que fuese franca conmigo, que me dijera sinceramente si tenía futuro en esa empresa o no. Ella me correspondió y me dijo que hasta otoño no podía ofrecerme nada estable y que llegado el momento tampoco me lo podía prometer porque no dependía sólo de ella, sino también de cómo resultaban una serie de inversiones que tenía entre manos. Me dijo que no me tomara lo que me estaba diciendo como si me estuviera cerrando la puerta en los morros sino como si la dejara entreabierta para poderla atravesar en el futuro. También me sorprendió proponiéndome trabajar para ellos de manera externa a través de trabajos esporádicos que podría hacer desde casa. Acepté. Creí que sería una buena forma de no perder el contacto y de conseguir entrar poco a poco por la puerta de atrás. Tampoco era algo definitivo ya que tenía que consultarlo con el editor y decidir en todo momento si me podían mandar algo para hacer y el qué. Me fui de allí satisfecha, convencida de haber hecho lo correcto, pero con el miedo de pensar que tal vez no habían sido tan sinceros conmigo como parecía... ¡A veces soy una auténtica paranoica!

Por otro lado, y sin que lo buscase siquiera, me han ofrecido un puesto de trabajo en la misma ciudad en la que vivo. La ventaja es que no necesitaría utilizar ningún medio de transporte porque podría ir a pie, la desventaja es el horario que es por las tardes a partir de que los críos salen del cole ya que se trata de una escuela de Inglés. Siempre he dicho que mi propósito después de acabar la carrera no era ser profesora de inglés, aunque tampoco descartaba esa posibilidad, simplemente anteponía el resto; y la verdad es que cuando me ofrecieron el puesto acepté ir a la entrevista por cortesía pero con la mente clara de que aquello no era lo que yo quería. Sin embargo, a medida que maduraba la noticia me daba cuenta de que no era tan mal partido. Si tenía suerte y en la editorial me ofrecían trabajar de externa haciendo trabajos esporádicos podría combinármelo perfectamente con el trabajo de maestra y además me daba la opción de estudiar francés en la escuela oficial de idiomas por las mañanas, si al final me decido a hacerlo. Así que fui a la entrevista con un poco de indecisión que no quise mostrar aunque fui muy sincera con ella. Creo que causé buena impresión y ella también lo hizo en mí. Ahora me toca esperar hasta final de mes, que será cuando me diga cuál ha sido su decisión ya que quería entrevistar a un par de personas más y ver otras opciones antes de decidirse. El punto a favor que tengo es que yo llegué allí con muy buenas referencias, cosa que agradezco que hicieran por mí altruistamente. Gracias.

Durante la entrevista de trabajo de la academia me preguntaron cuál había sido el motivo por el que había cursado esa carrera en concreto y mi respuesta fue clara y tajante: por el amor que siento por la lengua. Adoro leer por placer y lo mismo me pasa cuando se trata de escribir. Se me pasan las horas y los días que ni me entero. Mi mundo se transforma y gracias a la literatura me redescubro cada día como espectadora del mayor de todos los espectáculos: mi propia imaginación. También me preguntaron que cuál sería mi trabajo ideal y le dije que escritora. Creo que la sorprendí por muchas de las respuestas que le di, pero de alguna manera creo que le gustó lo que vio y tengo cierta confianza con la respuesta que recibiré a finales de mes. Tal vez sea mi propia nube de orgullo la que me hace raramente confiada, pero debo confesar que me siento así.

Tengo el currículum hecho. Tengo intención de buscar faena. Tengo una corazonada. Tengo la sensación de que ahora todo es distinto. Tengo que confiar en mí misma después de todo lo que he pasado. Tengo mucho por vivir aún sin olvidar todo lo que va quedando atrás. Tengo todo el verano por delante antes de empezar con nuevas andaduras y, sin embargo, tengo la extraña sensación de que el tiempo se me acaba...

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