jueves, 17 de noviembre de 2011

Cojeando

Ya llevamos dos meses de curso y tengo la sensación de que no acabo de encontrar la rutina adecuada para seguir el curso. El año pasado lo tenía bien quedándome después de las clases en la biblioteca, pero este año es diferente porque comparto coche con mi prima y no me puedo quedar. ¿Qué pasa? Pues que me voy a casa y allí, inevitablemente, pierdo el tiempo. Me ahorro un dinerillo en combustible, pero pierdo tiempo. No entiendo muy bien por qué, pero es así y lo sé. Además las niñas este año salen media hora antes de la escuela y no acabo de cuadrar horarios. Todo esto está provocando que poco a poco me vaya adentrando en una fase de nerviosismo y ansiedad porque, sin darme cuenta, ya ha pasado la primera mitad de este cuatrimestre y tengo la sensación de que todavía no he hecho nada de provecho.

Por otro lado, y sin descanso, se acerca la Navidad. Papá Noël está como loco comprando los regalos de mis hijas e intentando no cargar los gastos en un solo mes. El hecho de que se acerquen días festivos me alegra por lo que significan (a mí me gusta estar con la familia), pero el deber me llama y creo que más de un día tendré que dejar un poco a la familia "de lado" para dedicarme completamente a los estudios. Es una lástima, pero es que es así. La universidad es una prioridad y la fiesta un placer. 

La verdad es que creo que hasta que no tenga las cosas un poco atadas voy a estar así, como estresada. Y no me refiero solo a los estudios también las compras navideñas y mi padre. Sí, mi padre. El mes pasado le dio un derrame cerebral y estuvo ingresado en el hospital una semana y media. Está bien. La cosa no ha sido grave pero una lesión cerebral es muy costosa de solventar. No puede moverse de casa y cada día le va una fisioterapeuta a hacerle una hora de recuperación a domicilio. Él sigue un poco con sus rutinas, sus quehaceres y no es que repose mucho, pero claro, el cuerpo se cansa enseguida y tiene que sentarse a descansar con frecuencia. La recuperación va a ser lenta, pero es muy probable que quede recuperado prácticamente del todo. Visto lo visto parece ser que ya le ha llegado la jubilación. A la fuerza, eso sí, pero viéndole las orejas al lobo como se las ha visto parece ser que se toma la vida con más filosofía y sobretodo con más paciencia. En parte, me alegro por ello. Pero claro, ahora mis padres dependen bastante de mí porque no se pueden mover de casa y alguien tiene que hacer la compra o ir al banco para sacar el dinero que necesiten. Y así estamos. He aquí otro motivo que me descentra de mis cosas. No les culpo ni mucho menos, pero son cosas que se van sumando. Desde luego, haré todo lo que tenga que hacer. Ellos ya lo saben porque se lo he dicho mil veces. Son mis padres y yo su hija. Es más, por desgracia solo me tienen a mí y si no estoy yo por ellos ¿quién lo va estar? Lo hago porque quiero y con gusto, pero una cosa no quita a la otra.

Pues así estamos: un poco con el agua hasta el cuello aunque respirando aun. No me voy a extender demasiado más porque en cierta manera aquí también estoy perdiendo el tiempo, pero la verdad es que hacía días que quería entrar en mi blog, actualizar la información y también ver qué tal van los blogs que estoy siguiendo. ¡Un beso a mis lectores!

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