viernes, 18 de agosto de 2017

¿Cuatro años de mi vida perdidos?

Lo admito: hoy me siento pesimista.

Los que seguís mi blog y lo leéis con asiduidad sabéis que me saqué la carrera con 33 años (empezando a los 29 y con las tres niñas en casa). Fue todo un reto, una afrenta personal que me costó mucho esfuerzo y muchos disgustos, pero finalmente lo conseguí y fue todo un orgullo personal. No hay palabras para describir la felicidad que me proporcionó acabar con esa etapa exitosamente. Sin embargo, desde 2014 que terminé han pasado ya tres años y muchas veces me he preguntado ¿si no quiero ser maestra para qué me sirve mi carrera?

Sí, pesimista total.

El verano pasado decidí reaccionar y me animé a estudiar un master que me alejara de la docencia porque, a pesar de que no quiero saber nada del tema, no he encontrado mucha cosa más. Ahora llevo un curso hecho de los dos en los que me lo he dividido, así que básicamente estoy en el ecuador. Aún así, no tengo la sensación de que las cosas vayan a cambiar cuando termine. También he estado estudiando un curso profesionalizador de administrativo (equivalente a un ciclo formativo de grado medio) y también he estudiado francés. No paro de formarme y cada vez me doy más cuenta de que no me lleva a ningún lado. De hecho, el otro día me hicieron una entrevista de trabajo y el entrevistador fue muy claro conmigo: "Veo que sabes un poquito de todo pero que no tienes ninguna especialidad" y así es. Parece que mi única especialidad es la docencia cuando en la universidad no hice prácticamente ninguna preparación pedagógica e intento evitar seguir en contacto con esta rama.

El colmo de hoy ha sido mirar ofertas de trabajo porque incluso en la administraciones públicas esta carrera sólo tiene cabida en la enseñanza. ¿Me equivoqué de carrera? Parece ser que sí, pero ya no hay vuelta atrás.

¿Acabaré encontrando mi lugar? Estoy muy frustrada...

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